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Lunes, 24 de noviembre de 2008

TEATRO › ROBERTO SAIZ Y SU ESPECTáCULO VELA X TODOS

Imágenes transmitidas con palabras

El actor y director define la obra como un “ritual celebratorio” en homenaje al poeta Rubén Vela. “El haberlo conocido en la adolescencia alimentó mi conciencia social y el deseo de transformación de una sociedad injusta”, sostiene.

 Por Cecilia Hopkins

Nacido en Santa Fe en 1928, el poeta Rubén Vela fue también titiritero, arqueólogo y crítico de arte. Hacia 1960 ocurre lo que los estudiosos de su obra analizan como “su revelación del continente americano”, lo cual transforma su registro lírico en una síntesis alejada de toda retórica. El mismo poeta afirma que Mircea Eliade, con quien estudió en España, le dio la clave de lo que luego fue su escritura. Así comprendió que no debía describir a América en su totalidad sino “reconstruirla a través de fragmentos significativos”, lo cual lo llevó a adoptar el estilo sintético de los haikus japoneses. “‘Esto es América’, me decían, mostrándome las altas cordilleras, el suicidio del sol sobre los trópicos, los grandes ríos furiosos –escribe el poeta–. Sólo vi pies descalzos, criaturas americanas sobre el hambre y el frío como frutos desnudos.” En su adolescencia, estos versos impresionaron vivamente al actor y director Roberto Saiz. Corrían los años ’70 y todavía no había decidido dedicar su vida al teatro pero, según afirma en una entrevista con PáginaI12, “ese encuentro alimentó mi conciencia social y el deseo de transformación de una sociedad injusta”. Y si bien Saiz admite que los recitales poéticos siempre le resultaron monótonos e interminables, esta vez cedió a la tentación de elaborar lo que él define como un ritual celebratorio a partir de la palabra de aquel poeta venerado en su adolescencia. Así surgió Vela x Todos, un espectáculo poético-musical que el mismo Saiz dirige e interpreta junto a Elián Abatemarco y Matías Carballo. Las funciones tienen lugar en el Centro Cultural Borges (Viamonte y San Martín).

–¿Cuándo leyó por primera vez la poesía de Vela?

–Tenía 15 años y estudiaba en el Colegio Normal de Quilmes cuando la profesora de Literatura organizó un encuentro con el poeta. Eran épocas de cambio, de rebeldía, soñábamos con la construcción de un hombre nuevo. Me impresionó que, con tan pocas palabras, Vela pudiera expresar la conciencia de una América que sufre. De la exuberancia de América solamente era visible su desolación. Pero en ese momento no imaginaba que mi futuro sería el de la actuación, la dirección y la docencia teatral. Pero sin duda ese encuentro alimentó mi conciencia social y el deseo de transformación de una sociedad injusta.

–¿Qué datos sobre el poeta entiende que pueden resultar interesantes al potencial espectador de Vela x Todos?

–Rubén Vela me cuenta que siempre se sintió urgido por cantar lo que lo conmovía. “Pero frente a la música de Rubén Darío, a la exaltación indígena de Vallejos, frente a la pasión de Neruda, ¿qué podía hacer y decir yo?”. Vela es licenciado en Antropología y Arqueología, consagró su juventud a esos estudios, tal vez por eso él dice que su obra es casi arqueológica. Sus poemas, muchas veces, no tienen más que una línea. El los define como “un fragmento, una imagen, un sonido que sugiere un ámbito más amplio, el espacio alucinante de esa página en blanco en la que irrumpen mis palabras”.

–¿Tuvo experiencias anteriores cercanas a un teatro construido alrededor de la palabra lírica, portadora de ideas de renovación?

–A fines de los ’70 yo integraba el grupo Los Volatineros, que dirigía el gran maestro Francisco Javier. El nos propuso investigar sobre Cajamarca, texto del francés Claude Demarigny que contaba el trágico encuentro del inca Atahualpa y el aventurero y analfabeto Francisco Pizarro. El autor denominaba a su obra “partitura para teatro”. No era en absoluto un texto dramático convencional sino más bien un largo poema épico dividido en cuatro partes. Así, el texto de Demarigny fue vertido en tres direcciones: como información, como material sonoro y como texto dramático. Fue ésta una experiencia enriquecedora que nos permitió crear una estética teatral renovadora para la época y sobre la cual se asientan los fundamentos del ritual poético-musical que es Vela x Todos.

–¿Tiene vigencia hoy el teatro contestatario, en clave poética, tan propio de los ’70? ¿O siente que su espectáculo es una rara avis en los tiempos que corren?

–Sin duda es un espectáculo diferente. Intento ahora recordar puestas, pero no me aparece ningún trabajo que tenga que ver con esta manera de contar la palabra de un poeta. Cuando nos largamos a la aventura de bucear en la poesía de Vela, el motor que nos impulsaba era una interesante mezcla de goce intelectual con goce sensible.

–El espectáculo está vertebrado a partir de un canto a América latina, a su geografía, su gente, sus sueños. ¿Cómo se articulan los homenajes a voces poéticas tan diferentes como las de Alejandra Pizarnik y Ricardo Güiraldes?

–La poesía de Vela habla de América, de sus hombres y mujeres, de sus pájaros y paisajes, y también de la libertad y sus luchas y de la celebración del amor entre las personas. En los homenajes a Pizarnik y a Güiraldes, esa celebración del amor encuentra uno de los puntos más altos, y creo que expresa la devoción y el profundo sentimiento que el autor siente por ambos escritores.

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Saiz presenta Vela x Todos en el Centro Cultural Borges.
Imagen: Guadalupe Lombardo
 
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