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Domingo, 25 de enero de 2015

LA RECUPERACIóN DEL MERCADO CENTRAL

En tren hasta el consumidor

 Por Jerónimo Rodríguez Use *

A fines de diciembre ocurrió un hecho histórico en materia de abastecimiento, distribución y comercialización de alimentos: por primera vez un tren de carga, con 30 toneladas de manzanas y peras del Alto Valle de Neuquén y Río Negro, arribó al Mercado Central de Buenos Aires. El transporte de mercancías en tren beneficiará tanto a productores como a consumidores, abaratando los costos de transporte y reduciendo el precio final de los productos. Si bien el Mercado Central, al ser una plataforma logística multimodal, siempre estuvo capacitado para recibir trenes de carga, el abandono de las políticas públicas destinadas a mejorar la comercialización de alimentos durante la experiencia neoliberal hizo que se desdibujara su rol de principal centro abastecedor del país.

La historia del Mercado Central está teñida por importantes conflictos de intereses que hicieron que pasaran más 20 años entre el inicio de las obras, en 1963 (con la expropiación de tierras destinadas para su construcción), y el momento de su inauguración, el 15 de octubre de 1984. Como menciona en su blog Ricardo Campero, secretario de Comercio y parte del equipo económico de Bernardo Grinspun durante los primeros años del gobierno de Alfonsín, no fueron pocas las presiones que atentaban contra la puesta en funcionamiento de uno de los sistemas comerciales más importante de la región. Durante esos primeros años se plantaba la antinomia productor auténtico versus la intermediación parasitaria y se pensaba que el Mercado Central jugaría un rol primordial en esa batalla. La posterior hegemonía del modelo neoliberal y sus avances en materia de desregulación y debilitamiento de las capacidades estatales destruyeron las funciones y capacidades del Mercado Central a favor de los grandes grupos concentrados que lucran a costa de los eslabones más débiles de las cadenas de valor: los productores y los consumidores.

El profesor Daniel Baraglia describe de manera certera el avance de la política neoliberal en lo que respecta a las relaciones de producción y consumo al advertir que las facultades de abastecimiento otorgadas a los hipermercados y supermercados debilitaron el potencial del Mercado Central. Asimismo, el abandono de sus instalaciones por parte del Estado había llevado a la formación de basurales a cielo abierto y la proliferación de actividades ilícitas en el predio.

En síntesis, los sistemas de distribución de mercadería, entendidos como la forma en que los consumidores acceden a los productos que desean adquirir, tuvieron importantes modificaciones producto de la globalización y la desregulación irrestricta que incrementaron la concentración impactando en la forma en que se generaba la apropiación del excedente en la cadena de valor. Bajo esta dinámica, mientras se incrementaba la rentabilidad de los intermediarios, fueron los productores y los consumidores quienes se vieron perjudicados. Los primeros, recibiendo poco por sus productos, y los últimos viendo incrementados de manera artificial los precios de los bienes finales.

Durante los últimos años, la recuperación de las capacidades estatales permitió modificar de manera sustancial las políticas vinculadas con el comercio interno. El foco de todas las acciones estatales volvió a ser los consumidores y no los grandes grupos económicos. Las nuevas leyes de regulación de las relaciones de producción y consumo cristalizan este cambio de paradigma que impulsa la competencia y empodera a los eslabones más débiles de la cadena de valor.

La llegada del tren al Mercado Central y la reciente apertura de un supermercado de la Red Comprar en Mendoza, que permitirá a los pequeños comercios y almacenes de la zona abastecerse de productos regionales y artículos de Precios Cuidados, son el resultado de una firme decisión política de actuar con determinación en los procesos de formación de precios a favor de los ciudadanos. Cuando desde las usinas opositoras se critica la falta de políticas antiinflacionarias, la contundencia de estas obras que abordan los elementos centrales en los procesos de formación de precios se transforman en la respuesta más eficaz.

* Integrante del Grupo de Estudios de Economía Nacional y Popular (Geenap).

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