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Viernes, 4 de mayo de 2012

MUSICA › CHICO NOVARRO Y JORGE NAVARRO, UN CICLO DE NUEVE SHOWS CONJUNTOS

Dos con permiso para jugar

Medio siglo después de sus primeras andanzas musicales, el cantautor y el pianista actúan en Los buenos tiempos, desde hoy en Clásica y Moderna. Lejos del mero acto de nostalgia, los músicos destacan el placer que les depara el presente.

 Por Carlos Bevilacqua

Entre Novarro y Navarro hay sólo una letra de diferencia. Es más: los dos apellidos se resuelven con los mismos cinco fonemas. Casual, pero elocuente reflejo de la afinidad que sienten sus portadores, dos figuras centrales de la música popular argentina. Chico, el cantautor-showman que saltó a la fama en los ’60 a través del Club del Clan, pero que además de canciones como “El orangután” supo defender otras bien profundas como “Carta de un león a otro” o tangos y boleros bellísimos. Jorge, el pianista virtuoso que desplegó su fabuloso swing en diversos formatos, desde grandes bandas hasta en sesiones de piano solo, y tanto en la Argentina como en EE.UU. Cómplices, ambos talentos confluirán los viernes de mayo y junio en Clásica y Moderna (Callao 892) para dar vida a Los buenos tiempos, con Pablo Carmona en contrabajo.

“Tenemos una relación de más de 50 años”, advierte Jorge respecto del vínculo nacido cuando Los Swing Timers lo incorporaron a Chico como baterista, a fines de los ’50. “Trabajamos mucho juntos porque el jazz todavía era una música masiva, era la época de la típica y la jazz, tocábamos en los bailes de los clubes, por ejemplo. Después integramos juntos la agrupación Nuevo Jazz, ya más moderna, con el Gato Barbieri, Rodolfo Alchourron, Santiago Giacobbe, el Zurdo Roizner, entre otros. A mediados de los ’60 Chico emprende una carrera como autor y yo sigo mi camino jazzístico”, relata el pianista.

Todavía hoy Chico siente la necesidad de justificar el desvío: “Yo me fui un tiempo a Colombia, donde había formado una orquesta tropical. Pero mucha bolilla no le daba, por mi lado seguía tocando jazz, que era mi gran pasión. Sin embargo, grabé un par de temas que tuvieron mucho éxito como ‘Un sombrero de paja’, ‘El camaleón’. Eso hizo que nuestro productor me propusiera entrar al Club del Clan. Me resistí durante cuatro meses porque me daba vergüenza. Lo mío era el jazz, ya trabajaba para editoriales escribiendo arreglos y las canciones que había hecho en Colombia las concebía como música infantil...”. “Vamos a hablar claro: para el ambiente del jazz era denigrante”, tercia Navarro. Pero la oferta económica de la tele terminó imponiéndose, lo cual no le impidió a Chico promediar con los años una obra magnífica.

En su momento, el pudor lo llevó a situaciones graciosas: “Al tiempo hice una película con el Gato Barbieri y para que no me reconocieran toqué la batería con anteojos oscuros. Igual me decían: ‘¿Puede ser que te haya visto bailando la cumbia con Palito Ortega y Violeta Rivas?’. ‘Sí, soy yo, admitía, pero lo hago para divertirme’, contestaba. Yo sabía bailar y era extrovertido. Pero ya para esa época, había escrito algunos boleros lindos y los empecé a meter medio de contrabando en los discos más comerciales”. De tales anécdotas también estarán compuestos los shows, que en lo estrictamente musical serán pródigos en clásicos de Chico y standards de Duke Ellington y George Gershwin, especialidades de Jorge. Y si bien en este ciclo el cantautor volverá a los palillos tras 40 años, Jorge no lo piensa corresponder cantando. “Lo que es peor: voy a tocar la batería mientras él toca el piano”, anuncia, para después generalizar, más serio: “Repasamos lo mejor de nosotros. Llevamos más de 50 años de profesión y, si bien la vida nos llevó por distintos lugares, la admiración mutua se mantuvo siempre. Ahora nos damos el permiso de jugar con todo aquello.”

El juego llegará por el lado del humor en una fórmula que ya probaron el año pasado, durante dos meses, en el mismo ámbito. “La risa es un condimento fundamental de la vida, esencia de la buena salud”, opina Chico. “A nuestras actuaciones no es que le ponemos humor, sino que no se lo sacamos. Nosotros somos así, estamos siempre jodiendo. ¿Por qué sacarlo si puede sumar?”, razona Jorge. “A lo largo de las décadas vivimos muchas situaciones divertidas y nos gusta contarlas, pero no con la nostalgia de pensar que todo tiempo pasado fue mejor. Sí, en aquellos años la pasábamos bomba, pero ahora también.”

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“Si bien la vida nos llevó por distintos lugares, la admiración mutua se mantuvo siempre.”
Imagen: Jorge Larrosa
 
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