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Sábado, 14 de agosto de 2010

CULTURA › RAYMOND BOYLE EN EL SEMINARIO ORGANIZADO POR CULTURA Y CANCILLERíA

“Es positivo que haya tensiones”

Especialista en medios de comunicación, el escocés reflexionó sobre la doble condición de la industria cultural: como un eslabón más de la economía y como incesante productora de símbolos, transmisión de saberes y construcción de identidades.

 Por Silvina Friera

“Ninguna autonomía es absoluta –dice el escocés Raymond Boyle, especialista en medios de comunicación, con una sonrisa que le parte la cara al medio, como si intentara burlarse de ciertos “mitos” que calan muy hondo en el imaginario de periodistas y comunicadores–. La BBC trata de mantener su independencia editorial a rajatabla, a pesar de las presiones que recibe del gobierno. Pero hay tensiones y a veces es positivo que existan.” El impacto de los contenidos multimediales en la construcción de ciudadanía y la democratización del campo de la comunicación son algunos de los temas sobre los que Boyle reflexionó en el marco del seminario internacional “Las industrias culturales como factor de desarrollo económico y social”, organizado por la Secretaría de Cultura de la Nación y la Cancillería argentina, que contó con la participarán de destacados políticos y académicos argentinos y europeos como Jean-Michel Djian (Francia), Ricardo Ramón Jarne (España), Guillermo Mastrini, Alberto Quevedo y Tristán Bauer, entre otros.

A Boyle le gusta la palabra tensión. Al menos la repetirá seguido sin ofuscarse ni preocuparse. Cuenta que los Procesos políticos son complejos en el Reino Unido. Escocia tiene un Parlamento que aspira a la independencia mientras el gobierno en Londres “busca mantener la unidad”. “Aunque el Parlamento escocés tiene competencia en cuestiones de política cultural, las políticas comunicacionales se las reserva Londres –explica–. Es inevitable que existan tensiones entre Londres y Escocia.” El propósito del seminario fue debatir acerca de la doble condición de las industrias culturales: como un eslabón más de la economía, pero además como incesante productora de símbolos, transmisión de saberes y construcción de identidades. El especialista escocés subraya la importancia de la democratización de la información y el papel de los medios de comunicación. “Viviendo en Escocia tengo la posibilidad de acceder a todos los diarios británicos que llegan al Reino Unido, pero también a los escoceses. Tengo acceso a mayor variedad de fuentes que si viviera en Londres, donde sólo se pueden leer los diarios nacionales británicos, que incluyen muy poca información y contenidos sobre Escocia, Gales e Irlanda del Norte. Si viviera en Inglaterra, me perdería buena parte de la información escocesa”, revela el catedrático en comunicación en el Centro de Política Cultural y de Medios de la Universidad de Glasgow, donde codirige el programa de Master en Gestión de Medios.

La televisión no es ajena a esta lógica que excluye y ningunea a las “periferias”. “Uno de los problemas que se perciben en Escocia es que buena parte de los contenidos televisivos se produce desde Inglaterra. Al Parlamento escocés le gustaría ver mayor contenido sobre cuestiones escocesas. Si bien es una cuestión económica que implica incentivar el crecimiento de la industria en Escocia, también es un asunto político y cultural, porque el Parlamento escocés quiere ir hacia la autonomía cuando el gobierno central trata de preservar la unión.” La British Brodcasting Corporation (Corporación Británica de Radiodifusión) –más conocida por las tres letras de su sigla, BBC– es la cadena pública más grande de transmisión de noticias en el mundo. Y sin duda una de las más respetadas. A pesar de que hay una filial en Escocia, Boyle aclara que “en términos prácticos sólo un 20 por ciento del contenido televisivo de la BBC se genera en la región”. El 80 por ciento restante se produce principalmente en Inglaterra. “En un contexto de crisis económica, uno de los principales problemas es cómo alentar la competencia dentro del sector público televisivo”, subraya el especialista. “La tensión entre los medios televisivos y la clase política es bastante evidente en muchas situaciones. Aunque no tengan un control directo y explícito sobre los medios, hay relaciones muy intensas entre dirigentes políticos y editores periodísticos”, agrega Boyle, cuyos intereses de investigación orbitan en torno del deporte y los medios de comunicación.

“La clave del mercado de los medios de comunicación en el Reino Unido es la existencia de la BBC con su ‘autonomía relativa’ entreverada con el sector privado”, plantea Boyle. La financiación de esta cadena pública –recuerda el especialista– proviene del impuesto que todo dueño de un aparato de televisión deber pagar en el Reino Unido. Una agencia dependiente del gobierno es la encargada de gestionar la recaudación de este canon. “La comunicación pública es atacada por el mercado porque las empresas privadas se quejan de que no pueden competir con la BBC. Pero también es cuestionada por el gobierno, que no siempre está de acuerdo con las críticas que le hace la BBC.” En opinión de Boyle, la BBC “no ha sido tan eficaz en reflejar cómo está cambiando el escenario político del Reino Unido”. “Hace más de una década el Reino Unido les devolvió algunos poderes a Escocia y Gales. Después de 300 años, Escocia volvió a tener su propio Parlamento; cada uno de los países –Gales e Irlanda del Norte–- creó sus propias instituciones legislativas. Es sin dudas un gran cambio político y cultural –repasa el especialista–. Pero a la BBC le cuesta darse cuenta de lo que significan estos procesos. Cuando informa sobre temas relacionados con la salud que se anuncian en Londres, en realidad esa información sólo tiene importancia en Inglaterra. Para los que vivimos en Escocia o Irlanda del Norte resulta muy irritante porque tenemos nuestros propios sistemas de salud. Reflejar la realidad en este momento es mucho más complejo que hace un tiempo. La BBC ha mejorado mucho, pero aún le cuesta dar cuenta de la realidad de todo el Reino Unido. Son muchos los que sienten que no tienen una voz y que parte de su identidad no está siendo reflejada por los medios de comunicación públicos.”

Boyle está trabajando en un estudio sobre la comprensión pública de los negocios a través de la televisión. “En uno de los programas hay un chef escocés que visita restaurantes que no han sido exitosos –cuenta–. El chef examina cómo están funcionando, hace sugerencias acerca de cómo debería cambiar la atención al cliente y el menú. El programa muestra las tensiones entre el dueño y las sugerencias que recibe. Y si las lleva adelante. Se trata de gente real, de negocios reales y de emociones muy reales. El programa es un entretenimiento, pero también se puede ver como un espacio que proporciona buenos consejos de negocios, cápsulas de conocimiento para nuevos emprendedores.”

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“Son muchos los que sienten que no tienen una voz”, sostiene Boyle sobre la situación en Gran Bretaña.
Imagen: Rafael Yohai
 
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