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Viernes, 9 de julio de 2010

HISTORIETA  › ENTREVISTA A EDUARDO SANTELLAN, AUTOR DE “SUR SALVAJE”, QUE APARECE MAÑANA EN FIERRO

“Soy un jornalero de la imaginación”

El ilustrador de los discos El valle interior, de Almendra, y de Bajo Belgrano, de Spinetta Jade, retorna después de muchos años a la historieta con una nueva versión de un trabajo publicado en los ’90, y tiene un libro en camino.

 Por Lautaro Ortiz

Camino a los cuatro años de edición mensual, la revista Fierro, que dirige Juan Sasturain, parece responder a los recientes ensayos críticos sobre historieta argentina que sostienen que la experimentación gráfica y discursiva –corazón de esta publicación– atenta contra el principio básico de la narrativa a cuadros: la aventura. Una mirada seria sobre la edición que mañana sale junto a este diario deja en offside las palabras de los especialistas.

La revista de este mes arranca con Salvador Sanz, quien, recuperando el lenguaje de la ciencia ficción e imprimiendo velocidad cinematográfica, despliega la segunda entrega de la serie “Angela della Morte”. En un costado opuesto, “Sasha despierta”, de Carlos Trillo y Lucas Varela, explora la psicología femenina, y el relato en “tempo lento” de “El próximo año en Bobigny”, que muestra a un Minaverry de gran inspiración. Y hay más, porque en este número debuta la dupla conformada por Dante Ginevra y Rodolfo Santullo con el policial “Malandras”, seguido de una historia de rufianes a cargo de Berliac y de un breve relato del cubano Frank Arbelo construido a partir de un cuento de Max Aub. Los caminos de Fierro, claro, no son lo que pretenden los nostálgicos: en esta revista, la aventura es otra, acaso más intimista, pero nunca menos poderosa.

En este cuadro de situación hace pie el dibujante Eduardo Santellán (1951), quien regresó a la Fierro con su serie “Sur Salvaje, una fábula negra”, larga humorada en clave policial que tiene como protagonista a Coco Maluco, un gato “fotógrafo profesional” y a una ayudante llamada Fenè, que no es otra cosa que una rata. La vuelta al ruedo de Santellán es de por sí un festejo. Recordado por sus creaciones en el Expreso Imaginario, Skorpio, Quark, Mutantia, El Periodista, El Péndulo y El Tajo, entre otras, pero fundamentalmente por haberle puesto su sello gráfico a dos discos clave del rock argentino (El valle interior, que marcó el regreso de Almendra, y Bajo Belgrano, de Spinetta Jade), el dibujante decidió asomarse al mundo de la historieta después de años de silencio. “Soy lo que se llama un jornalero de la imaginación”, dice desde su casa en La Reja (Moreno).

–¿Cómo fue la génesis de “Sur Salvaje”?

–No hubo un plan, como suele ocurrir normalmente en una historieta. Salió de manera automática, medio impensada, casi diría que surrealista. Ni siquiera el personaje principal fue creado primero y luego pensada una historia donde hacerlo actuar. Tampoco sucedió al revés. Las cosas me salen de este modo, se van revelando por sí solas. En ambos casos, guión y personajes fueron creciendo a la par, a medida que se sucedían las páginas. Sé que no es fácil entender un método de trabajo donde no hay método, especialmente para quienes trabajan de manera sistemática, pero para mí funciona de esta manera.

–Esta misma historia salió en la revista El Tajo en los ’90. ¿Por qué la redibujó y qué elementos nuevos tiene esta nueva versión?

–El no tener un plan de trabajo y no saber cómo seguiría la historia en la siguiente página, más los tiempos de entrega, me llevaron a dibujar a mil por hora. Cualquiera sabe que a esa velocidad el trabajo se resiente. Cuando se publicó, no me gustó el resultado del dibujo y consideré que distaba bastante del guión y del tratamiento que debieron tener los personajes. Así que cuando tuve oportunidad de redibujarla le presté un poco más de atención, le agregué color y le comprimí los diálogos, ya que en la versión anterior hablaban a lo bestia.

–¿Por qué “Sur Salvaje”?

–El título surgió en las primeras páginas, porque pensé que la historia iba a ir por un desarrollo más violento y quería situarla en un sur hipotético y bien salvaje, en un sentido urbano, con un remedo fuertemente americanista. Por eso hay mezcla de nombres que tienen reminiscencias brasileñas como Maluco y Bebeto, y del castellano Sánchez, o Fenè, que proviene del francés, y bien latinos itálicos, como Rómulo y Remo o Mempo, más los personajes tipo Walt Disney y el policial negro norteamericanos. Pero de toda esa mezcolanza no salió algo tan duro como pensé, más bien se perfiló por el lado del humor.

–¿Qué facilidades le da abordar un relato policial tomando como personajes a animales? ¿Sólo sirve para acentuar la ironía del relato?

–En cierto sentido, sí, ya que no es casual que haya un político corrupto en la figura de un cerdo, o un perro déspota como director del periódico. Además, las minas son gatitas muy sensuales, hasta un taxista que el personaje sin querer siempre emboca y es un doberman romanticón que escucha a Nat King Cole. Pero, como decía antes, cuando se publicó originalmente me di cuenta de que, por el modo de relatar en primera persona, se parecía notablemente a un policial negro, especialmente en ese tono zumbón e irónico que es característico en algunas películas del género. Por tratarse de unos animalitos, quise agregarle lo de “Una fábula negra” al título original. Supongo que los personajes me salieron con esa onda Disney por ser los dibujos que más amé de pibe y que hasta hoy sigo admirando. Reconozco además que allí se cuela alguna influencia del Patoruzito de Quinterno, más otras menos reconocibles, pero que seguro están ahí en las persecuciones, los tiroteos y las peleas a puño limpio.

–Después de tantos años alejado del mundo de la historieta, no sólo regresa con la serie “Sur Salvaje”, sino que está por editar un libro de trabajos personales.

–Luego de postergaciones y amagues varios, el libro Húmedo & Vertical – Surrealismo erótico se publicará a través de la editorial La Máquina de Coser Paisajes. Es un trabajo que consta de dos partes: la primera con una serie de laburos realizados bajo esa temática erótico-surrealista, acompañado además por textos de Elena Bossi, Adriana C. Russo y prólogo de Carlos Barbarito, y una segunda parte donde se juntan ilustraciones que van desde mis primeros trabajos publicados en medios de acá como Expreso Imaginario o algunas tapas que hice para Fierro, hasta los realizados últimamente, junto con algunas anotaciones propias, viñetas y otros dibujos inéditos. Pero, más allá de tener en puerta algún proyecto de historieta, en realidad estoy trabajando en forma independiente, tal vez porque me reconozco como un fundamentalista de la soledad, como quien dice.

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Santellán tiene “un método de trabajo en el que no hay método”, según confiesa.
 
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