Leopoldo se publica por entregas en Historietas Nacionales, sección digital de la agencia Télam.

Como si fueran pocos siete años de publicación mensual, el número aniversario de Fierro que aparece hoy junto a este diario se multiplica por dos: 72 páginas de pura aventura con Leopoldo, de Domingo Mandrafina y Guillermo Saccomanno (en la sección superior), y 72 páginas de una selección de nuevos y viejos autores haciendo humor (y a color) para darle vida al suplemento Fierrito (en la parte inferior). Una edición que abraza a todos los lectores de historieta: los amantes de la aventura clásica y los que exigen quebrar el molde. Resultado: algo así como una revista infinita.

El plato fuerte es Leopoldo (historia que desde fines de 2011 distribuye semanalmente la agencia de noticias Télam, a través de su suplemento Historietas Nacionales), el relato de un joven lector de historieta que busca un capítulo perdido de Mort Cinder de Alberto Breccia y H. G. Oesterheld. En su pesquisa se topará con el vidente y misterioso Lutz, quien le abre las puertas del tiempo para contarle su propia historia. Así, Leopoldo será testigo de los bombardeos de Plaza de Mayo, de las tomas del frigorífico Lisandro de la Torre hasta llegar a los duros años ’70, los años de la salvaje dictadura. Según Sasturain, este trabajo “es de lo mejor de la historieta argentina de aventuras, en estado puro y en estado de gracia. La madurez y la maestría de los condenados autores les permiten hacer historia (historia a secas y de la tradición del género en el país) sin evitar hablar de política, sin perder el genuino interés de una trama fantástica, una pesquisa que atraviesa tiempo y espacio, como en las mejores historias de Breccia-Oesterheld, que incluso se sientan de perfil a una probable mesa de bar, ya de últimas...”. En esta edición especial de Fierro se podrá leer completa la primera parte de esta historia, que continúa en el sitio web de Télam.

Y al mismo tiempo que Leopoldo sigue caminando la historia argentina, el lector podrá descender al infierno de la imaginación y el desborde de la mano de Langer, Podetti, Spósito, Sala, Maicas, Riskin, Parés, Palomo, Cachimba y muchísimos autores más que se juntaron a festejar los 84 números de esta publicación. Un festejo por el que Página/12 decidió darles espacio a algunos lectores ilustres, para que sumaran su punto de vista:

- Luis Luque (actor): “Como lector eventual, noto y disfruto el trabajo que el grupo de autores realiza para editar la revista periódicamente con tanta variedad de contenidos. Creo que la Fierro es una publicación de culto, con un público fiel que la sigue mes a mes; su personalidad y coherencia hacen que la revista se transforme en un eslabón más de la gran tradición de la historieta argentina. Por todas estas cosas, ¡festejo este séptimo aniversario!”.

- Marcelo Schapces (director y productor de cine): “Como febril lector de historietas desde mi infancia (hace décadas), siempre me fascinó de Fierro (en sus 100 números de la primera época y en los 83 de estos siete años) esa sana cualidad de respeto y rescate por los clásicos, conviviendo a la par con una malsana indecencia por hacernos conocer lo nuevo, lo experimental, lo inclasificable. A fin de cuentas, el promiscuo entrevero de viejos y nuevos signos hace a un lenguaje saludable. Si ‘hacer Fierro es un gusto, pero no un placer solitario’ (Sasturain dixit en septiembre de 1984 y nuevamente en noviembre de 2006), debo decir que el gusto es nuestro y el placer, aun en la lectura solitaria, es compartido por una multitud de orgiásticos y agradecidos sobrevivientes de antes y disfrutadores del ahora. A brindar por los 7 de Fierro. Que no es para nada lo mismo que pensarlo al revés”.

- Damián Dreizik (actor): “Descubrí la Fierro cuando tenía 18 años y asomaba la democracia, y fue una invitación a descubrir mundos desconocidos (Muñoz, Solano López, Oxido y tantos mas) y además funcionaba como un lugar de pertenencia y guía de lo que me interesaba con sus notas de Cine (Taruella, Faretta) y Ciencia Ficción. Esperaba ansioso cada ejemplar y tuve el honor de que me publicaran un guión, que fue tocar el cielo con las manos. Aun hoy la sigo comprando y espero, como viejo lector de cuadritos, que perdure en el tiempo y aparezcan nuevas hermanitas con nuevos aires. ¡Salud!”.