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Jueves, 11 de noviembre de 2010

RADIO › VíCTOR HUGO MORALES, MATíAS MARTIN Y MARíA SEOANE HABLAN DE LOS PREMIOS ETER

Ambito natural de pertenencia y compromiso

El periodista destaca a los jóvenes que “van tomando la posta” en el medio. Uno de los aludidos, el conductor de Basta de todo, agradece el elogio y menciona su libertad para decir lo que piensa. Y la directora de Radio Nacional explica un “cambio de paradigma”.

 Por Karina Micheletto

“El reconocimiento de los pares y de los jóvenes es una aspiración personal, y el mimo de los ETER no lo supera ningún otro que haya recibido”, agradece Víctor Hugo Morales el resultado de la sexta edición de estos premios, que destacó su labor y la del equipo de La mañana y Víctor Hugo con cinco galardones, incluido el del público. Acaba de terminar de hacer su programa matinal y aprovecha el viaje en auto para ejercer otra de las tareas que lo apasionan: la de la exploración de nueva música y su consiguiente difusión: “Se llaman Boquitas Pintadas, son muy jóvenes y hacen tango muy bueno. Si pueden hacerle una nota, vendría muy bien”, invita, ya que está, y vuelve sobre esa noche en la que tuvo que esforzarse para mantener en caja emociones: “Sentí que era un lugar de pertenencia, un ámbito de pensamiento y de compromiso. Para mí es un premio muchísimo más especial que aquel que sigue ceñido a la idea tan voluble de lo que llamamos éxito. Tenía que ver con el prestigio que a mí me interesa ganar y por eso estaba realmente emocionado ya desde la entrada. Por eso me limité a hablar poco, para no ser traicionado por la emoción. No era cuestión de andar haciendo papelones...”

Entre lo poco que habló, el gran ganador de los ETER hizo referencia a dos puntos sobre los que suele volver frente al micrófono. El primero, la apuesta por los profesionales más jóvenes, a los que llamó “los soñadores”, y por un futuro que, está seguro, será diferente a partir de la sanción de la ley de medios de la democracia. “Puse como ejemplo a esos chicos de Canal 4 de Mar de Ajó que vinieron a mi programa, fue una asociación que hice en el momento, viendo tantos jóvenes en el teatro”, recuerda Víctor Hugo. “Habían venido el día anterior, todos jovencísimos y muy capaces, me contaron que gracias a la ley de medios están por empezar en un nuevo canal. Me gustó ponerlos como ejemplo, porque tengo la total certeza de que esta ley va a abrir caminos para el talento de tantos jóvenes como los que conocí en la noche de los ETER, con unos vozarrones que me daban ganas de decirles: ‘Venite conmigo a la radio, empezás mañana’, como alguna vez me dijeron a mí.”

El otro punto que expresó con vehemencia fue el referido al rol de la Sociedad Interamericana de Prensa (ver aparte): “Tampoco tenía pensado hablar de la SIP, pero por lo visto estoy muy cargado en estas horas”, cuenta. “Me indigna que se diga que no hay libertad de expresión. Que en este momento, enarbolando la libertad de prensa, sean capaces de participar en este juego de intereses, me provoca una gran indignación. Si un diario como La Nueva Provincia puede decir ‘Viva Massera’ para despedirlo, es porque se puede decir cualquier cosa.” A punto de cumplir treinta años relatando en la Argentina, Víctor Hugo habla de aprendizajes: “Unos años atrás, a mí no se me ocurría analizar quiénes son los que integran la SIP y qué intereses defienden. Todos hemos hecho un aprendizaje en este tiempo. Lo que he aprendido de mi profesión en este año y pico de lucha es más importante que lo que aprendí en los 20 o 30 años anteriores”, asegura.

El periodista destaca premios como los que recibió Matías Martin, otro de los grandes ganadores de ETER con su programa Basta de todo. “Admiro el recorrido que viene haciendo Matías, como el de otros muchachos; Andy (Kusnetzoff) o Juan Pablo Varsky, por ejemplo. Aprecio cómo se juegan por lo que piensan, son gente joven que va tomando la posta, de la que se puede esperar que haga periodismo con mucho sentido de la maravilla.” “Para mí es un honor que Víctor Hugo hable de esa manera de mí, porque lo admiro y porque es un placer compartir cualquier charla, en cualquier momento, con él”, agradece el conductor de Metro en diálogo con Página/12, y aclara: “Siento que siempre tuve el mismo grado de compromiso con lo que pienso; mi compromiso no es con un proyecto político determinado, con el que coincido en muchas cosas y en otras no. No siento que si soy parte de un apoyo, o si critico, le estoy haciendo el juego a nadie, y por suerte tengo libertad para decir lo que pienso”.

“Mi preocupación central es que el programa sea mejor”, indica el conductor. “Que acomodemos nuestras cosas, que consolidemos las nuevas, que traigamos ideas. Me encanta recibir reconocimientos y todo lo que traen, pero lo que más me gusta es mi trabajo. Me encanta hacerlo, me encanta tener trabajo y trabajar en una radio como Metro. Por eso el compromiso es que hay que seguir, en eso estábamos cuando nos dieron estos premios.”

Otra marca distintiva de estos ETER tuvo que ver con el reconocimiento que tuvo Radio Nacional, cuya programación en AM resultó elegida como la mejor, al igual que el informativo y programas de la emisora como La venganza será terrible y Secretos argentinos. La directora de la radio, María Seoane, habla de “un cambio de paradigma”. “La revalorización del Estado implica también la revalorización de la radio pública, y eso se completa con la sanción de la ley de medios de la democracia”, señala a Página/12. “Durante muchos años, los periodistas lucharon contra estados autoritarios. Ahora no hay un estado autoritario, lo que hay son corporaciones autoritarias. Entonces la disyuntiva es la de la supremacía de lo público sobre lo privado, no para que lo uno excluya a lo otro, sino para garantizar que los intereses que se buscan defender sean los de una sociedad, y no los de las corporaciones mediáticas.”

“Desde esos intereses se instaló una idea tramposa, la de que el Estado no tiene que pagar a los periodistas que trabajan en los medios públicos”, continúa Seoane. “La tarea de una radio pública sostenida por el Estado es que el gobierno que administra ese Estado aparezca representado como la voz de las mayorías, porque para eso fue electo. Con lo cual, la mayoría de la sociedad argentina sostiene la radio pública porque corresponde por elección política. Y por otro lado esa radio es tan plural que incluye a las minorías, aunque en muchos casos esas minorías se nieguen a hablar con la radio, en lo que es claramente una discriminación. Son muchos los que, como el vicepresidente Julio Cobos, jamás aceptaron dar su opinión en la radio pública.”

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