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Miércoles, 16 de mayo de 2007

DANZA › EL PRIMER PROGRAMA DEL BALLET CONTEMPORANEO DEL TEATRO SAN MARTIN, UN LUJO

Para celebrar bailando en las alturas

Con obras de Carlos Casella, Carlos Trunsky y el director Mauricio Wainrot, el ballet festeja sus treinta años de vida con un espectáculo que certifica largamente su reputación.

 Por Alina Mazzaferro

Cuando en 1977 se creó el Grupo de Danza Contemporánea del Teatro Municipal San Martín, bajo la dirección de Ana María Stekelman, integrado por seis bailarinas y tres bailarines, había mucho por hacer en la danza contemporánea local. Hacía cinco años que ese teatro oficial le había dado la espalda al género y por fin volvía –con Kive Staiff a la cabeza– a prestarle atención, creando una nueva compañía y con ella un taller de perfeccionamiento para bailarines que le permitiría crecer y perdurar en el tiempo. Treinta años más tarde, ese ballet primigenio, poliforme y sin unidad de estilo se convirtió en la compañía que es hoy la más prestigiosa del país. Que se trata de un ballet homogéneo, de impecable técnica y capaz de abordar, con igual eficacia, diferentes estilos y lenguajes, es algo que éste ya había demostrado en diferentes oportunidades. Pero en el estreno del primer programa de la temporada 2007, en el que se presentaron obras de Carlos Trunsky, Carlos Casella y de su director Mauricio Wainrot, los bailarines del San Martín no sólo dieron cuenta de su ductilidad para adaptarse a las diversas propuestas. También pusieron especial énfasis en sus capacidades expresivas y actorales, desplegaron su personalidad y demostraron que son artistas completos y no sólo intérpretes del movimiento. El resultado: un programa exquisito, especial para rendir homenaje a esa casa que, desde hace 30 años, viene trabajando para y por la danza contemporánea argentina.

La función dio comienzo con Amargo ceniza, de Trunsky, anunciado en el programa de mano como un “díptico”, una obra en dos versiones: una masculina más una mujer (que podrá verse del 18 al 20 de mayo y el 1º y 2 de junio) y una femenina más un hombre (26 y 27 de mayo). En una única presentación, es imposible imaginar ese despliegue de energías masculinas traducido a un universo femenino. Todo comienza como en un concierto. La pianista invitada Haydée Schvartz ocupa su lugar en el piano e inicia su interpretación. Seis bailarines ubicados en sus respectivas butacas, poco a poco, irán dejando aflorar en sus cuerpos lo que la música les dicta. Si la pieza de Gyorgy Ligeti es un constante ir y venir entre la alegría y la tristeza, el humor y el horror, la obra de Trunsky se construye a su imagen y semejanza, demandando de los intérpretes ese mismo vaivén, ese pasaje repentino de la comedia a la tragedia y viceversa. Trunsky expone a sus bailarines al abismo; cualquier exageración, imprecisión o detalle inmotivado podría llevar a la obra por un sendero equivocado. Pero los bailarines tocan la nota justa; entre ellos se lucen especialmente Exequiel Barreras, Lucio Rodríguez Vidal –quien tiene a su cargo uno de los papeles más arriesgados a nivel interpretativo– y la sensual Irupé Sarmiento.

Tras el intervalo, es el turno de Casella. Playback es la primera obra de este reconocido coreógrafo, montada especialmente para esta compañía y, quizá, la más celebrada de la noche. Una plaga de pies de micrófonos ocupa el escenario. Allí, una escena bizarra, que recuerda a la poética utilizada por El Descueve (grupo del cual este director forma parte), destella sensualidad. Casella construye universos paralelos, mundos con su lógica propia, donde los seres se relacionan de múltiples formas y, en esos vínculos, cada intérprete tiene la oportunidad de destacarse en su individualidad. La obra no impone momentos estéticos o de humor, solamente fluye y éstos, sin apuro ni arrebato, llegan a su debido tiempo. Así, un grupo de mujeres, encabezadas por una desgarradora Irupé Sarmiento, bailan su desamor al ritmo de una melodía mexicana. Más tarde, algunos hombres se derriten sobre esos caños plateados ante la arrogancia de una chica al rojo vivo; otros dos jóvenes sortean cualquier obstáculo rodando por el piso a gran velocidad con la consigna de no soltarse jamás... Una vez más se destaca Barreras –“mira cómo me pones”, le repite a la de rojo con acento españolísimo–, quien ha demostrado ser, además de un bailarín impecable, un sólido comediante que encaja como en un guante en este tipo de producciones –con aires de comedia musical, pero que no cae en clichés o formas preestablecidas– propias del universo poético de Casella.

Por último, el cierre y el gran despliegue coreográfico, que no podía faltar en una obra de Wainrot. Movimiento perpetuo es una creación que el director de esta compañía estrenó con el Hubbard Street Dance de Chicago y por la cual recibió, en 1993, el Choo San Goh Choreographic Award. Nunca presentada en la Argentina, Wainrot la venía reservando para una ocasión especial, por su carácter lúdico y festivo. Finalmente, ese momento llegó. Con nuevo vestuario y un trío agregado (perteneciente a otra obra del mismo autor), Movimiento... fue la oportunidad para que los intérpretes lucieran su técnica, en veloces y complejas secuencias coreográficas, entre las que se destacaron un pas de deux de hombres y el trío final, con el encanto de los números de vaudeville. Algunas de las recién llegadas a la compañía pasaron su prueba de fuego en esta reposición; demostraron que, si bien técnicamente no son tan brillantes como Irupé Sarmiento ni tienen aun la seguridad de Silvina Cortés, poseen aptitudes y la energía para formar parte de este prestigioso equipo. Si Wainrot dejó en sus jóvenes manos la responsabilidad de esta función-homenaje fue, quizá, porque sabe que apostar a las nuevas generaciones es la clave para estructurar una compañía que busca no sólo la excelencia en el presente sino, sobre todo, perdurar en el tiempo.

9-PRIMER PROGRAMA DEL BALLET CONTEMPORANEO DEL TEATRO SAN MARTIN

Coreografía: Carlos Casella, Carlos Trunsky y Mauricio Wainrot.

Escenografía y vestuario: Carlos Gallardo, Ariel Vaccaro, Cecilia Allassia y Marta Albertinazzi.

Iluminación: Eli Sirlin.

Dirección: Mauricio Wainrot.

Lugar: Teatro Presidente Alvear, Corrientes 1659.

Viernes y sábados de mayo a las 20.30 y domingos a las 17.30. Viernes y sábados de junio a las 21. Hasta el 10 de junio.

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El programa cierra con Movimiento perpetuo, pieza de Wainrot nunca antes presentada en la Argentina.
 
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