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Sábado, 30 de abril de 2016

FINANZAS › LA APLICACIóN DE LA TECNOLOGíA EN WALL STREET

Velocidad bursátil

Una serie de empresas desarrollaron los programas necesarios para detectar los movimientos repentinos, aislados y breves de las acciones para comprar y vender rápidamente.

 Por Esteban Magnani

Cuando el desarrollo del capital de un país se convierte en subproducto de las actividades propias de un casino, es probable que aquél se realice mal.
John M. Keynes, “Teoría General de la ocupación, el interés y el dinero”.


La crisis del 2008 ha logrado, y no por las mejores razones, que las actividades de la bolsa, particularmente Wall Street, convoquen la atención del gran público. Además de numerosos artículos especializados intentando explicar la crisis, la temática ha logrado cruzar la frontera hacia la masividad a través de documentales como “Inside Job” (entre otros premios, ganó un Oscar en 2011) o la más reciente “La gran apuesta” (también multipremiada). En ambas puede verse hasta qué punto se alejaron los movimientos de dinero especulativo de cualquier objetivo de inversión real y productiva. También queda claro que, gracias a los movimientos bruscos en la bolsa, quiénes saben moverse pueden hacer fortunas en muy poco tiempo.

Como suele decirse la crisis es una oportunidad, pero ¿cómo hacer dinero rápido en momentos de estabilidad? Esta pregunta se hicieron quienes manejan fondos de inversión. La mayoría de estas transacciones no afectan los precios de las empresas involucradas, pero cuando el que necesita comprar o vender es una institución grande puede que el volumen logre afectar ligeramente el valor por un breve período de tiempo. Quién logre detectar estos movimientos rápidamente (“microoportunidades”) puede comprar rápidamente mientras el precio es bajo y vender cuando vuelve a la normalidad. Por supuesto, está el riesgo de que la caída sea más bien una tendencia y no una situación puntual, por lo que no llegará nunca el tiempo de recuperar lo perdido. Para averiguarlo es necesario analizar a toda velocidad un volumen muy grande de datos de esa y otras cotizaciones; caso contrario se puede apostar equivocadamente.

¿Cómo procesar tanta información lo suficientemente rápido? La respuesta, como era de esperar, la dio la informática. En 1998 la Securities Exchange Comission, responsable de regular la bolsa en los Estados Unidos, autorizó la Actividad Bursátil de Alta Frecuencia o High-Frequency Trading en inglés (HFT) por medios electrónicos, incluso sin intervención directa de un humano. Una serie de empresas desarrollaron los programas necesarios para detectar los movimientos repentinos, aislados y breves de las acciones para comprar y vender rápidamente. Al principio “rápidamente” se definía en segundos; más recientemente en mili y microsegundos por la creciente competencia entre inversores que se disputan ese mismo mercado e invierten cada vez más en desarrollos informáticos capaces de generar 50.000 transacciones por segundo. Es cierto que a veces se pueden cometer errores puntuales, pero la cantidad de inversiones en las que se divide el riesgo y programas que aprenden de los errores, el balance final diario es casi siempre positivo.

Al principio del nuevo milenio este tipo de transacciones llegaba a representar el 10 por ciento del total, pero su volumen comenzó a crecer repentinamente hasta ser responsable de más de la mitad de todas las transacciones bursátiles de Wall Street. Su peso y su actividad frenética le dieron más volatilidad al mercado y favoreció algunos “Flash Crash”, es decir quiebras bursátiles repentinas y pasajeras: al sumar presión sobre la bolsa en un momento de fragilidad puede generar una bola de nieve capaz de arrastrar todo un mercado por un tiempo, como ocurrió el 6 de mayo de 2010 en la bolsa de New York.

La situación llegó a tal punto que comenzó a hablarse de una regulación de este tipo de “inversiones” cobrando un impuesto. También se estudió la posibilidad de establecer límites de velocidad de 350 millonésimas de segundo para las compras y de esta manera igualar las posibilidades de empresas que se encuentran alejadas de New York, lo que retrasa sus órdenes de compra en pocos microsegundos fatales (recordemos que los datos se mueven como pulsos de luz a través de fibra óptica, solo interrumpida por algún dispositivo intermedio). El conocimiento informático se ha transformado en una herramienta determinante para el negocio e incluso recientemente liberaron a un ex programador de Goldman Sachs que robó a su antiguo empleador un código confidencial usado para transacciones de tipo HFT.

La cantidad de dinero en juego disputada por más y más empresas disparó un debate en el que hasta se han involucrado los pre candidatos presidenciales. La creatividad en el mundo de los negocios en Wall Street podrá seguir así inspirando a Hollywood.

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Desarrollos informáticos en Wall Street capaces de generar 50.000 transacciones por segundo.
Imagen: EFE

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-¿Cómo procesar tanta información lo suficientemente rápido? La respuesta, como era de esperar, la dio la informática.

-En 1998 la SEC autorizó la Actividad Bursátil de Alta Frecuencia o High-Frequency Trading en inglés (HFT) por medios electrónicos.

-Al principio de 2000 este tipo de transacciones representaba el 10 por ciento del total, y hoy es más de la mitad de las transacciones de Wall Street.

 
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