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Sábado, 23 de mayo de 2015

MUSICA › AMORES TANGOS CONVOCA A LA DIVERSION EN EL MATIENZO

Cuando el 2x4 se hace fiesta

Esta autodenominada Orquesta de Carnaval cruza la música de Buenos Aires con la cumbia, salsa, música brasileña y hasta alguna influencia balcánica, siempre en pos de abandonar “el estereotipo de que el tango es la melancolía y la tristeza”.

 Por Andrés Valenzuela

José Teixidó dirige el ensayo con la misma sonrisa que contagia desde arriba del escenario. El cantante de Amores Tangos no deja el buen humor ni cuando hay que cortar dos veces una de las perlitas con las que sorprenderán a su público mañana a la medianoche en el Matienzo (Pringles 1249). Más que recital, la propuesta de la Orquesta de Carnaval, como les gusta denominarse, es una fiesta tanguera a todo trapo. Presentarán su última placa (un DVD en vivo, grabado en Mar del Plata) y temas de su próximo disco, y tendrán cantidad de invitados, que van desde veteranos del 2x4 como Osvaldo Peredo hasta muchachos que vienen del palo de la música brasileña. Una mezcla tan ecléctica como la propia banda, que abreva en ritmos latinoamericanos como la cumbia y la salsa, y exhibe toques –según su adjetivación– “kusturikianos”.

“El tango es una fiesta”, define sin dudar Nicolás Terrone, bandoneonista y acordeonista (entre otros “ista”) de la banda. Juan Tarsia toca el piano en la agrupación, pero su formación no es la del clásico tanguero. El viene más de los ritmos brasileños, cuenta, y rescata la mixtura de Amores Tangos como un volver a las fuentes. “Antes el tango estaba en las kermesses, en los bailes de pueblo, en el barrio o el club, y la gente iba a bailar”, señala. “Las orquestas de antes también hacían otros ritmos, como el foxtrot.” Por eso se definen como Orquesta de Carnaval. Terrone también llama a abandonar “el estereotipo de que el tango es la melancolía y la tristeza”.

Quizá por eso, las canciones que más pesan en su repertorio son las milongas. Es que ese género es el más picadito y alegre de los que suenan en los boliches tangueros tradicionales. “Los valses se nos dan muy lentos a nosotros”, reconoce Teixidó, aunque recuerda dos o tres que grabaron. “Por ejemplo, ‘Sueño de juventud’ lo hacemos con Cucuza (Castiello) en vivo, pero nos sale casi como una canción de cuna; en cambio, las milongas y los tangos se prestan más para la fiesta”, explica. Y sí, a fuerza de stacattos y empuje, la orquesta pone cualquier tango bien arriba. Algunos de sus hits, como “Parararaira” o “Sanata” lo demuestran claramente.

“Hay un encuentro, no buscado en un principio, con ritmos uruguayos, de Brasil y de otros lados, que son parientes de la milonga”, repasa el pianista Tarsia la historia del grupo. Y reconoce que ese “musicóctel” se convirtió en uno de los principales atractivos de la banda para el público. La incorporación de percusión y del acordeón (“¡infalible!”, asegura su ejecutante) para las cumbias hace el resto.

Mañana presentarán varios temas: una milonga (“Nossa”), una cumbia propia y una canción “fronteriza” entre Uruguay y Brasil. “Eso que se escuchaba en el ensayo fue tan nuevo para ustedes como para nosotros”, asegura Teixidó. “No sabíamos cómo iba a salir y estamos re contentos.” La lógica, confían, es la misma que aplican para el tango: si tocan clásicos y composiciones de otros en 2x4, ¿por qué no hacer otro tanto con cumbias propias? “Por nuestro modo de trabajo, siempre estamos con material nuevo, en cada fecha probamos alguno”, cuenta Tarsia, mientras el guitarrista agrega que los arreglos de cada tema van cambiando. “Nosotros tocamos mucho y recién después grabamos, entonces lo que llega al disco ya está muy internalizado, muy manyado.” Entre esas composiciones propias que vienen pidiendo pista hay un candombe que se llama “Corsos”, anticipan, aunque sonríen con picardía al guardarse el resto de los títulos. “También usamos los eventos como excusa para escribir arreglos”, revela Tarsia. “Este domingo hicimos para una sección de vientos, porque normalmente tenemos un solo caño, que es Marcela”, se refiere a Galván Alberti, que suele aportar sus pulmones, su clarinete y el saxo soprano al grupo.

Como para completar la idea de fiesta, prometen una nueva incursión en la estética “pirata” que ya desfilaron en su DVD en vivo (que puede chusmearse en el canal de YouTube de la orquesta). “Mañana no va a haber ni sillas ni mesas, va a ser casi un recital de rock, comparado con lo que veníamos haciendo, siempre en teatro y con gente sentada”, se adelanta Teixidó y rememora las primeras presentaciones del septeto en Sanata Bar. “Un día tocamos una cumbia en joda, al final, y la gente corrió las mesas y se puso a bailar. Después, cada vez que tocábamos, la gente venía porque se armaba bailongo hasta las seis de la mañana, así que será un poco volver a eso”. Eso, que reconocen como un caso de “fue una joda y quedó”, decantará en el Club Cultural Matienzo con una fiesta con DJ que sucederá a la actuación de la banda. Claro que la J de DJ aquí no debería leerse como “jockey”, sino como “juerga”. ¿Cuál fue esa cumbia iniciática para el grupo? “La pollera amarilla”, que muchos cantores tangueros terminaron interpretando con la banda. “Imaginate que en lugar de cantar ‘Naranjo en flor’ te subís y cantás ‘La pollera amarilla’, ¡una fiesta!”, exclama Tarsia. Por eso mismo repetirán el truco y Natalia Lopópolo –orgullosa con su primera placa tanguera, Mamita– estará cantando cumbias.

Por lo dicho hasta aquí, pareciera que lo que menos hay en las presentaciones del grupo es tango. Pero está lejos de ser el caso. Además de aportes propios como “Tango de altamar” o “Tormentosa”, los Amores tocan clásicos como “Rubí” o “Tinta roja”. Esto consigue una mezcla de público inusual. En sus recitales se llena de familias y basta ver cualquiera de sus videos para encontrar desde niños hasta abuelos disfrutando tanto como los jóvenes. “En un contexto de juerga es muy difícil imaginar un tango clásico: vos vas a las 2 de la mañana a un boliche y jamás te imaginás que va a entrar Osvaldo Peredo a cantar ‘Los cosos de al lao’; lo que estamos generando nosotros y funciona es eso –considera Tarsia–. Mis amigos son pibes jóvenes, que van al boliche, que no tienen ni idea de tango, pero vienen a un show y hasta cantan el tema, pero ni saben que es tango, ni lo piensan.” La palabra clave a la que acuden es “integración”. Teixidó pone como ejemplo a sus abuelos, de 85 años. “Para ellos, el tango era ir el fin de semana a Dolores a ver a la orquesta que venía, era su momento de diversión.” Y esa diversión reproduce Amores Tangos en cada presentación.

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En el show de mañana, Amores Tangos presentará varios temas que irán a su próximo disco.
 
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