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Martes, 6 de diciembre de 2011

FOTOGRAFIA › EARLY STONES REúNE LAS FOTOGRAFíAS QUE MICHAEL COOPER LE TOMó A LA BANDA

El hombre que documentó una década

El libro que acaba de publicar Planeta fue compilado por Adam Cooper, hijo del fotógrafo, y cuenta con prólogo de Keith Richards. En sus más de trescientas páginas aparecen imágenes legendarias y otras íntimas. Hoy tendrá presentación en 40X5 Tributo Bar.

 Por Roque Casciero

Hace poco, cuando visitó por primera vez Buenos Aires, Marianne Faithfull le dijo a este diario que el famoso “Swinging London” no fue tan divertido y alocado como quedó instalado en el imaginario colectivo, porque la mayor parte del tiempo sus protagonistas se lo pasaban luchando contra la sociedad pacata que era mayoría. Pero cuando uno ve las fotos de Michael Cooper, cuesta no imaginar un mundo de glamour, en el que los jóvenes de dudoso origen usaban su belleza y su talento como pasaporte para las fiestas de la alta sociedad, o en el que los y las adolescentes descubrían que el mundo de los adultos no era para ellos, que había que inventarse códigos propios. Cooper, que nació en Huddersfield, Inglaterra, en 1942, apenas vivió 32 años, pero dejó un legado de 70 mil negativos que retratan una era hecha del material de las leyendas. Fue el autor de la tapa de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, de los Beatles, y también de la de Their Satanic Majesties Request, de los Rolling Stones. Con estos últimos vivió varias de esas aventuras que hoy forman parte de la historia del rock: viajes, redadas policiales, grabaciones, descontroles de lo más variopintos... Lo bueno para el resto de los mortales es que Cooper nunca abandonaba su cámara, entonces hoy pueden recuperarse pepitas de oro de ese pasado glorioso, como las que forman parte de Early Stones, el libro que acaba de ser publicado en la Argentina por Planeta y que tendrá una presentación oficial mañana a las 21 en 40X5 Tributo Bar, Cuenca 3602. Allí estarán Adam Cooper, hijo de Michael, quien compiló las imágenes del libro, y el periodista Alfredo Rosso. Como la capacidad es limitada, hay que pedir un lugar al 15-6988-4613 o al Facebook del bar.

“Yo sabía cuán bueno era Michael en lo que hacía, porque ya había visto trabajos suyos anteriormente –cuenta Keith Richards en el prólogo de Early Stones–; sin embargo, la mayor parte de las veces dudaba de que realmente tuviese rollo dentro de esa cámara y ni hablar de que estuviese en foco. Lo que quiero decir es que, en los estados en los que a veces nos sumergíamos, Michael estaba tan volado como todos nosotros y aun así seguía trabajando, mientras que yo ni siquiera hubiese sido capaz de levantar una guitarra y tocar.” Vaya uno a saber en qué estado estaba el gran Keith cuando Cooper lo fotografió con una flor en la mano en una calle de Marruecos, aunque no cuesta imaginarse mucho cómo lo pasaría Brian Jones en ese viaje mítico en el que perdió a Anita Pallenberg a manos de Richards. Los recuerdos de estos últimos aparecen mezclados entre las fotos, casi como explicaciones del momento, pero también como muestras del asombro ante el trabajo de Cooper. Jones haciéndose el payaso para la cámara, Richards con una aspiradora “conectada” a su cabeza, Mick Jagger bostezando, Bill Wyman vistiéndose junto a su hijo, el siempre imperturbable Charlie Watts en plena grabación... “Me es difícil recordar muchas cosas sobre Michael porque él tenía esa extraña cualidad: podía estar allí y a la vez no estar”, admite Richards. “No era solamente que te gustaba tanto como persona que lo dejabas hacer cosas que jamás les permitirías a otros, sino que nunca eras consciente de que las estabas haciendo. Michael lo hacía tan bien y tan sigilosamente que la mayor parte de las veces nadie notaba que nos estaba fotografiando.”

Early Stones contiene imágenes hoy legendarias, como la conocida como “Eleven hands” (Once manos), con los cinco músicos en apretado abrazo y... una manito extra que nadie recuerda a quién pertenecía; o una de Richards con el sol estallándole en los anteojos. Pero hay otras más íntimas que también ayudan a formarse una idea sobre lo que deben haber sido esos años. Jagger leyendo el diario debajo de un mensaje escrito en la pared por Richards, que andaba corto de papeles para dejar notas, o toda la banda manos a la obra para hacer armar el set de la tapa de Sus Majestades Satánicas. “Michael te incitaba a hacer cosas increíbles”, recuerda el guitarrista. “Aquí estamos haciendo nuestro propio set para la maldita tapa del álbum. ‘¿Tenés el pegamento?’, ‘¿puedo usar esa sierra cuando termines?’, hablábamos de eso.” Con más de trescientas páginas de imágenes y recuerdos, el libro se hace indispensable para todo fan de los Rolling Stones que se precie de tal. En sus páginas aparece toda la “familia” que rodeaba a la banda: Faithfull, Pallenberg, Andrew Oldham, Ian Stewart, Gram Parsons y hasta el guitarrista Mick Taylor, porque las últimas imágenes que llegó a tomar Cooper fueron posteriores a la muerte de Jones.

Adam Cooper era un niño cuando su padre falleció por sobredosis de heroína, pero escribe en el libro en base a sus recuerdos infantiles y a lo que descubrió a lo largo de años de trabajar con el fabuloso archivo legado por Michael. “Para mi cumpleaños número cinco, la familia Stones me regaló una pequeña guitarra acústica española y otra eléctrica blanca de tamaño infantil firmada por todos los Stones, Marianne Faithfull y Anita Pallenberg. Aún hoy las conservo guardadas en Londres. Un día serán de mi hija Emily”, recuerda Adam. “Hay rumores que dicen que Keith pidió prestada la acústica para usarla de fondo en el magnífico tema ‘Ruby Tuesday’, así como también para uno de mis favoritos, el legendario ‘Sympathy for the Devil’.” En el final de su texto, Adam admite que sus “borrosos” recuerdos estaban teñidos por la “inocente perspectiva” de un niño que no tenía idea de quiénes eran esos seres que lo rodeaban. “Cuando los años pasaron –escribe– pude darme cuenta del verdadero significado de aquellos habitantes de mis días, devenidos en iconos que, unidos, habían provocado esa increíble explosión cultural y artística con eventos que sacudieron al mundo y marcaron una década que, hasta hoy, no ha podido ser igualada.”

Buena parte de eso está condensado en Early Stones y en el resto de la obra de Cooper, quien había fotografiado a Andy Warhol, René Magritte, Marcel Duchamp, Roman Polanski, James Brown y Frank Sinatra antes de integrarse al círculo del quinteto. A los dorados sixties de la leyenda le faltarían imágenes si no los hubiese transitado a toda máquina Cooper. “De todos los fotógrafos que existen, Michael ha sido por lejos el que mejor documentó esta magnífica década y quien entendió realmente qué significaron aquellos años ’60 y aquellos juveniles sueños de futuro.” Palabra de John Lennon.

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La famosa “Once manos” de los Rolling Stones: nadie recuerda de quién era la que sobra.

Michael Cooper junto a su hijo Adam, a fines de los ‘60.
 
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