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Jueves, 19 de abril de 2012

ARRANCA EL CETC

Noche de valses

 Por Diego Fischerman

Cornelius Cardew murió en 1981, a los 45 años. El automovilista que lo atropelló huyó y jamás fue atrapado. Cardew había compuesto canciones como “Una sola mentira, una sola verdad”, había sido fundador del Partido Comunista Revolucionario inglés y escrito el libro Stockhausen sirve al imperialismo. Y antes –pero después de ser discípulo de Stockhausen y de componer con la técnica serial– había sido uno de los introductores de la música de John Cage, Morton Feldman y La Monte Young en Gran Bretaña, había formado parte del trío experimental Scratch Orchestra, junto a Howard Skempton y Michael Parsons, y había dejado una de las composiciones centrales en el campo de la música indeterminada: Treatise, partitura gráfica de casi doscientas páginas en la que trabajó entre 1963 y 1967.

Parte de este tratado magistral, junto con los enigmáticos valses del argentino Oscar Bazán, nacido como Cardew en 1936 y, como él, un outsider, protagonizará la apertura, hoy a las 20.30, de la temporada del Centro de Experimentación del Teatro Colón. Pero la originalidad no se agota allí. El concierto tendrá una puesta en escena de Fabián Nonino basada en la utilización de cámaras de seguridad. Participa el compositor Federico Zypce en la creación de objetos musicales y el intérprete principal será el notable pianista de jazz Ernesto Jodos. Con nuevas funciones mañana y el sábado, el espectáculo lleva un nombre que no puede resultar más irónico: Album de valses. Con resonancias a música de salón y a decimonónicas jóvenes sentadas ante el piano, el título es el de la obra de Bazán. Y es que este cordobés fallecido en 2005 eligió esa referencia para esta composición aleatoria y excepcional en el medio argentino, dividida en seis secciones: valses sentimentales, brillantes, criollos, objetivos, democráticos y valses propiamente dichos.

“Tengo la obra de Cardew en la cabeza desde hace mucho”, cuenta Jodos. “La conocí gracias a Zypce; a partir de ese descubrimiento investigué y encontré Treatise. Hicimos un experimento en el Conservatorio, como trabajo de semiótica, con alumnos de la maestría de música contemporánea y de la carrera de jazz. Y me pareció interesante hacerla en público.” Jodos dice que esta clase de repertorio “no me es ajena y, al mismo tiempo, no la he hecho demasiado. Hay una tradición muy importante de música experimental, en los ’50 y ’60, que como está realizada por músicos negros y de jazz no suele ser tenida en cuenta como ‘música contemporánea’. Pero cualquiera que escuche los trabajos de la Asociación para el avance de los músicos creativos (AACM) de Chicago, o lo que sucedió en Nueva York con músicos como John Zorn, se dará cuenta de que no estamos tan lejos. En ese sentido es curioso. Cardew dice, en la presentación de Treatise, que se trata de una obra esencialmente improvisatoria. Y es uno de los pocos músicos blancos que utilizan la palabra ‘improvisación’. En el mundo de la música contemporánea se habla de azar o de indeterminación para no usar la palabra ‘improvisación’, tan asociada al jazz. Cardew nos autoriza a cruzar fronteras”.

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