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Lunes, 26 de mayo de 2014

MUSICA › RECITAL DE JORGE DREXLER EN EL ESTADIO LUNA PARK

Y ahora, quién le quita lo bailado

En la presentación porteña de su disco Bailar en la cueva, el músico uruguayo convirtió el Luna en una auténtica pista, interpretando sus nuevas canciones –deliberadamente bailables– y también las viejas, en versiones convenientemente ajustadas.

 Por Karina Micheletto

Una apuesta explícita y deliberada por el baile. Hacia allí va el último disco de Jorge Drexler, Bailar en la cueva, y hacia allí fue el recital del Luna Park con el que presentó este disco en Buenos Aires, después de haber pasado por Santa Fe, Rosario, Córdoba, Mendoza, Mar del Plata y La Plata. Desde la inmensa bola de espejos que marcó la escenografía hasta la entrada de los músicos, con pasito coreográfico bien ensayado, toda la puesta estuvo dirigida hacia ese eje temático del baile. También la música, incluyendo tanto las canciones deliberadamente bailables, ahora estrenadas en vivo, como las de diferentes épocas, en versiones convenientemente ajustadas, hasta llegar a aquel “Me haces bien”, ahora a todo ritmo, para el bis final. “La idea es eternamente nueva: cae la noche y nos seguimos juntando a bailar en la cueva”, dice el uruguayo en el tema que da nombre a su último disco, con el que abrió el concierto. “Ya hacíamos esto incluso antes de conocer la agricultura”, apunta en su canción. En esta cueva moderna que resultó ser el Luna Park repleto, el público y los músicos volvieron a entregarse con solícita devoción a aquella práctica sin tiempo.

Con una sólida banda que incluyó una potente fila de vientos y un retro set de batería de esos que se conocen como cocktail drum, Drexler marcó el pulso de un recital en el que no echó tanta mano a recursos de la electrónica como en otras ocasiones, transformando de este modo canciones como “Mi guitarra y vos”. Con este pulso sonaron otros viejos temas como “Transoceánica”, “Las transeúntes” o, ya en los bises, “Universos paralelos” y “Todo se transforma”. Y también aparecieron, bailablemente redondas, canciones nuevas como “Bolivia” –que en el disco suena con la participación de Caetano Veloso–, “La plegaria del paparazzo” o “Data data”, dos temas con letras que apuntan, con algo de ironía, al actual estado de cosas en lo que hace a imagen e información.

Dos invitados protagonizaron momentos destacados de la noche: Juan Campodónico –productor de los discos Frontera, Sea, Eco y 12 segundos de oscuridad– y, ya en la fiesta de los bises, Kevin Johansen –“un amigo, un hermano”, lo presentó Drexler–, para hacer “No voy a ser yo”, el tema que compusieron juntos. Y hubo espacio también para el set de Drexler con guitarra sola, recorriendo temas como “La trama y el desenlace” o “Don de fluir”. Un paréntesis de intimidad en el que el cantautor hizo gala de su particular habilidad de showman, llevando adelante el concierto con el estilo que le es propio.

Esa misma marca apareció en una idea tan simple como original y efectiva, que terminó de redondear el concepto del concierto: Drexler contó una anécdota sobre sus tiempos de secundaria para presentar el tema “La luna de espejos”, incluido en su primer disco, La luz que sabe robar, de 1992. “De ese disco vendí treinta y tres unidades en cassette. De esos treinta y tres, dos que lo compraron no me conocían, lo cual fue todo un logro”, bromeó. Llevó la anécdota a los bailes para juntar plata a los que también asistía “una comisión de padres que intentaba infructuosamente velar por el orden y la integridad moral de los asistentes”. E invitó a las parejas presentes –o a los que habían llegado al recital con motivos “extra artísticos”– a “sacarse la comisión de padres interior” y salir a bailar ese lento. Y así, por unos breves minutos que despertaron suspiros y aplausos, los pasillos del Luna Park se transformaron en una pista de las de antes, cuando había momento para los lentos.

En los lentos o a todo groove, definitivamente el concierto de Jorge Drexler –el primero que dio en el Luna Park, según recordó una y otra vez emocionado, como un hito al que se llega– fue una invitación abierta a la danza. A todos los que la aceptaron, quién les quita lo bailado.

8-JORGE DREXLER

Presentación de

Bailar en la cueva.

Músicos: Sebastián Merlín percusión y guitarras, Carlos Campón programaciones y guitarras, Borja Barrueta batería, Martín Leiton bajo, Fabrizio Scarafile saxo tenor y flauta traversa, Roqui Albero trompeta, Santiago Cañada trombón.

Lugar: Luna Park.

Fecha: Sábado 24 de mayo (repitió domingo 25).

Público: 5000 personas.

Duración: 2 horas 20 minutos.

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Drexler dejó “Me haces bien”, ahora a todo ritmo, para el bis final.
Imagen: Bernardino Avila
 
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