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Sábado, 27 de agosto de 2016

RADIO › ABUNDAN LAS POSIBILIDADES, PERO HAY UNA DEUDA DE CREATIVIDAD

Claroscuros de la cadena evolutiva

En apenas un cuarto de siglo, la explosión tecnológica abrió todo un mundo de posibilidades que, más que atentar contra la radio, la enriquecen: lo único amenazado, en todo caso, es el aparatito transmisor. El gran desafío es qué hacer con todo eso.

 Por Julián Marini y
Darío Smulewicz *

A principios de los 90, Hora 25, en Rock and Pop, proponía la primera experiencia de radio a demanda: uno se acercaba al edificio de la radio, entregaba un casete virgen y a cambio le daban uno con la grabación presta para ser escuchada. Pasaron más de 25 años y hoy existen programas diseñados para ese tipo de escucha. La radio que sobrevivió al cine mudo, al sonoro, a la TV y la TV color encontró una nueva aliada: Internet. La lleva de la mano hacia nuevos dispositivos, plataformas y audiencias. Quizás lo único amenazado es el viejo aparato de transmisión. Pero la radio como lenguaje se reinventa, se ramifica, se expande. Smartphones, tablets, netbooks, notebooks y PCs son algunos de los canales por los que hoy se escucha radio. Principalmente en los smartphones, que por estos días son las nuevas Spicas. Desde 2014 hasta hoy, según un informe de la consultora ANUNCIAR en la web especializada Totalmedios, la escucha a través de estos dispositivos creció un 23%, el de mayor crecimiento en cantidad de usuarios.

Podcast

El término “Podcast” viene de la unión de las palabras Ipod y broadcast. Unos locos, ya no de la azotea, buscaban aprovechar las posibilidades que brindaban Internet y los nuevos dispositivos de reproducción para crear contenidos de radio. La idea se completó con el sistema de redifusión RSS, que permitía acceder a la actualización de los archivos a partir de una suscripción. Desde entonces, un universo: hoy la suscripción mediante RSS no lo define, como tampoco su reproducción mediante Ipod. Existen sitios que alojan esas producciones, emisoras que los utilizan como complemento de su programación, sitios informativos que lo emplean como agregado sonoro, series de TV que brindan material extra y hasta ficciones diseñadas para esta manera de transmisión.

El Podcast es una transmisión de contenidos realizados a partir del lenguaje radiofónico, que sin embargo comenzó a definirse con algunas particularidades: atemporales, temáticos y pensados para este modo de reproducción. El cuarto rasgo importante es su consumo “on demand”. Hoy los Podcast crecen en número y calidad, un poco por su economía de producción, otro por el desarrollo tecnológico que permite que cada vez haya más dispositivos integrados con Internet y, en gran medida, por los comportamientos de la audiencia. Definidos sus gustos e intereses, buscan especificidad en la oferta informativa y de entretenimiento. Y algo muy importante: la posibilidad de escuchar estos contenidos donde y cuando plazca, sin estar condicionados por los días y horarios establecidos.

Radiocut

Durante una clase en una escuela de Comunicación, una profesora sugirió a los estudiantes que se levantaran temprano para escuchar un programa de la primera mañana. En el fondo se escuchó: “Ni loco me levanto a esa hora, lo escucho después en Radiocut”. Radiocut es, como sus creadores dicen, otra forma de escuchar radio. En www.radiocut.fm se tiene la posibilidad de encontrar programas de hace horas, días o meses. Y permite crear recortes, describiendo segmentos, para compartirlos en la forma que uno desee. Es una gran sonoteca de emisoras de AM, FM y online, y permite escuchar en vivo la programación que se elija. Su irrupción hizo que ya no sea necesario esperar una hora determinada, o ni siquiera es necesario escuchar todo el envío para oír una sección, una entrevista, un editorial o una columna. Una nueva manera de consumir radio, pero no de proponer contenido. Lo que propicia este sitio/software es la forma en que las audiencias consumen los programas tradicionales.

¿Emisoras?

En lo que respecta a las AMs y FMs, no se conoce otra manera de usufructuar una frecuencia y contener una programación: las emisoras mandan. Cada una con sus conceptos artísticos y comerciales siguen respondiendo a cánones tradicionales. Ni siquiera las alternativas y barriales han propuesto variantes. Existen desde siempre las que lotean espacios, y ahí hay dos grupos: las que lo hacen para cubrir gastos operativos y de logística, para así solventar programas de producción propia; y las planteadas como un negocio en que la ganancia está en lotear la grilla y alquilar espacios.

Si bien las emisoras online reproducen estos esquemas, Internet y sus posibilidades permiten generar producciones utilizando redes sociales o plataformas de streaming o podcasting para alojar contenidos: YouTube, Spotify o Soundcloud son ejemplos conocidos. Se inaugura una nueva manera de escuchar radio, pero también de realizarla. Este escenario favorece la pluralidad de voces: cada cual, desde su hogar, puede generar sus producciones sin alquilar un espacio o enviar un demo. Se enriquece la oferta. Un ejemplo es www.serialpodcast.org, audioserie que aprovecha las posibilidades de los sitios web, redes y plataformas para un producto atractivo e interesante.

