SOCIEDAD › LOS ARREGLOS DE LA ESTACIóN FLORES Y LOS PEATONES QUE CRUZAN MAL

En el día después, la insensatez siguió intacta

A puro silbatazo, dos banderilleros de TBA intentaban controlar el flujo de peatones que cruzaba la vía a la altura de la estación Flores. A pesar de haber sido escenario de un grave accidente el día anterior, el lugar no parecía transmitir demasiada inquietud. Muchos de los que pasaban por allí continuaban con la imprudencia habitual, como si nada hubiese ocurrido. La falta de precaución quedó reservada sólo para quienes andaban de a pie, ya que la calle Artigas permaneció cerrada por las obras de reparación pos accidente. “La gente no quiere perder cinco minutos”, tituló el cuadro un vecino.

El cruce de Artigas mostraba ayer por la tarde un paisaje caótico. Obreros que, entre tren y tren que pasaba (con la habitual frecuencia), acomodaban los nuevos pedazos de vías. Banderilleros que con los silbatos y algún grito buscaban evitar que temerarios peatones fueran arrollados por una formación del Sarmiento. Algunos transeúntes que levantaban manualmente la barrera para autos, a pesar de que funcionaba bien, para intentar descomprimir los pasos por los laberintos correspondientes a los peatones.

Curtida en este rodaje, Beatriz miraba la escena. “La gente siempre se manda a cruzar, aunque tiene al lado el tren que está por salir”, comentó la mujer, en un intento por explicar que allí “no hay respeto por nada”. A unos metros, Salomón, de larga data en el barrio, concatenó: “La barrera siempre anda mal, los automovilistas y los peatones son muy mal educados, y nadie quiere perder cinco minutos”. Con esa sumatoria de factores como soporte, “acá arriesgar la vida es algo normal”, observó.

“Mirá cómo esa mujer se para a mirar en medio de la vía”, apuntó un policía, con cierta resignación. El agente, que suele caminar la zona, entiende que la capacidad de los banderilleros para evitar siniestros “es muy limitada”. Es que a pesar de las alertas del personal ferroviario muchas personas “cruzan al límite”. “La única solución a esto es educación vial. No hay otra forma”, dijo con convicción el policía.

“Esto está colapsado, podrido”, exclamó Gustavo en referencia al Sarmiento y sus pasos a nivel. “Colas de diez cuadras, puteadas, bocinazos, un banderillero que te levanta la barrera. Esto no va más. Que hagan las obras”, pidió el hombre.

Poco antes de las 19, los operarios que trabajaron en la reparación de la estación Flores comenzaron a retirarse. Durante la jornada de ayer, hicieron cambio de vías, colocación de nuevas rejas linderas a la barrera, reposición completa del laberinto peatonal arrancado por el colectivo siniestrado, y reconstrucción de parte del andén. “Tendrían que poner una barrera más, del otro lado de la vía”, sugirió una mujer. Así, “seguro que no pasan más cuando no deben”, evaluó, mientras los encargados de obra dejaban la zona.

Ya sin los trabajadores sobre las vías, los trenes seguían su ruta sin bajar la velocidad en Flores, única estación cerrada durante el día de ayer. En tanto, decenas de peatones mantenían su rutina y exigían alerta máxima de los banderilleros. “Adentro del laberinto”, “no se paren en la vía, por favor”, “no se asomen, gracias...”, pedían una y otra vez.

Informe: Leonardo Rossi.

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