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Sábado, 28 de mayo de 2016

TEATRO › DOñA ROSITA LA SOLTERA O EL LENGUAJE DE LAS FLORES

García Lorca cerca de Chéjov

El director Hugo Urquijo habla de la adaptación realizada junto a Graciela Dufau, que retoma la última obra estrenada en vida por el granadino: “Cuenta un drama individual, pero termina retratando la sociedad de la época en la que fue escrita.”

 Por Cecilia Hopkins

Ultima obra que Federico García Lorca estrenó en vida, Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores retrata, según definió el propio autor, “la vida mansa por fuera y requemada por dentro de una doncella granadina que, poco a poco, va convirtiéndose en esa cosa grotesca y conmovedora que es una solterona en España”. Desarrollado en tres actos según van pasando los años, el drama de la protagonista comienza con la despedida del novio que parte para América con la promesa de un casamiento no lejano. Las cartas llegan pero el tiempo pasa y todo queda en la nada. En adaptación de Hugo Urquijo y Graciela Dufau, esta pieza sube a escena el viernes 3 de junio en el Teatro Regio (Córdoba 6056) bajo la dirección del mismo Urquijo y un elenco integrado por Virginia Innocenti, Rita Cortese, Arturo Bonín, Silvia Baylé, la propia Dufau, entre otros once actores y tres músicos. La música original es de Alberto Favero, la iluminación, de Eli Sirlin, y la escenografía y el vestuario, de Eugenio Zanetti.

“Esta obra, la más chejoviana de Lorca”, afirma Urquijo en la entrevista con este diario, “cuenta un drama individual, el de una mujer que espera en vano, víctima de las promesas y también de la honra y la dignidad de la palabra dada. Pero termina hablando, como todas las obras maestras, de la sociedad de la época en que fue escrita”, detalla el director. No obstante esto, la adaptación se refiere a otra época. Si Lorca había situado cada acto en 1890, 1900 y 1910, respectivamente, esta puesta lo hace en 1930, 1940 y 1950. Urquijo explica sus razones: “La acción sigue ocurriendo en un tiempo pasado, pero al ser un tiempo más cercano al espectador, la época puede ser la de sus madres, tías o abuelas”. El director también se tomó otras “licencias de adaptación”, como él mismo define, sacando algunos personajes y textos, reemplazando a estos últimos por fragmentos de poemas del mismo Lorca, escritos en una fecha posterior a la obra. “Este año se cumplen 80 años de su muerte”, señala Urquijo y añade: “Y sus huesos siguen sin ser encontrados”. En este sentido, el director encuentra frases en la obra que, si bien definen el dolor de la mujer abandonada, también podrían ser tomadas como anticipatorias: “Hablar de un duelo sin muerto es también hablar de Lorca y de nosotros mismos”, concluye.

“Como cuando hice Chéjov, en esta versión no hay tratamiento de tú o de vos”, aclara Urquijo, atento a impedir que la acción se ubique en España o en Argentina. Otro de los cambios importantes es haber convertido en canciones a los poemas que el autor puso en la pieza: “Lorca subtituló esta obra como poema granadino con escenas de canto y baile: en ese sentido fuimos fieles al ponerle música a los poemas”, afirma el director. En cuanto al despliegue escenográfico de Zanetti y a la cantidad de actores y músicos, Urquijo opina: “Un espectáculo como éste solamente puede hacerse en un teatro como el Regio o el San Martín: yo pienso que no deberían estrenarse en salas oficiales obras de pocos personajes, que pueden hacerse en los teatros independientes”, sostiene.

–Rosita es víctima de las promesas del novio y también de lo que la gente piensa de ella…

–Es que la mirada del otro es esencial. En los primeros años, la mirada de la madre de crianza humaniza a la persona, le da autoestima y la constituye. Luego, pesa en cada uno la fuerza de lo que la sociedad avala o condena.

–¿Se podría hacer una versión actual de esta obra?

–El drama de Rosita hoy no transcurriría del mismo modo. Algo de esto se muestra en la despedida de los novios, que no tiene el cariz romántico de la obra original porque Rosita está enojada: utiliza las palabras de Lorca, pero manifestando lo que está por debajo de ellas.

–¿Por qué dice que ésta es la obra más chejoviana de Lorca?

–Porque en el teatro de Chéjov el tiempo es un personaje protagónico. En muchas de sus obras tiene una fuerza tan determinante que se convierte en un personaje oponente. Aquí también, como en la vida, el tiempo va envejeciendo al cuerpo y minando ilusiones.

* Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores, Teatro Regio (Córdoba 6056), de jueves a sábados a las 20 hs. y los domingos a las 19 hs.

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“Aquí también, como en la vida, el tiempo va envejeciendo al cuerpo y minando ilusiones”, dice Urquijo.
Imagen: Sandra Cartasso
 
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