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El yoga de los nudistas

Cuesta imaginar actividades nudistas más allá de tomar sol, meterse al agua o caminar. Sin embargo, las hay de las más variadas. Por ejemplo, desde hace poco más de un año, en Buenos Aires se puede practicar yoga desnudo. La idea se le ocurrió a Eduardo (www.sernudista.com.ar), profesor de yoga, en el verano de 2003 mientras conversaba con nudistas que habían conocido los beneficios de esta práctica ancestral combinados con los del nudismo, en España y Estados Unidos. Así fue que desde hace poco más de un año Eduardo da clases de yoga sin ropas no sólo para nudistas. “Hoy en día llega gente sin tener la más mínima experiencia sobre nudismo”, dice.
Las clases están planteadas en grupos de no más de cinco personas. En un principio eran mixtas y hoy están divididas en grupos de varones por un lado y parejas por otro porque las mujeres solas no se han animado. En su mayoría son profesionales de entre 30 y 50 años. Ezequiel, actor y empleado de una telefónica, decidió animarse después de que su psicólogo le recomendara practicar yoga. “Me incentivó el hacerlo desnudo”, cuenta. “Hubo una sola posición que me molestó y tuve que correr los genitales de lugar pero fue mínimo y no tapó lo lindo de hacerlo”, dice. El único requisito es llevar una manta o toalla para poner sobre la colchoneta. Las clases no difieren de cualquier otra de Hatha Yoga. Duran una hora y cuarto, comienzan con estiramientos suaves, luego se realizan posturas o asanas y trabajos de respiración y una meditación guiada. ¿Hay beneficios por practicar sin ropas? Eduardo cree “la ropa no aporta ni quita nada, de manera que se puede prescindirse de ella”.

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