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Domingo, 1 de febrero de 2009

ENFOQUE

Mitología sobre el Indec

 Por Claudio Comari

En el suplemento Cash del domingo 25 de enero se publicó una columna de opinión de Javier Lindenboim, en la que expone una buena parte de los clichés que ya hace dos años se reiteran en contra del Indec en casi todos los medios de comunicación.

Tomando como punto de partida una serie de juicios descalificatorios hacia la labor que cotidianamente desarrollan la casi totalidad de los trabajadores, técnicos y profesionales del Instituto, esos clichés pivotean sobre tres construcciones míticas:

1. El mito de la construcción “neutral” del conocimiento llevado adelante por “neutrales” profesionales sin intereses ni ideología, que al parecer no votan ni tienen simpatías políticas, que producían indicadores “neutros” de forma “neutra” para bien de la comunidad.

2. El endiosamiento de esos indicadores “neutros”, tanto en su definición como en su elaboración, y la herejía que supone pretender someterlos a revisión y/o crítica, ya que su legitimidad se funda en la indiscutible legitimidad de los “expertos” que los ha creado.

3. La producción de estadísticas en manos de profesionales o técnicos ajenos a la corporación de los “expertos reconocidos” (por la misma corporación) ha redundado en una sensible pérdida de información.

Vamos a ir de atrás para adelante. Lindenboim afirma que “estamos a ciegas” porque los datos son escasos y no le permiten conocer algunos tópicos de su interés. Se podría decir que no hay peor ciego que el que no quiere ver: si, como expresa en su nota, le interesa saber qué pasa con la composición del empleo asalariado sin planes de empleo en cuanto a trabajo protegido o no, podría consultar el comunicado del Indec del 27 de octubre, “Cambios en el Mercado de Trabajo durante el período 2003-2008”; si le interesa conocer la evolución territorial de la ocupación, puede consultar los “lacónicos comunicados trimestrales”; si quiere saber acerca de la evolución de los sectores, o las remuneraciones de subconjuntos relevantes de ocupados, puede acudir a los múltiples indicadores económicos que el Indec publica; si lo que le interesa es que le muestren la metodología del IPC base 2008, fácilmente puede obtenerla en la página web del Indec.

Las bases de microdatos de la Encuesta Permanente de Hogares que el autor de la nota reclama, nos lleva a su vez a los otros mitos, ya que su publicación se ha diferido por la ejecución de trabajos de revisión de procesos inadecuados, al detectarse numerosas irregularidades que corresponde corregir. Malas noticias para los que sostienen el mito del perdido mundo ideal: la gente se equivoca aun si se trata de “expertos reconocidos”, y corregir no es sinónimo de manipular.

Se dará cuenta el lector de que la corrección de irregularidades no siempre puede ser rápida, ya que requiere de múltiples estudios y pruebas que permitan soluciones correctas y satisfactorias en contextos de total normalidad; entonces, diferir no es sinónimo de ocultar.

En ese relato de los clichés, la ruptura de la “normalidad” se debe exclusivamente a la “desafortunada iniciativa” del Gobierno nacional. Yo creo que debiéramos preguntar: ¿es normal afirmar que proveer bases de microdatos al público (en forma casi instantánea, agrego) es obligación irrenunciable del Estado, y a la vez horrorizarse por la “intromisión” de un secretario de Estado que solicita conocer información oficial con mayor nivel de desagregación?; ¿es normal que se intentara interrumpir la producción estadística porque el Poder Ejecutivo Nacional, en uso de sus facultades, designó un director nacional que a una parte del personal de la EPH no le satisficiera?; ¿es normal que periodistas reproduzcan y amplifiquen denuncias falsas?; ¿es normal que la oposición al Gobierno realice su campaña electoral en las puertas del Indec? Podría seguir enumerando hechos a todas luces anormales, pero lo más anormal sería considerar que no hay intereses en las acciones de activistas gremiales, dirigentes políticos, consultores privados e importantes agentes económicos.

En los últimos días, una feroz campaña a través de los multimedios pretende imponer que se cambiará la forma de medición de indicadores de mercado de trabajo, tergiversando los fines y motivos de la inclusión de una nueva pregunta en los formularios (que, por otra parte, se administrará sólo a las personas que se categoriza como desocupados en sólo algunos aglomerados relevados por la EPH), a lo que se suma una profusa serie de declaraciones de expertos, analistas y consultores “independientes”.

Seré desconfiado, pero no me parece que se trate de la cobertura objetiva de una noticia que no es tal; más bien se parece a la conjunción de diversos intereses, eso sí, todos “neutros”.

* Analista del Indec.
Estudios de Mercado de trabajo y Condiciones de Vida.

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Imagen: Guadalupe Lombardo
 
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