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Domingo, 13 de febrero de 2011

OPINION

Palabra de Lolamaar

 Por Juan Diego Incardona

El mismo día que salió de imprenta El amor y otros cuentos, Marina Kogan fallecía en Buenos Aires a los 28 años. El libro incluye un cuento suyo, titulado “Una mujer sola parece superhéroe”: “El más simple juego de encastre: encastraba. Eramos indestructibles. Una pareja superhéroe frente a las parejas aburridas. Pareja infancia...” Casi tres años antes, Maru publicaba en la página Hablando del Asunto un breve ensayo sobre literatura y amor. Como la literatura, el amor se vuelve texto en su condición de inasible. Distinto de la muerte, que no tiene otra posibilidad que sernos desconocida, el amor parece estar siempre ahí, es pura experiencia, pero justo cuando queremos dar cuenta de que lo conocemos y podemos escribirlo se nos revela como un espejismo. Pese a la imposibilidad de escribirse, la literatura busca al amor. Como Maru buscó este beso, abriendo cajas chinas hasta encontrarlo, con sencillez y belleza, en uno de los primeros poemas que publicó en la revista El Interpretador, de la cual formó parte junto a sus amigos durante tantos años.

Beso
en un banco
de una plaza
una noche
después de una fiesta.

Abrió su blog en agosto de 2005. Marina, o Lolamaar, empezó, casi desde el principio, a escribir sobre las relaciones sociales, la amistad y los amores, en ocasiones felices, pero casi siempre melancólicos: Como el 18 de agosto de 2005: “Soñé con Alguien. Dormimos abrazados en el piso o algo así”. O el 26 de agosto de 2006: “Edipo, tus ojos. Marina, sangrando. Un rayo te parte después de que justamente aquello, en algún momento sagrado, se profanara hasta volverse un sonámbulo caminando sin rumbo. Que duela tanto como el dolor que has provocado”. Podría agregar mucho más. Hoy tomo conciencia de la cantidad de textos que Marina ha producido en tan pocos años y eso, en medio de la tristeza, me reconforta, porque en su escritura, que a ella apasionaba, vive. “Bailar con los chicos. Bailar con vos. Bailar y bailar, hasta que sólo así, podamos calcular la nueva medida de las cosas. Y las cosas se hicieron nuevas, las medidas novísimas. Nada de lo que había sido hasta ahora nos alcanzaba. Palabras de amor para todos, para vos y para mí desde las estrellas” (Lolamaar –Marina Kogan–, 6 de noviembre de 2006).

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