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Domingo, 8 de abril de 2007

APORTE DEL AGRO AL CRECIMIENTO DEL PIB

El mito del campo

El alza de la producción agropecuaria es innegable. Pero la contribución al incremento del PIB en el ciclo 2002-2006 no llega al 3 por ciento del aumento.

 Por Claudio Scaletta

Uno de los tópicos más corrientes en materia agropecuaria se concentra en el gran aporte que el sector realiza a la economía, situación a la que se agregan los grandes cambios tecnológicos y de gestión que habrían permitido la expansión.

Sin duda el crecimiento de la producción agropecuaria es innegable, y este año será realmente para festejar. Lo mismo sucede con las mejoras tecnológicas y, por supuesto, con el aporte al superávit fiscal originado en el desdoblamiento sectorial del tipo de cambio vía retenciones. Pero el panorama cambia cuando el análisis deja de hacerse desde el sector y se mira la participación del campo en el conjunto de la economía, tanto visto desde su aporte al crecimiento en los últimos años como desde la dinámica exportadora.

Un reciente trabajo del Cespa-UBA difundido esta semana –cuyo tema no es el campo, sino la evolución del Producto desde la salida de la convertibilidad– presenta un buen punto de partida para, al menos, poner en jaque las afirmaciones tradicionales. Las cifras presentadas por la investigación de Jorge Shvarzer y Pablo Orazi, que finalmente no son otras más que las del Indec, muestran que el Agro no figura entre los sectores que más contribuyeron a que el PIB se encuentre algo más de 15 puntos por encima de su record de 1998. En rigor, “su aporte al crecimiento en todo el ciclo de 2002 a 2006 no llega al 3 por ciento del aumento” y fue prácticamente nulo en el último año. Esto no significa negar sus aportes a otros sectores, como el de las Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) y el transporte, por cierto muy difíciles de medir, sólo que, como destaca el Cespa, el aporte no modifica sustantivamente el balance.

Es probable que la cifra más rutilante del agro se vea por el lado de las exportaciones, el segundo componente del Producto que, junto con la Inversión, traccionó el PIB durante los últimos 4 años. Sin embargo, aquí también existen matices que vale la pena considerar.

En 2006 las ventas al exterior alcanzaron los 46.600 millones de dólares, lo que significó un aumento de alrededor de 21 mil millones en relación a 2002. De este total, 10 mil millones se explican por aumentos de cantidades vendidas y 8000 por aumentos de precios, siendo los 3000 restantes una combinación de ambos. La variable precios tuvo impacto en dos bienes clave, el petróleo y la soja, lo que aportó a la impresión general de que la economía local exporta esencialmente estos dos bienes. De hecho en 2003, cuando se comenzó a salir de la crisis, ambos productos explicaron el 73 por ciento de aumento de las exportaciones, mientras que en 2006 sólo representaron el 20 por ciento de la variación. Esta pérdida de participación de los dos bienes otrora claves es la que lleva Shvarzer y Orazi a hablar del “Mito del petróleo y de la soja”, que por extensión podría ser también el “mito del campo”. Ello no quita que el complejo sojero siga representando el 19,3 por ciento de las exportaciones (contra casi el 20 en 2003) y que haya mostrado un significativo incremento bruto del 43 por ciento desde 2003, sólo afirma que la participación del agro en el producto viene en picada, especialmente por el aumento de las Manufacturas de Origen Industrial, las que en 2007 superarían a las MOA consolidando un cambio estructural.

Quizá la limitación de la argumentación expuesta esté en la naturaleza del recorte que realizan las estadísticas cuando la oferta se divide sectorialmente. Es muy posible que el verdadero aporte del sector agropecuario se dé allí donde funciona no como productor de bienes finales sino como el eslabón inicial de los circuitos agroindustriales, pero en este caso ya no se está hablando de campo sino de las industrias del aceite, la carne y los lácteos, entre otras.

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La cifra más rutilante del agro se registra por el lado de las exportaciones.
Imagen: Alejandro Elias

Agro

Durante el primer bimestre del año, el Senasa certificó exportaciones de productos de origen animal y vegetal a los países que integran el Mercosur por 1.812.598 toneladas y 466,3 millones de dólares, un crecimiento del 18 por ciento en volumen y del 35 por ciento en divisas.

De acuerdo con el relevamiento de la Bolsa de Cereales (ICA-Marzo), la venta de tractores y cosechadoras para febrero ascendió a 291 y 164 unidades, respectivamente.

El Senado aprobó un proyecto de ley que establece que los aportes previsionales de los trabajadores rurales –estimados en más de un millón– y de otras actividades con alta rotación laboral o tareas temporarias tendrán un tratamiento especial y pasarán al régimen público.

 
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