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Miércoles, 25 de abril de 2012

MUSICA › ROCK AND ROLL ALL STARS Y UNA CELEBRACIóN DEL PASADO

La fuerza del “ethos” compartido

Músicos de Kiss, Deep Purple, Guns N’Roses, Skid Row, Def Leppard, Alice In Chains, Collective Soul y la banda de Billy Idol se juntaron para una gira en la que fueron a lo seguro, pero con sus hits mantuvieron encendida la llama sentimental del rock.

 Por Mario Yannoulas

Un buen bar podría haberlos alojado mejor: sin frío y con bebidas, la cuestión habría sido un lujo. También que no fuera lunes a la noche, y por eso el grito de “¡Mañana tengo que laburar!”, que llegó de por ahí, se llevó todas las sonrisas cómplices cuando los preparativos parecían estirarse más de la cuenta. Había que calentar el clima de cualquier manera, y la experiencia sobre el escenario de cada una de estas autoproclamadas “estrellas de rock” logró, por largos momentos, su cometido.

La escasa difusión, los pormenores ya mencionados y el siempre elevado precio de los tickets pudieron ser explicación para la moderada afluencia de público que el lunes por la noche se acercó a GEBA para ser testigo de una puesta poco usual: once músicos de bandas emblemáticas del rock de los ’70, ’80 y ’90 desembarcaban en la Argentina para hacer un show conjunto, donde el repertorio sería una larga serie de covers de lujo. Gene Simmons de Kiss, Glenn Hughes de Deep Purple, Billy Duffy de The Cult, Steve Stevens de la banda de Billy Idol, Joe Eliott de Def Leppard, Sebastian Bach de Skid Row, Mike Inez de Alice In Chains, Ed Roland de Collective Soul, y Duff McKagan, Matt Sorum y Gilby Clarke de Guns N’Roses. Todos esos juntos en una misma noche, sobre las mismas tablas, para tocar canciones entre amigos.

Desde el principio pareció tratarse de un pacto en el que el mandato fue no apartarse jamás de lo seguro. Así nadie se iría con la boca llena de quejas y pelearle al frío se haría más fácil. Un pacto que los protagonistas y su público definieron de antemano: la noche sería para la nostalgia y el recuerdo, aunque manteniendo viva la llama de lo sentimental. Pero había un condimento más, y era la recuperación del rock and roll como sueño colectivo, un ethos compartido donde los anhelos pueden volverse reales, al menos por un momento. Si el rock ya desde hace tiempo no se casa con ninguna ideología en particular, al menos persiste como razón de ser, como espacio donde comulgar. Podía verse allí una pandilla de amigos tocando para divertirse, como en recordadas épocas pasadas. Tal como le adelantara Hughes a Página/12, la ausencia de músicos surgidos durante la última década se debió al sentimiento de que las nuevas generaciones que cautivan al mainstream se han apartado del gran relato que estos músicos pretendieron hilvanar.

Fue entonces una celebración del pasado. Ni mal ni bien, simplemente eso. Por eso el pacto podía ser cumplido fácilmente: darle a la gente lo que quiere sin dejar de pasarla bien, pero sin siquiera intentar evitar lo obvio. Así, la entrada con la música de La cabalgata de las valquirias, de Wagner –aquella de Apocalypse Now!– fue un gesto tan previsible como la canción que corrió el telón: “Welcome To The Jungle”, de Guns N’Roses, con el irrevocable Sebastian Bach en la voz, quien meneó las mechas rubias haciendo acordar a su amigo Axl. La primera formación incluyó a los tres ex Guns y al guitarrista Steve Stevens. La mecánica, en adelante, fue la rotación de músicos, con la excepción de Sorum y el propio Stevens, que no se bajaron jamás del escenario. Las versiones respondieron a las bandas de las que son o fueron parte los músicos. Se cruzaron entonces Skid Row (“Youth Gone Wild”), Deep Purple (“Highway Star” y “Burn”) en la voz de Glenn Hughes, quien protagonizó, junto a Ed Roland, la noventosa y grunge “Man In The Box”, de Alice In Chains. También hubo citas a Led Zeppelin (“Whole Lotta Love”), Queen (“Tie Your Mother Down”), Bowie (“All The Young Dudes”) y hasta los New York Dolls (“You Can’t Put Your Arms Around a Memory”), en una versión acústica de McKagan y Eliott que, según el bajista, había sido concebida hacía cinco días en una habitación de hotel. La mezcla de ejecutantes y épocas casi nunca sonó forzada, quizá por la fuerza del ethos compartido.

La experiencia de los músicos les permitió mantener el ánimo siempre arriba valiéndose de versiones de probada efectividad, aullidos en falsete, gastadas arengas como “Más fuerte, ¡no los escucho!” y “Quiero ver saltar a cada uno de ustedes”, o bien adulaciones hacia la audiencia local, besos de bandera incluido. Aparecieron también perlas de The Cult (“Wild Flower” y “Fire Woman”), y las ultraochentosas “Rebel Yell”, de Billy Idol, y “Animal”, de Def Leppard. Si la idea se ajustaba más al marco de un bar de ensueño, era por la escueta puesta en escena, dada por un moderado banner de fondo y unas luces más que discretas.

El plato más fuerte se hizo esperar y llegó hacia el tramo final para delirio de los kisseros, que eran mayoría: el eterno Gene Simmons puso el broche a la velada de hard rock con la actitud de un tío degenerado que le echa picante a la reunión. “Traje las joyas de la abuela en cámaras para que los filmen a ustedes, que son lo mejor”, alardeaba mientras ordenaba una y otra vez a los camarógrafos que apuntaran a la gente y no a él. Con la formación de un cuarteto clásico (Sorum, Clarke, Stevens y el propio Simmons, con eventuales colaboraciones vocales de Bach y Hughes, que cantaban como adolescentes a un costado) se despachó con “Deuce”, “Calling Dr. Love”, “I Love It Loud”, “Cold Gin” y la ineluctable “Rock and Roll All Nite”, que en su previsibilidad y potencia clausuraba alegóricamente una noche especial. Minutos después de las doce, sin tiempo para los bises ni para rockear toda la noche, las luces se encendieron para que la madrugada del martes metiera la cola en la noche fría de Palermo.

7-ROCK AND ROLL ALL STARS

Músicos: Gene Simmons (bajo), Glenn Hughes (voz), Billy Duffy (guitarra), Steve Stevens (guitarra), Joe Eliott (voz), Sebastian Bach (voz), Mike Inez (bajo), Ed Roland (voz), Duff McKagan (bajo), Matt Sorum (batería) y Gilby Clarke (guitarra).

Lugar: Estadio GEBA, lunes 23 de abril.

Público: 5000 personas.

Duración: 120 minutos.

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Sebastian Bach cantó “Welcome to the Jungle”, de Guns N’Roses.
Imagen: Luciana Granovsky
 
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