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Viernes, 26 de julio de 2013

MUSICA › EL GUITARRISTA HUGO RIVAS PRESENTA SU NUEVO DISCO

“La melodía es la vedette”

En su sexto disco solista, Rivas conjuga talentos con Leopoldo Federico, Pablo Agri, Julio Pane, Raúl Garello, Luis Salinas y Ernesto Baffa. “Trato de crear desde la guitarra sin perder las raíces, porque si no dejaría de llamarse tango”, sentencia.

 Por Cristian Vitale

“La melodía es la vedette”, dispara Hugo Rivas, tras tomarse un tiempo en repensar sus hábitos musicales. “La melodía es la vedette y la armonía es el caballero que acompaña a la melodía cuando ésta entra en una fiesta”, desarrolla, en un intento por definir de qué va su sexto disco solista, que por título lleva su nombre y en el que conjuga talentos con Leopoldo Federico, Pablo Agri, Julio Pane, Raúl Garello, Luis Salinas y Ernesto Baffa –“todos amigos míos”, alega–. Y en el que refrenda, una vez más, su impronta de Roberto Grela de esta era. “Yo trato de crear desde la guitarra sin perder las raíces, sin perder la cuestión de la acentuación en el tango. La síncopa y la marcación siempre tienen que existir, porque si no dejaría de llamarse tango”, sentencia. Enmarca así la estética por la que circunda una obra que, además de versiones “a su forma”, como en el caso de “La Maleva” o “Bonita”, incorpora composiciones propias: algunas dedicadas (“Hijo mío”, a su hijo Ezequiel y “Un tango para Adolfo”, en honor al guitarrista del palo, Adolfo Berón) y otras inspiradas en la matriz musical que lo forjó. “Fantasía nocturna”, por caso, compuesta a los 16 años, o “Romántico”, el vals que grabó a dúo con Salinas. “Con Luis nos entendemos a la perfección”, determina.

–También hicieron “El porteñito”...

–Y si supiera cómo se hizo...

Rivas le pone suspenso a una de las piezas mejor logradas del disco, que presentará hoy y mañana a las 21 en el Centro Cultural Torquato Tasso (Defensa 1575). Cuenta que nació con el técnico de grabación a punto de “apretar la tecla”. “Una hora antes de grabar el tema me llama Salinas y me dice: ‘Hugo, ando mal de cuerdas ¿me traés una viola?’... entonces le llevé dos y me dijo ‘ésta me gusta más’. Estábamos con el técnico a punto de grabar y me dijo ‘podemos tocar ‘Porteñito’ sin haber acordado nada previamente. Lo grabamos y quedó, sin ensayar absolutamente nada”, se ríe el autodidacta, que ha pergeñado buena parte de sus músicas en su peluquería de Boedo.

–¿Siempre es así?

–Depende. En el caso de “El porteñito”, bueno, salió una versión bien improvisada, pero en la composición uno tiene que ser muy cuidadoso, porque primero está lo principal: buscar una linda melodía. Y después los arreglitos, las sutilezas, sin salirse de los límites, claro, porque si la rítmica falla ya no es tango. Y acá es donde le doy con todo, donde trato de encontrar un equilibro: ni cargado ni sencillo. Es algo que pienso mucho, porque éste es un disco para imponerme como compositor, digamos.

–Dilema eterno el de buscar una autonomía como compositor en un género con semejante historia.

–Fuerte sí. Pero a mí me gusta componer y voy buscando siempre. Poniendo mi sello, que pasa por los arreglos. Se trata de hacer algo diferente a lo que ya se hizo, que es muy difícil pero no imposible. Trato de ir por el camino de crear, porque es en el que más me rompo, y no tanto por el de tocar.

De tocar sabe y mucho. Lo aprendió primero de los Hermanos Rivas (su padre y su tío). Y de Aníbal Arias y Bartolomé Palermo, después. Pero sobre todo del maestro Roberto Grela, que le develó los variopintos enigmas de la guitarra aplicada al tango. “Grela es Troilo con guitarra”, define hoy, con el diario del lunes. Con la experiencia que le propinó a su devenir haber tocado para Alberto Podestá, Argentino Ledesma, Hugo Marcel, Rubén Juárez, Dino Saluzzi, Virginia Luque, Jorge Vidal, Nelly Vásquez o Leopoldo Federico, junto a quien registró el disco Sentido único, y con quien ahora comparte la pieza “Fantasía nocturna”. “Yo admiro mucho a ellos, tanto como a Oscar Aleman, a Tito Francia y a Gilberto Puente de los Tres Reyes. Como dije antes, me gusta mucho lo melódico. Lo primero que respeto es la melodía: escucho mucho Jobim, bossa nova, Frank Sinatra, Los Beatles, en fin.

–¿Siempre compone desde la guitarra?

–Sí, totalmente. Y todo el tiempo.

–¿Qué situaciones lo inspiran?

–Cuando hago una melodía me voy mucho al sentimiento triste, siempre que lo pueda transformar en algo alegre. No es la marcha fúnebre ¿no?... es partir de algo triste y terminar, a través de la rítmica, en algo alegre. Busco mucho la emoción propia, porque no me sirve tocar por tocar. La música no es solamente técnica, no es solamente tocar bárbaro. Se pueden tocar menos notas, y llegar al sentimiento del otro. Y el sentimiento es una bella melodía... esto es lo atrapante.

–Su último acompañamiento fue con Peteco Carabajal en su ciclo “Peteco de Buenos Aires”, ¿pasó bien la prueba?

–(Risas.) Sí, claro. Peteco me gusta principalmente porque es buen tipo y, aparte de eso, tiene lindas ideas para el tango. Ah, y algo fundamental, no grita para cantar.

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Rivas toca hoy y mañana a las 21 en el Centro Cultural Torquato Tasso, frente al Parque Lezama.
Imagen: Guadalupe Lombardo
 
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