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Jueves, 22 de mayo de 2008

MUSICA › GABRIEL SENANES Y WINDBORN(E), LA OBRA QUE ESTRENó EN EE.UU.

“Ser original no es original”

La composición que le encargó el Massachussets Institute of Technology sirve para demostrar su flexibilidad, su instinto de no atarse a ningún “ismo”: “No me quita el sueño encontrar el último adelanto tecnológico ni inventar absolutamente nada”.

 Por Diego Fischerman

Podría tratarse de chistes. Sin embargo, los títulos de las obras de Gabriel Senanes tienen un objetivo bastante similar al de sus músicas que, en general, no son nada chistosas. Unos y otras descolocan. No son nunca exactamente eso que los pactos no escritos acerca de “lo que debe ser” la música clásica –o el igualmente esquemático deber ser de la música popular–, lo que tiene que ser un concierto y, de paso, lo que se espera de un compositor. Su ciclo de tres piezas para piano, estrenado por Horacio Lavandera, se llama Triciclo. Y la composición para orquesta de vientos que acaba de estrenar en EE.UU., encargada por el célebre MIT (Massachussets Institute of Technology), bajo el nombre general de Windborn(e), titula a sus tres movimientos “Old new simplicity”, “Tangos for Joseph Joachim, the incorruptible” y “Rock and role playing”. Médico retirado, ensayista, integrante de un trío satélite al jazz –Senanes 3, donde toca saxo, guitarra, teclados, voz, bansuri, cavaquinho y percusión y que conforma junto a Pablo Marcovsky en piano, saxo, guitarra, percusión y voz y Diego Arnal en bajo, trompeta, guitarra, percusión y voz–, profesor, director de orquesta y periodista, Senanes, que fue también director del Colón, asegura que “no me quita el sueño encontrar el último adelanto tecnológico ni inventar absolutamente nada; ya bastante hay para averiguar con una orquesta como esta para la que está escrita esta obra”.

Situada por afuera de todos los “ismos” imaginables, la obra de Senanes recurre con flexibilidad a múltiples préstamos entre tradiciones diversas. Puede aparecer un pie rítmico o una inflexión melódica de música popular, una fuga o una improvisación sobre un bajo o un coral del más firme cuño brahmsiano. Autor de arreglos para Mercedes Sosa y de un concierto para violín para Fernando Suárez Paz, las fronteras entre géneros, más que detenerlo, funcionan para él como territorios llenos de encanto. “No hay una intención previa en cuanto al estilo de cada obra. Más bien, cada pieza va dictando su propio orden interno; va señalando lo que funciona y lo que no. Trato de no forzar las cosas. De que el sonido vaya yendo por donde puede pasar y no por donde no. No podría decidir de antemano ‘acá voy a usar técnicas de Viena del año 1943 a las 7 de la tarde’ o cosas por el estilo. Simplemente dejo que ciertas cosas se manifiesten y es posible que el hecho de que eso suceda termine conformando un estilo pero, desde ya, ese estilo es la consecuencia y no la causa.”

Según el compositor, no se trata de ir de un lado al otro, sin rumbo. “Aun si un tipo que no es del jazz decidiera ir a un boliche a tocar jazz, no se trataría de un pecado mortal. Si quiere darse el gusto no habría nada demasiado malo en que lo hiciera. En el peor de los casos, el resultado no sería demasiado atractivo y eso sería todo. Pero internarse en músicas distintas, más allá de que responde a necesidades, también tiene que ver con aprender y, antes que eso, con tener la convicción de que allí hay cosas para aprender. No sé cuál sería la policía que tendría que detenernos ni, claro, por qué debería hacerlo”, reflexiona. Y es que hay algunos –tal vez esos policías de los que habla– que no conciben que un director del Colón pueda tocar rock’n roll en las noches libres o que alguien que acaba de dirigir una sinfonía de Brahms disfrute tocando con un trío, casi de incógnito, en algún club de jazz de Buenos Aires. “Hay algunos que creen que las cosas deben ser, indefectiblemente, de una manera en particular. Pero aun ellos reconocen que eso que defienden como la más pura tradición también tuvo su primer día de estreno. O sea que ser original, en el caso de que uno lo sea, tampoco es nada original.”

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“Cada pieza va dictando su propio orden interno, va señalando lo que funciona y lo que no.”
 
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