SOCIEDAD › UN DíA DE ARGUMENTOS

Por qué el sí

Que “las instituciones jurídicas cambian a medida que cambia el reconocimiento a los derechos humanos” formó parte de los argumentos de Rachid. Luego, la misma línea, desde la historización de otras transformaciones sociales, tuvo su correlato en la intervención de la presidenta de la Fundación para el Estudio e Investigación de la Mujer, Mabel Bianco, quien señaló unas cuantas semejanzas entre el debate actual y los que antecedieron al derecho al voto para las mujeres y, “hace poco tiempo”, la ley de divorcio.

La afirmación de que la ampliación del matrimonio civil es un debate exclusivamente porteño fue uno de los nuevos argumentos puestos sobre la mesa. Encontró ayer mismo, sin embargo, su refutación. En muchos casos, lesbianas, gays, bisexuales y trans “emigran a las grandes ciudades” porque en sus pueblos y provincias “no tienen las garantías para vivir una vida con dignidad”; que en las grandes ciudades tengan “un mayor nivel de visibilidad” no significa que sólo en ellas vivan las personas LGBT, señaló Paulón (una acotación en la que, más tarde, coincidió Alex Freyre). Sólo unos minutos después la presidenta de la ONG La Fulana ponía el cuerpo y la historia personal para demostrar que, en su propio caso, fue así. “Soy de La Plata, vine hace 12 años a la ciudad de Buenos Aires para vivir mi sexualidad libremente, lo que nos pasa a muchos y a muchas. Y por 12 años mi nombre fue Claudia Castro”, contó comenzando a sollozar. Ayer, en cambio, se presentó como Claudia Castrosín Verdú, sus apellidos completos tal como figuran en sus documentos. La diferencia, explicó al borde de las lágrimas, tenía una razón: “Lo hice siempre para proteger a mis viejos, para que no sufrieran”. A su lado, Negre, que sólo había mostrado signos de inquietud cuando se habló sobre el Opus Dei en la reunión, pareció conmoverse; mientras alguien acercaba un vaso de agua, ella revolvía su cartera para dar con unos pañuelos de papel, que alcanzó a Castrosín Verdú. “Este es un día súper importante, que voy a guardar siempre”, continuó ella antes de comenzar a leer un texto preparado y que afirmaba que “nos rehusamos a ser víctimas” y recordaba a la joven Natalia Gaitán (asesinada dos meses atrás por el padre de su novia).

Unas horas antes de la reunión, dijo el presidente de la Asociación Civil Vox, Guillermo Lovagnini, un coronel le preguntó si iría al Senado. La escena transcurrió en el Ejército, en cuya obra social Lovagnini trabaja. “Esa institución –agregó refiriéndose a la castrense– cambió y cambia. Y las instituciones deben cambiar”, agregó. “Nunca creí estar acá, en este recinto, como gay. Me emociona”, dijo, y aclaró que el proyecto “no es para agredir a nadie, sino para sentarnos en la misma mesa todos juntos”.

Sobre el final, tras desmontar “falacias” como el “matrimonio natural”, el investigador Flavio Rapisardi se reivindicó como “hijo gay de una familia de obreros del conurbano bonaerense” y pidió la aprobación del proyecto porque, “como dijo la compañera Evita: ‘donde hay una necesidad, hay un derecho’”.

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