SOCIEDAD › EL JUICIO A CINCO POLICIAS ACUSADOS EN TUCUMAN

Perpetua por el crimen de Ismael

 Por Horacio Cecchi

Uno de los dos uniformados enjuiciados por matar a golpes a Ismael Lucena, en Tucumán en 2011, Becero Mondino, fue condenado a perpetua por los jueces Alicia Freidenberg, Dante Ibáñez y Néstor Macoritto. El otro principal acusado, Arturo Monserrat, resultó absuelto del homicidio y fue condenado a 7 años por lesiones agravadas y amenazas agravadas con arma de fuego. También 7 años recibió José Francisco González, por encubrimiento agravado y falsedad ideológica de documento público. Otros dos uniformados, Rubén Tejerina y Antonio Zelarayán, fueron condenados a tres años por encubrimiento agravado, con ejecución condicional.

“Estamos muy conformes con la sentencia. Estos fueron cuatro años de lucha no solamente por la causa de Ismael. Desde lo más profundo aprendimos lo que es la violencia institucional”, dijo la abogada de la familia querellante, Julia Albarracín. “Quedó demostrada una problemática muy profunda que hay en la provincia en relación al abuso que hace la policía de la violencia y cuando esto sucede lo único posible es la condena por parte de la Justicia y la sociedad.”

Isabel de Lucena, cuñada de Ismael, que impulsó la denuncia desde el principio dijo que “se hizo justicia. Ya le voy a poder decir al negro (por Ismael) que cumplí con mi promesa gracias al apoyo de toda la gente que me acompañó durante todos estos años y a nuestros abogados que trabajaron incansablemente sin cobrarnos un peso. Yo sola no hubiera podido”.

El 12 de mayo se entregarán los fundamentos. Es probable que luego, la querella vaya a Casación por la condena a Monserrat. Consideran que fue coautor, partícipe y encubridor.

El crimen fue cometido la madrugada del 11 de noviembre de 2011, cuando Ismael regresaba junto a Marcelo “Pipi” López de visitar a una amiga. En un momento, comenzaron a ser seguidos por dos hombres que, luego se determinó, que eran dos policías (Mondino y Monserrat) sin uniforme. Lucena y López empezaron a correr porque pensaban que querían asaltarlos, pero los policías los alcanzaron y los golpearon. Los dos jóvenes fueron trasladados al destacamento del barrio El Gráfico, donde Lucena se descompensó producto de los golpes recibidos y murió finalmente en el hospital Padilla. En la seccional, el uniformado González labró un acta trucha, en la que señalaba que Lucena y López habían sido golpeados por dos asaltantes.

La letra de los alegatos de los defensores es la base que sostiene el sistema de violencia institucional y que por esta vez no funcionó: “No fue un golpe para matarlo –dijo en su alegato el defensor Cergio Morfil–. No fue con una masa, fue con una pistola. Fue para reducirlos, como lo hace la policía en todos lados.” Una letra que, por lo común, se acepta sin leer.

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