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Lunes, 9 de diciembre de 2013

SERIES › UNA NUEVA TEMPORADA DE TREME EN LA SEñAL HBO

La vida después del temporal

Creada por el mismo equipo que The Wire, la cuarta y última temporada de la serie que retrató el desastre del huracán Katrina en Nueva Orleáns coloca un alto listón para las producciones televisivas: un drama que exhala devastación y esperanza.

 Por Federico Lisica

Puede sonar extraño, pero el final de El curioso caso de Benjamin Button (David Fincher, 2009), con el huracán Katrina llevándose todo a su paso, confluye en un punto con la propuesta de Treme (hoy a las 20 se emite el segundo capítulo de la última temporada por HBO). Eso sí, aquí no hay realismo mágico, ni relojes antiguos volviendo a funcionar: lo que aparece es Nueva Orleáns y lo que deja la muerte. Durante sus tres temporadas hasta la fecha, el programa ofreció una extraña forma de conmiseración a partir de un gran relato coral. Según su autor, David Simon, “es una alegoría de lo que le pasó a la ciudad y de lo que representa para el espíritu americano”. El hombre tras el proyecto es el mismo que confeccionó esa gema oscura llamada The Wire, no hace mucho elegida como la mejor serie de todos los tiempos por una encuesta de la publicación Entertainment Weekly.

Treme comenzaba algunos pocos meses después de la mayor devastación de la que se tenga memoria en la región de Louisiana. “Una cagada federal de proporciones épicas con décadas de preparación, un desastre causado por la mano del hombre”, declaraba a las cámaras de televisión John Goodman, en el papel de un escritor que tenía sus motivos para sufrir un bloque creativo. Y así se fueron sumando las tragedias a escala humana, todas y cada una de ellas con actuaciones medidas de actores a los que uno conoce de cara. Un conductor de radio, una abogada, la dueña de un bar, músicos callejeros, un policía, entre otros. Vecinos de una zona que quedó prácticamente destrozada pero lejos de lo inhabitable.

Sobreponerse, de eso se va Treme. Y si en la primera temporada sonaban fuerte las puteadas contra la administración Bush, ahora el ánimo vira con la llegada de Barack Obama al Salón Oval. Eso sí, la vuelta de la ansiada normalidad también muestra la cara de los que buscan hacer negociados a costa del sufrimiento ajeno. Son sólo cinco capítulos, y ése podría ser uno de los poquísimos aspectos negativos de la entrega, junto al hecho de que Simon no es condescendiente con el televidente, por lo que podría costarle bastante a quien se quiera sumar recién ahora. La serie está completamente alejada de lo episódico, las resoluciones se van dando a su propio tiempo, exigiéndole al espectador paciencia y trabajo, que sea él quien vaya uniendo los hilos. Acaso por ello, y más allá de las loas de la crítica, el envío no fue un éxito de rating. Algo que también sucedió con The Wire.

La conexión con aquel programa no pasa sólo por la figura de Simon, prácticamente es el mismo equipo de guionistas y realizadores que le dieron vida a la “fábula” del narcotráfico en Baltimore. Por otra parte, se repite el elenco con tres actores esenciales: Wendell Pierce hace de Antonie Batiste, un trombonista que de tocar en las calles con orquestas pasa a dar clases de música. Clarke Peters interpreta a un líder espiritual de una columna del carnaval de Mardi Gras. Khandi Alexander es la ex esposa del primero, regentea el local donde se reúnen los músicos y busca a su hermano desaparecido. Pero antes que nada, el sello de la casa se percibe en el pulso sociológico dentro de la ficción. Sin estar atada al policial hay tiros y asesinatos, sin ser de denuncia se ve la inequidad, la desaparición del Estado, la avaricia del sector privado, la carroña del turismo con sus “Katrina Tour” y el oportunismo mediático. “Si en 20 años me preguntan que pasó en la ciudad en su hora más oscura, les diré que miren Treme”, señaló Pierce.

Y falta un elemento más: la música. Tiene una exquisita banda sonora que puede ser jazzera, urbana, R&B o rockera, parte del enclave multicultural que es el mayor puerto del Misissippi. A eso se suman los cameos de figuras como Dr. John o Elvis Costello. Un sentir que va bien con la narrativa que propone Treme, como esas bandas de metales que marchan durante funerales y la serie también retrata. Ese nivel de descarga que da paso a lo festivo y a la tristeza. Como sentenció su creador: “En Treme no hay un personaje principal, el protagonista es Nueva Orleáns”.

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Wendell Pierce encarna al trombonista Antonie Batiste.
 
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