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Martes, 30 de marzo de 2010

MUSICA › CARLOS GARCíA LóPEZ TIENE NUEVO CD, ESTA VEZ INVITA EL NEGRO

Tocar la guitarra todo el día

Eterno convidado a poner sus rockerísimos y punzantes solos en los discos de otros artistas, decidió invertir los roles para su flamante álbum, del que participan Charly García, David Lebon, Pity Alvarez, Juanse y Willy Quiroga.

 Por Cristian Vitale

De un cachetazo involuntario, el Negro García López tira el grabador que está registrando la entrevista. El daño no existe. El viejo aparato, que resiste estoico la invasión tecnológica, yace un segundo al borde del knock out y vuelve en sí. “Estos tienen un compresor, ¿sabía? Yo los uso para grabar mis temas”, reanuda él una conversación por la que ya habían pasado, en fuga hacia atrás, sus intervenciones juveniles en La Torre, el accidentado estar con Charly García de Parte de la religión, junto a Los Enfermeros y los ocho años que vivió en México. “La verdad es que me había ido por un año y me quedé siete más... Me enamoré del DF”, dice, con esa sonrisa que siempre le cuelga de la cara. El retorno fue hace tres. Se topó, primero, con el convite de su amigo Pity Alvarez para tocar en River cuando aún funcionaba Intoxicados; después, con alguna mano tendida por Los Tipitos y un intenso reagrupamiento de amigos que confluyó en dos instancias determinantes: el reencuentro con Charly, que lo convocó para ser parte de su banda actual, y la grabación de un disco, cuyo nombre dice todo: Esta vez invita el Negro.

“Una vez que tuvimos los temas armados, alguien me hizo una broma onda ‘Negro, a vos siempre te invitan, ¿no es hora de que invites vos?’. Bueno, al principio pensé en invitar a uno solo, el señor Luis Alberto Spinetta, pero se le complicó por los tiempos, lo de Vélez, en fin... Fue la primera idea; la segunda, Charly. Después se fueron sumando David Lebon, Willy Quiroga, Juanse, el Pity... Son músicos con quienes tengo afinidad y a quienes cada canción les venía como anillo al dedo”, explica el incendiario y talentoso guitarrista de Floresta, sobre su flamante disco en el que, de doce canciones, diez son con invitados. “Buscamos la veta del músico para que cada uno pueda meterse en la canción: ‘Indios’, por su onda, era clavada para Quiroga, ‘Será’ para Lebon y ‘Sólo por hoy’, para Juanse. De eso salió la idea de ponerle al disco Esta vez invita el Negro, porque la verdad es que siempre me invitan a mí.”

–¿Le pesa eso?

–No, porque me muero si no toco la guitarra. Para mí no existe otra cosa que tocar.

–¿Faltó alguien, además del Flaco?

–Uno que no iba a poder ser: Pappo, guía y maestro. Ya lo quería invitar en mi disco anterior y no se pudo. Le tengo cariño, amor, fue el padrino de mi banda de cuando tenía 12 años.

El Negro, por cosa del azar, está mirando tocar a Luis Borda, ex guitarrista de Ave Rock radicado en Alemania. “¿Este es el viejo y querido Luis?”, pregunta. “Muy bueno, che. Está bueno el sonido y toca joya, pero es una fusión”, es su veredicto y, tras él, marca terreno: “Lo mío es el rock and roll, ¿vio? Si ahora sube a mi camioneta hay Led Zeppelin, Purple, Floyd, todas esas bandas por las que me sigo muriendo, aunque también escucho Audioslave o cosas industriales más nuevas”.

–¿Y Hendrix? ¿O es una cuestión de imagen e instrumento?

–No sé si busco esa onda... La verdad es que amo a Hendrix, pero mis temas, salvando las distancias, no son parecidos a los suyos.

–¿Y a qué se parecen?

–Durante la grabación, me la pasé pidiéndoles a los productores que no me ablanden los temas (risas).

–¿Por qué volvió de México?

–Porque soy argentino. Me gustan el olor a mi ciudad, mi gente, la música, la pizza, el asado. Allá eran buenos, pero la carne es otra... No es la misma (risas).

–¿Y el rock and roll? Algunos hablan de un supuesto “liderazgo latino” de los mexicanos en el rubro durante los últimos años. ¿Coincide?

–Para nada. Nuestro rock es más crudo, más directo, más rock and roll. Es más inglés, ¿no? En México hay muy buenos músicos, empezando por el señor Carlos Santana, pero no sólo en México sino en casi toda América latina las bandas siempre tienen algún timbal. Es cierto que hay bandas clásicas como Jethro Tull o Zeppelin que usan cosas raras, pero no es algo tropical, una que veo como ajena porque soy más del rock.

–¿Cómo fue el reencuentro con Charly?

–De charlar y tocar. Fue durante el momento de su internación y vi nacer temas nuevos como “Deberías saber por qué” y “La medicina”, que seguro van a formar parte de su próximo disco.

–¿Puede establecer una parábola entre aquel Charly con el que le tocó compartir la presentación de Parte de la religión y éste? ¿Cómo lo ve hoy?

–No sé si es que uno está más aplomado o qué, pero en el recital del Luna la pasé genial... El está en esa onda a pesar de todas las pelotudeces que, por suerte, tiene que tomar para estar bien. No sé, en Ecuador nos vimos un partido de fútbol, algo que antes jamás hacíamos. Con el Zorrito (Von Quintiero) pensamos que jamás íbamos a volver a tocar con él. Ibamos a la quinta de Palito a comer asados, y era medio místico, medio raro comer asado con gaseosas light ¡con Charly!

–¿Cómo es el día a día con la banda?

–Muy tranquilo. Hay una doctora y una enfermera que siguen a Charly a todas partes, incluso a las giras, pero hay un feeling bárbaro. Tenemos totalmente prohibido tomar alcohol delante de él, para no hacerlo desear, obvio. Y así tiene que ser. Estamos hablando de una persona que consumía mucho, que venía con un ritmo muy difícil en la cabeza. Y pasar de todo eso a fumar solamente cigarrillos mentolados debe ser algo muy fuerte.

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Después de ocho años viviendo en México, García López extrañaba la Argentina.
 
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