SOCIEDAD › HéCTOR LAPLUMé, INFECTóLOGO

La gripe A y la común

 Por Pedro Lipcovich

Desde hoy, Buenos Aires y su conurbano son igualitos a Nueva York, por lo menos en cuanto al abordaje de la gripe A. Los procedimientos que se practican en Estados Unidos fueron el ejemplo que tomó el presidente de la Sociedad Argentina de Infectología –y miembro del Comité de Expertos que asesora al Ministerio de Salud de la Nación en el abordaje de la gripe A– para graficar cómo se trabajará de aquí en más en el área donde el virus ya se diseminó en la comunidad: quien tenga gripe A pero no padezca insuficiencia respiratoria aguda no necesita internación ni medicación específica; el paciente en quien se presenten problemas respiratorios importantes (causados por el virus mismo o por sobreinfección bacteriana) deberá ser internado; el paciente que pertenezca a un grupo de riesgo –como la diabetes, los problemas inmunitarios o la edad avanzada–, deberá recibir antivirales específicos. El especialista reiteró que la mortalidad por este virus es “igual o menor a la de la gripe estacional” pero advirtió sobre la posibilidad de un cambio en su “genio epidemiológico”, por ejemplo si se combina con otros virus circulantes.

–A partir de la semana pasada aumentaron notablemente los casos y se verificó la diseminación del virus en la comunidad, por lo menos en la ciudad de Buenos Aires y los dos primeros cordones del conurbano. En una primera etapa, cuando eran unos pocos casos que venían de fuera del país, se trataba de lograr que la diseminación fuese lo más lenta posible, aunque se sabía que no iba a poder detenerse la enfermedad. Este criterio sigue válido para la mayoría de las provincias, donde hay uno o dos casos. Pero en el área metropolitana ya es necesario otro abordaje –explicó Héctor Laplumé, presidente de la Sociedad Argentina de Infectología y miembro del Comité de Expertos que asesora al Ministerio de Salud.

–¿Qué consecuencias tiene ese cambio?

–En el área metropolitana se procederá como ya se hace en Estados Unidos. Allí ya no se intenta contener la propagación ni se trata a todo el mundo, sino a los que corresponde tratar.

–¿Quiénes son?

–Lo determinante es el criterio clínico: si el paciente tiene insuficiencia respiratoria aguda, requiere internación. Y las indicaciones de tratamiento con medicación antiviral (oseltamivir o zanamivir) son similares a las que tiene la vacuna contra la influenza: las personas mayores de 65, los menores de cinco años que tengan alguna enfermedad previa, como problemas respiratorios o metabólicos. También pueden recibir medicación antiviral los pacientes con gripe A que tengan enfermedades cardiovasculares como la insuficiencia cardíaca, personas con diabetes o que estén inmunodeprimidas por haber tenido trasplantes de órganos, por tener VIH o por otros motivos. Los contactos de los pacientes recibirán profilaxis con antivirales si presentan estas condiciones de riesgo.

–Recordemos los síntomas de la gripe A.

–Fiebre superior a 38 grados; congestión nasal, tos, dolor de cabeza y dolores musculares; eventualmente puede haber vómitos o diarrea. Los síntomas más habituales son la tos y la fiebre.

–No se distingue de la gripe estacional...

–Es imposible distinguirlas por sus síntomas, pero no es necesario hacerlo para determinar el tratamiento, que se establece según la condición clínica de cada paciente. Los diagnósticos de laboratorio se siguen haciendo en los casos graves y también, en uno de cada diez casos, con fines de vigilancia epidemiológica, para monitorear cuál es el virus predominante.

–El virus se está extendiendo en el conurbano bonaerense, en sectores de mayor vulnerabilidad socioeconómica: ¿qué consecuencias puede tener esto?

–Los primeros contagios se registraron en gente cuyo nivel socioeconómico le había permitido viajar al exterior, pero, al diseminarse en la comunidad, era previsible que la enfermedad llegara a grupos más vulnerables, y se puede tener una mayor morbimortalidad. Confiamos en que se podrá dar respuesta a la pandemia y en que no se produzca una explosión en la cantidad de casos. Hasta ahora, la mortalidad no parece ser mayor que la de la influenza estacional: los registros indican una mortalidad del 0,7, lo cual es incluso algo menor que la de la gripe estacional. Pero no se puede saber si el virus cambiará bruscamente su “genio epidémico”; por ejemplo, no puede descartarse la posibilidad de que se combine con el virus de la gripe estacional y dé origen a un nuevo virus.

–En muchos casos, los afectados son niños o adolescentes...

–Hay una alta trasmisibilidad en la población joven, que parece la más vulnerable: es probable que en las personas de más edad haya cierta inmunidad cruzada, ya que casi todas las personas mayores han tenido, a lo largo de su vida, exposición a diferentes virus de la influenza.

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