“No tengo desarrollada la capacidad de dirigir obras ya escritas”, afirma Diana Valiela, directora desde hace 18 años del grupo Cara a Cara, antes de explicar el proceso de creación de Otra changa, la obra que escribió como resultado de un largo proceso de ensayos con los intérpretes, Charly Wesesnack y Marcelo Arredondo. Estrenada en la sala que el grupo tiene en Villa del Parque (Lascano casi avenida Nazca), la acotada historia que ofrece la pieza en torno de dos perdedores cobra relieve en la sala más pequeña del Camarín de las Musas (Mario Bravo 960), los domingos a las 20. El juego de contrastes es la clave del interés que despiertan dos seres que, cada uno a su manera, intentan encontrar el modo de cambiar su situación vital.

De extracción popular ambos, pero muy diferentes en su forma de interactuar con su entorno, los personajes de Otra changa también se diferencian en sus “pretensiones”: el chaqueño Gómez intenta encontrar un trabajo que pueda desempeñar sentado para no forzar más su rodilla lesionada en viejos partidos de fútbol en tanto que el canillita cree que solamente le basta conseguir prestados un par de botines para demostrar en el barrio que puede brillar en la cancha. Pero el currículum que confecciona el primero no lo ayuda y el otro ve frustrada la oportunidad de ver cumplido el sueño de ganar un campeonato. Los sonidos y los silencios construyen su propio espacio: entre el verborrágico pibe de la calle y la hosquedad del provinciano se ubica el espacio sonoro de estos seres invisibles.

Acostumbrados a delinear los personajes a partir de los materiales que cada uno aporta, la directora y los actores supieron enseguida que deseaban referirse al mundo de los postergados, a quienes la vida no les ofreció la oportunidad de ensanchar su experiencia, atascados en tareas que requieren poca calificación. “Queríamos hablar sobre un adentro y un afuera de carácter social”, describe Valiela en la entrevista con Página/12, “sobre los millones de personas que deben sobrevivir en una sociedad que los expulsa, de los que tienen las cartas marcadas, las de los perdedores”, subraya.

Aunque ambos personajes vivieron muy de cerca una situación violenta que les acarreó un intenso dolor, la obra no desarrolla esa coincidencia eludiendo la confrontación de culpas y responsabilidades: “Me pareció que era mejor referirnos a esos roces de la vida que hace que dos personas no terminen de enterarse del todo sobre quién es el otro”, explica la directora y autora también de Ufa Shakespeare ¡Cortala!, un espectáculo que lleva más de una década haciendo funciones, que cuenta la historia de un grupo de payasos que en los ’90 se quedó sin trabajo y de sus estrategias para sobrevivir: “A veces el encuentro con otros genera oportunidades”, destaca Valiela, sabiendo que los personajes de su nueva obra nunca podrán afirmar lo mismo.

Diana Valiela: –Desde una perspectiva social, estos personajes están afuera de un mundo mejor, afuera del mundo de los felices. Y desde allí las cosas no pueden salir bien.

D. V.: –No siempre es posible ser una buena persona cuando no se tiene lo elemental para vivir. Las leyes no son justas cuando exigen el mismo comportamiento a los que tienen condiciones de vida muy diferentes.

Marcelo Arredondo: –Discutimos mucho sobre los personajes, sobre dónde está cada uno en relación con el adentro y el afuera del sistema.

Charly Wesesnack: –Hablan de fútbol porque éste representa un vector que puede ayudarlos a salir del lugar donde están. Entonces describen distintas estrategias para ganar un campeonato. Cada cual desde su forma de ser.

Diana Valiela: –Pero a mí lo que me interesaba era que los detalles de cada estrategia de triunfo sirvieran para hacer un paralelo social sobre las posibilidades de “entrar” en lo que les pudiera asegurar una vida más digna.

D. V.: –Son personajes que en el teatro de los ’90 quedaron afuera porque los modelos eran otros. Será una respuesta a la falta de inclusión artística. Pero aunque años atrás también había personajes de extracción popular, yo veo que los de hoy son diferentes, porque son más marginales.