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Viernes, 26 de febrero de 2010

CULTURA › PRESENTACION DE LA PROGRAMACION 2010 DE LA BIBLIOTECA NACIONAL

Libros para volver a pensar la historia

A doscientos años de su creación, la BN festejará con actividades que estarán a tono con la celebración del Bicentenario de la Nación. Habrá muestras, presentaciones y homenajes. Horacio González, su director, subrayó el carácter de “gran editora” de la institución.

 Por Silvina Friera

Horacio González, Jorge Coscia y Ezequiel Grimson durante la presentación.
Imagen: Guadalupe Lombardo.

Las actividades culturales en la Biblioteca Nacional (BN) no fueron un complemento ni un aderezo, sino un proyecto para encontrar su corazón profundo. Lo prueba el documento “excepcional” de Mariano Moreno en el que la considera “un establecimiento educativo superior”. A doscientos años de su creación –el 13 de septiembre de 1810–, la BN ha decidido “tirar la casa por la ventana” y festejar a lo grande con una programación de muchas calorías y muy variada, que tendrá como hilo conductor la celebración del Bicentenario de la Nación. En el tercer piso, en la sala Juan. L. Ortiz, alguien deslizó que estaban todos “desnudos”. Pero a no asustarse que tanto el director de la institución, el sociólogo Horacio González, como el secretario de Cultura, Jorge Coscia, estaban bien vestidos para la ocasión. La conferencia coincidió con la inauguración de una muestra centrada en el tema del desnudo, con grabados de consagrados artistas argentinos del siglo XX y franceses del siglo XIX (Carpani, Presas, Pesce, Forte, Apoux, Lebégue, Rassenfosse y Henry de Stá, entre otros). Un mural de Miguel Rep se inaugurará el 26 de marzo; pero también se desplegarán un puñado de exposiciones como Libros para pensar una Revolución, 200 años de prensa argentina, un homenaje a nuestro Premio Cervantes, el entrañable Juan Gelman; la realización por primera vez del cruce “Kafka-Borges”, una muestra Lugones/Pessoa, dos jornadas a dos emblemas de la escuela de Frankfurt, Walter Benjamin y Theodor Adorno; un homenaje a Aníbal Ford y a Miguel Hernández (en el centenario de su nacimiento), un Encuentro Latinoamericano del Libro Social y Político, ciclos de música como el organizado por Gerardo Gandini, de cine, producciones audiovisuales como la notable El libro perdido, cursos, talleres, concursos y un ejército de nuevas publicaciones.

González subrayó el carácter de “gran editora” de la BN, que tiene ya más de cien volúmenes publicados. La BN reincidirá en la saludable experiencia de la “Máquina del Bicentenario” –ponga una moneda de un pesito en la ranura y le servirán, literalmente, un libro en bandeja–, como lo hizo en la Feria del Libro del año pasado, ahora con textos como Escritos políticos, de Simón Bolívar; Las fuerzas extrañas, de Leopoldo Lugones; Cuentos, de Haroldo Conti; El organito, de los hermanos Discépolo, y Vida de San Martín. Contada por los muchachos de América, de Dardo Cúneo, entre otros libritos de Juan. L. Ortiz, Borges y Payró. Además, incrementará la colección “Los raros”, con títulos de Groussac, Bernardo Canal Feijó, Manuel Ugarte y Fausto Burgos, y habrá numerosas reediciones y antologías, como El payador, de Lugones, y Archivo americano y espíritu de la prensa del mundo, de Pedro de Angelis. “La Biblioteca Nacional es un cuerpo integral de ideas que investiga de qué modo se de-sarrolla una nación después de su autonomía y de qué modo lo hace atendiendo su especificidad bibliotecológica; dos desafíos inspirados en las gestiones de Groussac y Borges”, dijo González durante la presentación.

Ezequiel Grimson, director de Cultura de la BN, comentó que la muestra Libros para pensar una revolución incluirá los textos que leyeron Moreno o Bernardo de Monteagudo y que nutrieron el pensamiento de Mayo; los libros que escribieron los protagonistas –las memorias de Belgrano, de Beruti y de Saavedra– y finalmente los libros que escribieron sobre la revolución la generación del ’37, la generación de Caseros, la generación del ’80, la generación del Centenario, y así hasta abarcar las distintas corrientes políticas e historiográficas del siglo XX. Grimson subrayó el regreso del programa La muralla y los libros, que en su novena temporada se emitirá por Radio Nacional Folklórica. Septiembre será el mes para tirar la casa por la ventana con un circuito por las tres sedes de la BN en sus diferentes épocas: la Manzana de las Luces, el edificio de la calle México y la sede actual. En vísperas de los 200 años, el 12 de septiembre, habrá presentaciones musicales, literarias y teatrales.

“Es difícil encontrar buenas noticias y esto es algo en lo que deberíamos indagar”, propuso el secretario de Cultura de la Nación, quien recordó un informe reciente del Sinca (Sistema de Información Cultural de la Argentina) en el que se consigna que el Producto Bruto Interno Cultural del país es del 3,2 por ciento. “Argentina ha crecido sin parar desde 2003. Esto es una buena noticia, pero no siempre sale. La cultura ha crecido 17,5 por ciento el año anterior. Si nos preguntamos dónde está la razón de ese crecimiento, vamos a descubrir que tiene mucho que ver con los libros. En la Argentina se vendieron el año pasado 90 millones de libros. Vamos descubriendo buenas noticias; por lo menos las doy y me gustaría leerlas en algún lugar”, ironizó Coscia ante los periodistas. El secretario de Cultura aseguró que el cine argentino “anda bien” desde hace seis años; que se sostiene una producción entre 50 y 60 películas por año y se mantiene “el nivel más alto de premiación de la historia”. “Alguien podría titular que la gente se refugia en los cines por la crisis. En cuestión de titular uno puede ver, como leímos hoy (por ayer), que Menem ayudó a que ganara el oficialismo. Menem siempre votó por la oposición; pero nunca leí en el diario que Menem ayudó a que ganara o perdiera la oposición. Vamos a ver cómo se relatan las cosas.”

Pero si el tono de Coscia pareció escéptico ante el manejo de la información, pronto recuperó un acento esperanzador. “Va a haber un relato histórico infalible; ese dato va a hablar de que la cultura en tiempos del Bicentenario estuvo en plena expansión. Las políticas públicas activas son las que determinan muchas de las variables que están ubicando la cultura en un lugar preferencial de consumo. Por supuesto que hay deudas; algunas de esas deudas serán salvadas por las políticas que están en marcha”, garantizó el secretario. “El Bicentenario es una formidable oportunidad, no para torcer la historia, sino para darle un sentido. No puede haber un proyecto nacional sustentable si no hay una política cultural que genere sus cimientos. Los países son tan exitosos como su proyecto cultural”, agregó. “El nudo central que debe reunirnos es la reflexión, el debate, la memoria. ¿Qué recordamos del Centenario?; que vino la infanta y que había estado de sitio. ¿Qué recordaremos de este Bicentenario? –se preguntó–. Depende fundamentalmente de nosotros y de cómo lo relatemos. Si no lo relatará la historia; pero a la larga la historia y el relato histórico llegan a la verdad.”

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