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Martes, 22 de enero de 2013

TEATRO › CONTROVERSIA POR UNA PROPUESTA DEL GOBIERNO BONAERENSE

¿Subsidiar o no subsidiar?

Ante una temporada teatral menos exitosa de lo esperado en Mar del Plata, el Instituto de Cultura de la provincia sugirió la posibilidad de un subsidio, pero el empresario privado Carlos Rottemberg fue el primero en rechazar la propuesta.

 Por Emanuel Respighi

Alguien podrá pensar que las expectativas eran desmedidas, que superar la barrera de las 600 mil entradas vendidas en el verano de 2012 era exagerado. Lo cierto es que antes de que se iniciara la temporada teatral en Mar del Plata, los empresarios acudieron a la ciudad balnearia con la idea de mejorar la cifra de espectadores acumulada el verano anterior. Sin embargo, promediando la temporada, ya no sorprende a nadie encontrar funciones con algunas butacas vacías. Ni hablar a esta altura de sumar alguna tercera función entrada la madrugada, como alguna vez obligó el constantemente colgado cartelito de “no hay más localidades” en la ventanilla de las boleterías. Ante este panorama, que no es malo, pero tampoco satisface las expectativas, el gobierno de la provincia de Buenos Aires evalúa la posibilidad de subsidiar a las compañías teatrales a partir de febrero. Una idea, todavía no anunciada, que ya levantó polémica.

El pasado fin de semana, el presidente del Instituto de Cultura bonaerense, Jorge Telerman, se reunió en el Hotel Hermitage con responsables de algunas compañías que actualmente trabajan en Mar del Plata para conocer de primera mano cómo viene la temporada teatral. Al escuchar el panorama pesimista que le dieron algunos productores respecto de las localidades vendidas, que muchos atribuyeron a la gran cantidad de espectáculos gratuitos existentes en la ciudad, Telerman ofreció la posibilidad de poner en marcha un plan de subsidios financiado por el Estado provincial. Según señaló el funcionario, la idea que barajan en la gestión comandada por Daniel Scioli es que a partir de febrero la provincia se haga cargo de una entrada por cada ticket vendido, como una manera de fomentar la salida al teatro del público y disminuir la supuesta pérdida monetaria de los empresarios.

Si bien la propuesta aún está en estudio, la idea de Telerman es disponer de un sistema de venta de entradas 2x1 como el que utilizan muchas salas porteñas. El plan, en este caso, consistiría en que la provincia entregue subsidios a las compañías que deseen formar parte del sistema, para lo cual deberán inscribirse en un registro. A través de stands ubicados estratégicamente, y en las dependencias turísticas provinciales y municipales, los espectadores comprarían la entrada bonificada con sólo presentar su documento de identidad. Este esquema de promoción mixto, entre privados y Estado, no contemplaría –a priori– subsidiar a dueños de las salas. En principio, el dinero del subsidio –en caso de concretarse la propuesta– surgiría de los tres millones de pesos que el presupuesto provincial contempla para la promoción y fomento de espectáculos artísticos y culturales.

Más allá de la delicada situación de las arcas provinciales, que pone en cuestionamiento esta idea, algunos empresarios recibieron con beneplácito la propuesta. Según dicen, hasta la semana pasada la temporada 2013 está un 30 por ciento por debajo de las localidades vendidas el año pasado. Esta promoción 2x1 vendría, entonces, a disminuir los efectos de la mala planificación económica que hicieron las compañías comerciales que hoy inundan las salas marplatenses. Este punto es, en definitiva, el que ya levantó polvareda entre los mismos empresarios: ¿es deber del Estado subsidiar el ineficaz esquema de un negocio privado? ¿Es función de la provincia compensar al privado por la disminución del público con fondos públicos o, en todo caso, no sería más pertinente promover y garantizarles la subsistencia a las compañías independientes?

El empresario Carlos Rottemberg, dueño de siete salas en la ciudad balnearia, fue el primero en rechazar la propuesta. Según su opinión, “el riesgo empresario de presentar teatro debe estar solventado por la elección genuina de los espectadores de elegir qué ver, sin pretender del Estado aporte económico alguno. No sería justo utilizar dineros públicos a favor de nuestros intereses como empresas teatrales privadas”. El dueño del Teatro Lido, Neptuno, Bristol y Corrientes, entre otros, entiende que hay otras prioridades artísticas a las cuales la provincia de Buenos Aires debe prestar especial atención. No es que el empresario rechace el interés de la gobernación por la actividad teatral, pero no considera que el subsidio sea la manera más adecuada para mejorar las condiciones del sector.

“Aplaudo desde siempre –señala Rottemberg en una carta enviada a los medios– que se fomente y proteja a tantos grupos teatrales que integran el circuito independiente y centros culturales que necesitan de apoyo estatal para su subsistencia (a quienes beneficiaría este tipo de iniciativa), pero entiendo que no cabe extender dicha medida al circuito comercial que integro. Quienes nos desenvolvemos en el empresariado privado somos quienes debemos correr riesgo económico y no traspasarlo a costo de la ciudadanía.”

El principal argumento que encontraron los productores ante la disminución de las entradas vendidas es que la cantidad de recitales gratuitos que se ofrecen en la ciudad afecta la afluencia del público a los teatros. “¿Quién va a pagar una entrada si tiene shows gratis, con artistas reconocidos, casi todos los días?”, se preguntan. Ese mismo argumento fue el utilizado hace dos veranos por los empresarios para pedirle a Scioli que reprogramara los tradicionales recitales al aire libre (dentro del ciclo “Vamos a la playa”) para que se realicen en horarios vespertinos o directamente para los lunes, día de descanso para las compañías. En una temporada buena –se calcula que rondará los 500 mil tickets vendidos– pero no record, ningún productor parece hacer foco en el aspecto artístico de las propuestas –en su mayoría ligadas al “teatro de revista”– que se presentan en la ciudad costera. Habrá que ver, entonces, si finalmente la provincia pone en marcha el plan de subsidios –o no– a la actividad teatral comercial de la ciudad feliz.

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“No sería justo utilizar dineros públicos a favor de nuestros intereses”, dice Rottemberg (derecha).
Imagen: Télam
 
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