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Domingo, 5 de febrero de 2012

LAS POLíTICAS DE CIENCIA, TECNOLOGíA E INNOVACIóN

Estrategia de desarrollo

La ciencia, la tecnología y la innovación son elementos fundamentales en la construcción de un estilo de desarrollo basado en el empleo de calidad y la ciudadanía como vectores de la cohesión social.

 Por Ariel Gordon *

Las políticas de ciencia y tecnología en Argentina, y en América latina, han sido analizadas en diferentes períodos históricos en el contexto de la reflexión sobre la problemática del desarrollo. Las ciencias sociales latinoamericanas, desde el estructuralismo cepalino, hasta la teoría de la dependencia, pasando por las reflexiones específicas sobre la política científica que aportaron autores como Jorge Sábato, Amílcar Herrera y Oscar Varsavsky contribuyeron a este debate. Luego del repliegue del período neoliberal, esta discusión sobre el papel de la ciencia, la tecnología y la innovación en el desarrollo del país ha sido recuperada.

El período político que se inició en 2003 reinstaló el papel del Estado como agente coordinador de la economía. Desde entonces el crecimiento de la economía fue inédito y, en un contexto de auge de las materias primas, la política económica permitió que la industria manufacturera fuera un eje de la expansión de la producción y la generación de empleo. En este contexto, se instaló la discusión por el modelo de desarrollo en la agenda política, jerarquizándose a la ciencia, la tecnología y la innovación como herramientas para el logro del mismo.

En tanto la brecha entre países ricos y pobres no es sólo una brecha de riqueza, dotación de recursos y productividad, sino también de conocimiento, las políticas de ciencia, tecnología e innovación son fundamentales en la recuperación del Estado como agente coordinador de un sendero de desa-rrollo inclusivo.

El próximo año se cumple una década de importantes y sostenidos avances en las políticas de ciencia, tecnología e innovación, los cuales han sido acompañados por la creación por primera vez en la historia de un Ministerio específico para el área. El eje de las políticas de los gobiernos kirchneristas en esta materia ha sido la formación de recursos humanos altamente calificados. Esto ha sido un acierto en la medida que la ausencia de recursos humanos calificados es un cuello de botella mucho más grave, y más difícil de revertir, que la falta de financiamiento. Formar a un doctor lleva doce años aproximadamente, en tiempos ideales, entre estudios de licenciatura, maestría y doctorado.

De 2003 a 2010, los investigadores del Conicet aumentaron un 67 por ciento, los becarios un 242 por ciento, no sólo aumentándose la base de recursos humanos, sino también revirtiéndose el envejecimiento de la población científica. Asimismo, las mejoras en las condiciones de trabajo a partir del aumento de la inversión en I+D y los incrementos salariales permitieron el regreso de investigadores argentinos en el exterior a través del programa Raíces. Actualmente Argentina cuenta con la mayor cantidad de investigadores cada mil personas de la población económicamente activa de América latina.

Este positivo escenario permite reflexionar acerca del papel que les cabe a las políticas en ciencia, tecnología e innovación en la profundización de la transformación productiva. La reconversión profunda de la matriz distributiva en el mediano plazo, más allá de la importante contribución de las políticas sociales y laborales, requiere de la configuración de una matriz productiva basada en productos de alto valor y conocimiento agregado. El período de políticas de apoyo a la ciencia permitió recuperar las capacidades en I+D, sin las cuales sería imposible planificar una política en ciencia, tecnología e innovación.

En este sentido, el período de políticas de apoyo a la ciencia debe dar lugar a un período de políticas de apoyo en la ciencia.

Se trata entonces de articular las políticas de ciencia, tecnología e innovación con las políticas públicas en otras áreas de intervención pública.

La investigación, el desarrollo tecnológico y la innovación (tecnológica, pero también social y política) constituyen herramientas para el aumento de la competitividad y el empleo de calidad, para la resolución de problemas sociales, como así también para la mejora de la gestión estatal.

Hoy contamos con una base de nuevos doctores. La formación doctoral es el máximo estadio de formación universitaria, que prepara para la producción de conocimiento nuevo a partir de un enfoque científico de los problemas en las distintas áreas del conocimiento. Aquellos que sigan la carrera de investigador pasarán a fortalecer la investigación pública en organismos de investigación y en las universidades nacionales (donde sería bueno promover la ampliación de los concursos docentes), pero es necesario pensar también su inserción en otros ámbitos desde los cuales contribuir al desarrollo del país.

En ese sentido, por un lado, fomentar su inserción en empresas para la mejora de la competitividad a partir de la incorporación de conocimiento agregado a nuestra producción, impulsando el aumento de la aún escasa inversión privada en I+D. Por el otro, a la administración pública, para dotar al Estado de mejor capacidad de gestión en sus distintos ámbitos de intervención.

Las ciencias sociales pueden y deben jugar un papel importante en el desarrollo socioeconómico, y la investigación aplicada en ciencias sociales al servicio de la gestión estatal es un ejemplo de transferencia en este sentido. El aprovechamiento del esfuerzo público hecho en el aumento de la inversión en la formación de recursos humanos requiere del fomento de estos vínculos y transferencias.

La búsqueda de una respuesta propia a la pregunta por el modelo de desarrollo cuenta con un importante legado histórico, pero sólo la construcción colectiva podrá formular nuevas respuestas para los nuevos desafíos. En este sentido, la ciencia, la tecnología y la innovación son elementos fundamentales en la construcción de un estilo de desarrollo basado en el empleo de calidad y la ciudadanía como vectores de la cohesión social

* Docente investigador UNQ-Redes-UBA. Politólogo de Generación Política Sur (GPS).

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“Se trata de articular las políticas de ciencia con las políticas públicas.”

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-“Las políticas de ciencia y tecnología han sido analizadas en diferentes períodos históricos en el contexto de la reflexión sobre la problemática del desarrollo.”

-“El período político que se inició en 2003 reinstaló el papel del Estado como agente coordinador de la economía.”

-“El próximo año se cumple una década de importantes y sostenidos avances en las políticas de ciencia, tecnología e innovación.”

 
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