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Viernes, 12 de agosto de 2011

TEATRO › MARIA SOCAS Y SU INTERPRETACION DE LOU ANDREAS SALOME

“Es una figura que despierta las fantasías masculinas”

Con dirección de Manuel Iedvabni, Socas estrena hoy la obra Por amor a Lou, de Mario Diament, sobre la famosa musa inspiradora de Nietzsche, Rilke y Freud, entre otros grandes intelectuales de fines del siglo XIX. “Me impacta su determinación”, dice la actriz.

 Por Cecilia Hopkins

A María Socas le interesa desmenuzar en detalle las obras en las cuales participa como actriz, para adentrarse en sus claves poéticas, en su mundo particular. Así procedió en 1999 cuando integró el elenco de una obra de Tennessee Williams, De repente, el último verano –espectáculo dirigido por Hugo Urquijo que también incluyó otra obra corta del mismo dramaturgo, De lo que no se habla– para “entrar en el mundo mágico del autor y extraer de allí sus secretos”, tal como afirma en una entrevista con Página/12. Estas averiguaciones, que tal vez no inciden directamente con la tarea interpretativa, tal como ella misma considera, retardan una y otra vez las decisiones artísticas que sí resultan imprescindibles para la elaboración del personaje que le toca en suerte. “Porque investigo mucho y divago, por eso tardo tanto en preparar un personaje”, confiesa. De todos modos, la actriz no puede dejar de lado el placer que le depara el acceder a la comprensión de lo que se esconde tras las palabras de un autor. Formada en el antiguo Conservatorio Nacional de Teatro, discípula durante años de Carlos Gandolfo primero, y de Augusto Fernandes después, Socas estudió exhaustivamente la vida del personaje que hoy le toca interpretar en Por amor a Lou, obra de Mario Diament que, bajo la dirección de Manuel Iedvabni, se estrena hoy en la sala Orestes Caviglia del Teatro Cervantes (Libertad 815). Se trata de Lou Andreas Salomé, escritora rusa nacida en 1861, famosa por haber sido la “compañera y musa inspiradora” o bien íntima colaboradora de artistas e intelectuales de fines del siglo XIX y comienzos del XX, como el filósofo Friedrich Nietzsche, los escritores Paul Rée y Rainer Maria Rilke y los psicoanalistas Víctor Tausk y Sigmund Freud.

Hasta hace poco, Socas tenía muy poca información de Salomé. Supo de su existencia hace años, a través de la lectura de una biografía novelada de Freud. Leyó la obra de Diament cuando Iedvabni la convocó para realizar la lectura de algunas de sus escenas junto a Horacio Roca, en la X Feria del Libro Teatral en el Teatro Cervantes, un año atrás. Poco después le ofrecieron protagonizar la misma pieza, a estrenarse hoy bajo la conducción del mismo director, con un elenco integrado por Roca, Héctor Bidonde, Joaquín Berthold, Juan Grandinetti, Walter Jakob, Ana Luz Kallsten, Heinz Krattiger, Ariel Levenberg y William Prociuk.

La obra de Diament repasa toda la vida de esta singular mujer, presentándola hacia el final de su vida, acompañada por su asistenta, en tren de ordenar su correspondencia. La lectura de algunas de sus cartas –ninguna de las cuales es verídica, sino recreación del propio autor– da pie para reconstruir episodios ligados a su vida amorosa: el trío que conformó con Nietzsche y Rée, el matrimonio célibe que tuvo con el profesor Carl Andreas y su vínculo con Rilke y Freud, entre otras personalidades. De esta forma, Diament presenta a una Lou avasalladora y hasta impiadosa en su trato con los hombres, a quienes rechaza tajantemente cuando lo considera necesario, sembrando desesperación en todos. Al torturado Nietzsche se le suman Gillot, profesor de teología de Lou, Rilke, que no puede escribir lejos de ella, y Rée y Tausk quienes, según se da a entender, se suicidan por su causa. Sobre el particular, Socas prefiere destacar que Lou (la que existió, la histórica) nunca dejó de mantener una relación de amistad con los hombres con quienes se relacionó, salvo con Nietzsche, quien nunca le perdonó que ella rechazara su propuesta de matrimonio: “Por haber sido la única mujer de cinco hermanos, Lou decía tener una relación fraternal con los hombres”, subraya la actriz.

“En esta oportunidad, como nunca antes, pude comprobar con qué profundidad un personaje puede meterse dentro de un actor”, afirma Socas. Y lo dice por el modo en que la personalidad de Lou la modificó durante el período creativo: “Ella no tenía pelos en la lengua y en los ensayos yo me encontraba polemizando todo el tiempo, diciendo todo lo que pienso”, se asombra la actriz y aventura: “Lo que pasa es que Lou es una figura que para los hombres tiene unas características que están directamente relacionadas con sus fantasías. Esa mujer que murió en 1937 hoy sigue enamorando a los hombres igual que antes”, afirma.