Los ojos en la radio

¿Hay necesidad de sumar imagen a la radio, conspirar contra su magia, ir en contra de su esencia, al revés de la idea hermosa que la define como El Teatro de la Mente? Este nuevo requerimiento parece avalado por un espíritu de época: una era pletórica de contenidos audiovisuales, ideas multiplataforma, relatos transmedia que parecen no soportar un medio al que puede considerarse “incompleto”. La primera respuesta–reflejo a esta situación, y sobre todo en el afán de captar audiencias, fue llenar los estudios de cámaras. Pero lo que sucede entre los paneles acústicos y los micrófonos muchas veces no está preparado para ser develado a los ojos, o más bien no tiene interés en eso. Todo se vuelve explicito, “pornográfico” y tosco: las voces poseen un cuerpo y una personalidad que muchas veces no se condicen con quienes las portan, y surge la sensación de estar a merced de una pandilla de voyeurs.

Algunas emisoras se convirtieron en retransmisoras de programas de TV. Una experiencia conocida es la de ESPN con Pura química. ESPN es un multimedio que decidió matar dos pájaros de un tiro y retransmitir por su FM el producto televisivo. Intentaron remozarlo y agregarle elementos de un magazine radial, pero no dejaba de ser un programa de TV, pensado para TV y realizado para TV que, apenas, prestaba su aspecto sonoro para la 107.9. El resultado era, en términos radiofónicos, un engendro. Otro de los esquemas es el de FM Latina y el canal TLX; o Radio Del Plata y 360TV, donde lo audiovisual replica programas de radio. El resultado es desparejo: aunque agreguen escenografías y maquillaje, no dejan de ser producciones radiofónicas con escaso valor televisivo. En todo caso, suma un soporte por donde escuchar radio pero sin las ventajas del original: portátil, económico. Quizás la experiencia más interesante es Vorterix, que integra una emisora de radio, un estudio de TV y un teatro. Se presupone que los contenidos están pensados para aprovechar las posibilidades. Sin embargo, con el devenir, los resultados fueron desparejos o forzados. Lo audiovisual prevalecía sobre lo radiofónico o viceversa, descompensando al producto final. De todos modos, continúa siendo una propuesta pionera.

Más allá del sentir romántico, la comunicación evoluciona, y los proyectos multiplataforma o relatos transmedia poco a poco se instalan entre espectadores/prosumidores de manera natural. El mayor déficit es el contenido.

Importa el adentro

Mientras tantos corren despavoridos o protestones frente al devenir tecnológico que cambia a la señora de 96 años, se pierde de vista la mayor amenaza: una larga crisis creativa. No es que no haya ideas ni personas capaces de gestarlas, sino que las oportunidades son pocas. La mayoría de las comerciales se manejan con cautela, apuestan sobre seguro y no corren riesgos. Se nota con una simple recorrida que no existe mayor renovación generacional. Los de siempre siguen en los mismos lugares, en algunos casos manteniendo su calidad. Aún en ejemplos en que se conserva la capacidad periodística, de conducción o entretenimiento, prevalece la comodidad. Son pocas las experiencias con criterios disruptivos o refrescantes. Corresponde citar a las FM Malena, La Tribu y BitBox, que además dan lugar a expresiones artísticas y periodísticas de casi nula difusión en los medios masivos.

Las radios alternativas no están exentas de la crisis. Son la esperanza del medio, quizás, pero en muchas la alternatividad sólo se da en su modelo de gestión económica o accionar ideológico. En el rastrillaje fino sale a luz que quienes deberían proponer contenidos propicios para este tipo de proyectos reproducen estructuras y, no pocas veces, discursos de los medios sistémicos y hegemónicos. Desde ya, hay excepciones.

Internet, al menos por ahora, presenta un escenario más fértil para nuevos contenidos. Al no estar regulado y ser la opción más económica –y quizás democrática–, propicia la proliferación de nuevas voces, nuevas cabezas. El ejemplo más claro está en Podcast donde se proponen temáticas específicas y variadas para audiencias puntuales. Ahí hay aire fresco y renovación de cuentos, temas, historias, como en Radio Colmena. La técnica avanzará y la radio se irá poniendo a tiro, pero no se puede descuidar y perder el culto a las ideas, a la creatividad.

El futuro

La radio es inoxidable. Cada vez que le hacen la cuenta para el nocaut se levanta y sigue. Las novedades tecnológicas, soportes, medios y audiencias quizás atenten contra el aparato y el medio tradicional; pero el “lenguaje radiofónico”, que es donde reside la magia, dispone del porvenir que siempre tuvo. Auspicioso y lleno de posibilidades por su encanto, versatilidad, mística y potencia creativa. Por muy meloso que suene, no hay forma de desmentir que la radio vive en portátiles y smartphones. En la primera mañana de la AM más pintada y en el Podcast más freak. En la voz que todas las noches hace compañía y en esos chicos un poco atolondrados que mandan mensajes de audio para hacerse reír.

* Coordinador y Director de la carrera Producción de Radio y Medios Audiovisuales de ETER.

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