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Domingo, 25 de septiembre de 2011

TEATRO › FLORENCIA BERGALLO Y SU OBRA DURMIENTES, EN ELEFANTE CLUB DE TEATRO

“Un mundo surgido de improvisaciones”

Así define la autora y directora la experiencia de su obra, en la que a su planteo se sumaron las facetas que surgieron en el trabajo con los actores, tomando como punto de partida una casa burguesa venida a menos, que oficia de refugio.

 Por Cecilia Hopkins

Obra escrita y dirigida por Florencia Bergallo, Durmientes desarrolla un momento clave en la historia de tres jóvenes que confluyen en un mismo espacio, una suerte de metáfora del deseo de encontrar un modo alternativo de socializarse en un mundo de convenciones y mandatos. La obra, que está presentándose los domingos a las 21.30 en Elefante Club de Teatro (Soler 3964), forma parte de la programación del Festival Escena 2011. El destacado elenco de Durmientes está integrado por Victoria Roland, Lola Lagos y Julián Krakov. La escenografía y la iluminación son obra de Julieta Potenze, el diseño de vestuario pertenece a Paola Delgado.

Bergallo nació en Córdoba, donde se formó como actriz junto a figuras relevantes del teatro y la danza de esa ciudad, como Cheté Cavagliato, Walter Cammertoni y Emilia Montagnoli, además de haber integrado el destacado grupo Cero.Punto Ellas. Hace cuatro años que vive en Buenos Aires, de modo que ya conoce a fondo talleres y maestros: “El estilo de teatro que caracteriza a cada estudio es muy marcado aquí”, advierte en diálogo con Página/12. “Por eso mismo, convertirse en un creador demanda un nivel de autonomía muy grande que cada uno debe conseguir”, sostiene.

“El mundo que aparece en Durmientes surgió de improvisaciones con los actores”, dice Bergallo, y luego subraya: “No quería hacer una obra sobre una familia ni sobre gente psicoanalizada que conversa sentada en un living”. Así, entonces, surgió la historia de Mariano –pintor de férreas convicciones marxistas y okupa de la casa que fue de su abuelo– quien, ante la posibilidad de que lo desalojen, resuelve mudarse a lo que fue la habitación de la servidumbre. Aun cuando comparte la vida con una amiga (la temperamental Andrea), Mariano trae a otra mujer a la casa (Jesica, sencilla y sentimental) con la intención de fundar un grupo humano que supere las condiciones de lo socialmente aceptado. Sin embargo, Mariano muestra contradicciones de todo tipo. Bergallo sintetiza: “El reproduce un sistema patriarcal porque cree que debe funcionar como el proveedor, protector y adoctrinador de las mujeres que viven con él, quienes tendrían que vivir según sus reglas”.

–¿Los personajes actúan para evadirse de los mandatos sociales?

–Durmientes refleja las formas obscenas en que el “mundo”, o el afuera, muchas veces se nos presenta, dejándonos expuestos y paralizados ante la cantidad de ofertas de cómo ser o cómo sentir lo que éste nos ofrece.

–¿Qué representa la pequeña habitación que comparten los tres personajes de Durmientes?

–El espacio donde transcurre la obra, esa casa burguesa destruida, se convierte en el mundo en el que los personajes se plantearán formas alternativas de relacionarse, creando nuevos códigos de sociabilización.

–Pero allí las leyes sólo las pone el hombre...

–Sí, Mariano es un provocador del sistema, un cuerpo que sólo encuentra un orden en el lugar que funda, pero está lleno de contradicciones, porque no puede huir de la idea de que es el hombre quien pone las reglas. A pesar de que está en contra de toda forma de sometimiento. Pero cada una a su modo, Andrea y Jesica desorganizan el “territorio” en defensa propia.

–¿Intentan escapar de un afuera hostil?

–No es una obra sobre la opresión. En Durmientes los personajes están ante un “afuera” que no es una amenaza, sino un vacío de sentido que intentan llenar o dar forma, creando una identidad provisoria, que hable de ellos mismos.

–¿Cuál es la forma de relacionarse que eligen?

–Los personajes “juegan” a ser otros, a ser varios. Se obsesionan con las diferencias del rol social, del rol familiar, se sacan la vestimenta de trabajo y la cambian por la vestimenta del ocio. Se aburren de sí mismos e intentan modificarse, a fin de encontrar en los otros alguna certeza, aunque sea provisoria, que confirme su existencia. No se encuentran, no se definen, no se gustan de un modo ni del otro. Pareciera que lo quieren todo, incluso cosas que se contradicen. Al mismo tiempo que se divierten, se exponen y hasta se preguntan seriamente por el significado de la palabra felicidad.

–¿Qué modelos tienen presentes las dos mujeres?

–Andrea busca un cuerpo y una forma de pensar con el cual sentirse identificada. No sabe si quiere ser rubia o morocha, feminista intelectual o tilinga o, simplemente, que todos los hombres la deseen. Jesica es peluquera, es una mujer aparentemente simple que busca enamorarse de Mariano y pasar la noche con él, mientras su hijo está con el padre.

–¿Por qué la obra se llama Durmientes?

–Porque quería remitirme a un estado de ensueño, desde donde es posible percibir la realidad de otro modo y reinventarla. Un “otro” lugar en el que todos imponen su mirada sobre el sentido de las cosas. Aunque la obra parece decir “había una vez un hombre que construyó un refugio”, los tres personajes se imponen con la misma fuerza en su necesidad por existir, por no estar detrás de una cortina de humo jugando a los fantasmas.

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“Quería remitirme a un estado de ensueño donde es posible percibir la realidad de otro modo, reinventarla.”
Imagen: Pablo Piovano
 
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