Otro tema ligado directamente al carácter libertario del personaje de Salomé fue la elección del diseño de vestuario, obra de Daniela Taiana. Socas cuenta que cuando llegó el momento de tomar decisiones sobre el tema, Iedvabni dijo: “Entre mujeres se van a entender”, dejando en libertad a la vestuarista y a la actriz. “Tuvo una actitud de mucha apertura”, comenta Socas, quien colaboró con Taiana en la investigación de los atuendos que usó Lou, en los diferentes momentos de su vida. “Desde el vestuario no cedimos ni un poco a las fantasías masculinas”, se ríe la actriz, mostrando una foto de Salomé vestida en tonos oscuros, tapada desde los pies hasta el cuello. Es que para Socas, el poder de seducción de este personaje no pasa ni por la ropa ni por las poses estudiadas. “Lou se vestía como un sector de la intelectualidad femenina de la época, con vestidos que no marcaban la línea, con reminiscencias medievales”, explica. De joven, en cambio, se la ve usando corset, prenda que en la puesta de Iedvabni se utiliza a modo de símbolo: Lou se lo quita poco antes de conocer a Rilke quien, “a pesar de ser 14 años menor, fue el primer hombre a quien Lou se entrega totalmente”, según puntualiza la actriz.

–¿Cómo fue el período de ensayos?

–Desde un comienzo, Manolo (Iedvabni) me dio a conocer su visión de la obra. Y debatimos muchísimo...

–¿Sobre qué temas?

–Sobre la religiosidad de Lou, por ejemplo. Para él, ella no fue una persona religiosa. Y yo creo que Lou tenía un vínculo muy importante, desde chica, con la idea de Dios y tenía, además, mucha conciencia del plano de lo espiritual. A lo largo de toda su vida asoció a Dios con el amor. En cambio, no estaba de acuerdo con el dogma de la Iglesia o con lo que culturalmente se asocia con Dios, que era para ella un cuento para niños, sin entidad real.

–¿Qué es lo que más la impacta de la Lou Salomé histórica?

–Me parece impresionante que una mujer de fines del siglo XIX determine que no va a casarse, sino que va a dedicarse a estudiar, a pensar. Me impacta su determinación. De San Petersburgo se va a estudiar a Zurich, a una de las únicas universidades que en esa época aceptaban mujeres. Seguida por su madre, a los 21 años ella decide que no volverá a Rusia.

–Habrá visto las fotos que existen de ella...

–Claro, si uno las mira, descubre a una mujer seria y pensante, que no parece hacer ningún esfuerzo para resultar simpática. Se ve a una mujer que buscaba encontrar su destino.

–¿Y qué piensa de la Lou ficcional, la que construyó Diament?

–Yo estoy enamorada de esta obra. Pero disentimos mucho en los ensayos acerca de cómo debería expresarse este personaje.

–¿A qué se refiere?

–A la seducción, por ejemplo. Para algunos esta seducción podría pasar por un gesto, una insinuación o una mirada. Sin embargo, para mí, el poder de seducción del personaje de Lou no pasa por una acción determinada, sino por una cuestión de energía. Porque no creo que se trataba de una seducción explícita, sino que seducía sin siquiera proponérselo.

–Entonces, ¿un hombre puede tener una imagen de este personaje que es diferente a la Lou que puede concebir una mujer?

–Yo creo que Lou era franca, natural y directa con los hombres. En cuanto a la obra, creo que el personaje suscita algo especial en el espíritu masculino, tal vez porque se identifican con los hombres que fueron rechazados por ella.

–En temas relacionados con lo amoroso, ¿la mujer se identifica con la crueldad?

–Sí, cuando hay una situación de violencia de parte del hombre. Pero en este caso... Es difícil generalizar, pero me parece que las mujeres tendemos a la unión con el hombre, a una unión amorosa y prolongada en el tiempo. Entonces, es difícil, tal vez, que se identifiquen con una mujer “rechazadora”. Porque en la obra los va dejando a todos. Me da curiosidad: ver qué va a pasar con este personaje que desecha a los hombres que la aman.

–Sin dudas, la obra plantea un derrotero amoroso sin descanso, con amantes contrariados o deprimidos y hasta casos de suicidio.

–De todas maneras, estamos viviendo un momento en el que no asombran los excesos. La gente parece haberse acostumbrado a seguir el recorrido amoroso de muchas figuras. Está visto que eso es algo que entretiene.

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“La de Lou Andreas Salomé no se trataba de una seducción explícita, sino que seducía sin siquiera proponérselo”, afirma Socas.
Imagen: Arnaldo Pampillón
 
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