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Jueves, 12 de mayo de 2011

TEATRO › EL ELENCO ESPAñOL HISTRIóN EN UNA OBRA DE DANIEL VERONESE

Habitantes de una pesadilla

La compañía desembarcó en el Teatro Timbre 4, de Boedo, con Del maravilloso mundo de los animales: Los corderos. En la pieza teatral aparecen las marcas del dramaturgo: un teatro apoyado en los textos y las actuaciones y una combinación de humor y horror.

 Por Carolina Prieto

En la abultada cartelera porteña hasta es posible ver una obra de Daniel Veronese con acento andaluz. Es que la compañía española Histrión desembarcó en el Teatro Timbre 4, de Boedo, con Del maravilloso mundo de los animales: Los corderos, pieza que el prolífico dramaturgo escribió a comienzos de los ’90 y que, en este caso, él mismo dirige. Una prueba del interés que los textos del argentino generan en Europa, donde devino uno de los autores locales más visitados. La obra ganó en 1992 el Primer Premio del Concurso de Dramaturgia del Fondo Nacional de las Artes con la descripción de un micromundo asfixiante, violento y enfermo. Una situación doméstica cargada de horror y con un humor que brota de las contradicciones de los personajes y de la constante negación de la realidad.

En la casa de una pareja en disolución aparece un hombre amordazado y con los ojos tapados que dice haber sido víctima de un secuestro. Lo recibe una mujer nerviosa y desencajada que lo reconoce enseguida y le reprocha semejante irrupción. Es un amigo de hace décadas, que fue en algún momento su amante y también amigo del hombre que acaba de dejar. El recién llegado reconoce en un vecino a uno de sus raptores, pero todos niegan la evidencia. Aparece también el marido de la dueña de casa y la hija de ambos, suerte de botín para el padre y el vecino, que la tratan como una niña al tiempo que la seducen y toquetean.

Es un espectáculo verborrágico. Los actores hablan mucho y rápido (por momentos la compresión se dificulta), como si no pudieran parar para reflexionar y fuesen víctimas de un estado de desequilibrio próximo a la locura, de una bestialidad desquiciada. Los únicos que desentonan son Gómez (el secuestrado), que no comprende nada de lo que pasa, y la hija, que en cierta forma está presa de la situación a pesar de no ser ya una nena. El resto son puro impulso. La acción transcurre en un dormitorio chico y muy precario conectado con el exterior, con una puerta que se abre y se cierra con fuerza, y con un cuarto que no se ve pero de donde salen la hija y el padre. Gema Matarranz compone a una mujer aterrada y confundida; pasa de la coacción a la seducción en segundos con toda naturalidad, al igual que el vecino Fermín (Manuel Salas), pura ciclotimia. Salas enriquece al personaje: lo muestra bonachón, algo tonto, pero también maquiavélico y baboso, mientras que Enrique Torres imprime tanta explosión al marido abandonado (Tono) que su personaje por momentos se excede y grita demasiado. En este marco, la hija es la presa de estos dos hombres y el incesto asoma, aunque lo intenten disfrazar. Paco Inestrosa está justo en el rol del secuestrado, cada vez más atónito durante todo lo que dura ese reencuentro forzado. En ese vendaval de agresiones y absoluta falta de raciocinio sobrevuelan secretos, cuentas pendientes, un pasado no explicitado que retorna como una pesadilla de la que nadie puede escapar.

En Buenos Aires, donde las obras de Veronese abundan en el circuito off, el oficial y el comercial, este espectáculo no sorprende demasiado. Nuevamente aparecen las marcas de este creador: un teatro apoyado en los textos y las actuaciones, una combinación de horror y cierto humor, una inclinación por cierta naturalidad escénica (poca escenografía, vestuario y luces). Los mejores pasajes llegan cuando los personajes pasan del horror a la ternura (impostada, claro) como si fuese lo mismo y en este sentido, desacelerar tanta verborragia, tal vez hubiera permitido encontrar más matices. Algo distinto sucedió en España, donde el espectáculo recorrió unos veinte festivales y fue muy elogiado por la crítica andaluza al punto de recibir el premio al Mejor Espectáculo en Gira en el año 2010, otorgado por más de cuarenta profesionales de la industria teatral española. Con este trabajo, la compañía Histrión Teatro se consolidó como uno de los elencos más reconocidos de la escena andaluza. Surgido en 1994, el grupo desarrolla desde entonces una actividad versátil con obras para adultos y también niños.

* Del maravilloso mundo de los animales: Los corderos puede verse los jueves a las 20.30, viernes a las 21.30, sábados a las 21 y domingos a las 19.30 en Timbre 4 (México 3554) hasta el 15 de mayo.

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La puesta muestra un micromundo asfixiante y enfermo.
 
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