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Domingo, 13 de marzo de 2016

El último estructuralista

 Por Matías Kulfas *

A los 89 años, falleció el profesor Aldo Ferrer, maestro de varias generaciones de economistas y profesionales de diversas disciplinas sociales de América Latina. Su labor intelectual y su público e incansable compromiso con las ideas del desarrollo económico y social, la industrialización de las economías periféricas, la justicia social y la integración regional lo ubican entre los intelectuales argentinos más destacados de nuestra historia contemporánea.

Su legado debe ser analizado en tres dimensiones. El primero incumbe al mundo de las ideas. Ferrer ha producido obras fundamentales para entender la economía argentina y los desafíos del desarrollo latinoamericano. Su ya clásico La economía argentina es una obra ineludible que marcó una época y definió un estilo y un abordaje para analizar la historia económica del país. Vivir con lo nuestro, Hechos y ficciones de la globalización, Historia de la globalización, El capitalismo argentino y La densidad nacional, son solo algunos de sus numerosos escritos en los que ha ido edificando un conjunto de reflexiones teóricas e históricas enmarcadas en la corriente estructuralista latinoamericana. Pero la trayectoria de Aldo no se limitó al ámbito de las ideas: a lo largo de su vida tuvo una destacada participación pública, ocupando diversos cargos en la gestión estatal e interviniendo activamente en discusiones relevantes para el desarrollo nacional en distintas instancias históricas. El tercer aspecto de su legado es haber actuado como puente generacional e intelectual: siendo uno de los últimos referentes de la vieja escuela estructuralista latinoamericana, dedicó sus últimos años a sumar sus enfoques a otros más recientes, post keynesianos, neodesarrollistas y de otras corrientes intelectuales.

Aldo Ferrer fue un intelectual comprometido que trabajó prácticamente hasta sus últimos días. Tuve el privilegio de compartir muchos momentos con él que me permitieron no solo profundizar algunas de sus ideas y vivencias sino también conocer a un gran ser humano: humilde, sensible y profundo.

Profesor emérito en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, la cátedra de Estructura Económica Argentina donde dicto clases lleva su nombre. A pesar de su constante actividad pública que incluía conferencias dentro y fuera del país, intervenciones en medios de comunicación y oficiar como hombre de consulta de funcionarios públicos y dirigentes del mundo de la producción y el trabajo, en octubre del año pasado me llamó para contarme que extrañaba el diálogo directo con los alumnos de la UBA y me pidió que lo invitara a dar una clase en el curso a mi cargo. El lunes de 2 de noviembre de 2015 tuvo entonces lugar la que seguramente fue su última clase en las aulas de la Universidad de Buenos Aires, la misma en la que se graduó y a la que tanto le dio.

En ella repasó sus principales ideas sobre la industrialización e hizo particular hincapié en revisar los enfoques con los que se ha pensado la industrialización en nuestro país. Aldo pensaba que antes que sustituir las importaciones del pasado es necesario pensar en sustituir las importaciones del futuro, estimulando una mayor cercanía con la carrera tecnológica en curso y a las nuevas necesidades que la realidad económica y social impone. Sus ideas continúan siendo una guía para pensar las políticas públicas. También en aquella última clase en la UBA expresó sus temores por lo que avizoraba como un posible regreso al ideario neoliberal y los riesgos que ello traería para avanzar en un sendero de desarrollo.

Siempre me llamó la atención la particular manera que tenía para exponer sus ideas a lo largo de su extensa trayectoria. De manera precisa y contundente, agudo en la exposición de sus puntos de vista y en la crítica al neoliberalismo, pero sin exageradas estridencias ni descalificaciones personales. Con la tranquilidad de alguien que se siente seguro en la defensa de sus ideas y no ha necesitado alzar la voz o agredir a nadie para hacerse escuchar. Su coherencia y profundidad lo transformaron en referente de los principales partidos políticos nacionales en diferentes momentos en que se motraron dispuestos a escuchar y llevar sus ideas a terrenos de implementación.

Varias generaciones agradecidas por sus aportes y entrega continuarán su obra.

* Economista.

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