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Jueves, 3 de septiembre de 2015

MUSICA › MARIANO OTERO PRESENTA HOY UMBRAL DE MI EN LA TRASTIENDA

Las benditas ideas caprichosas

El bajista y compositor se volcó en este disco a la canción y a mostrar su faceta como cantante, aunque sin dejar de lado el jazz. “Lo que me costó fue encontrar una técnica, mixturar los lenguajes, tratar de encontrar mi voz, una poética propia”, explica.

 Por Sergio Sánchez

Mariano Otero es enfático y apasionado cuando discute sobre música. Durante una charla con Página/12, el bajista y compositor vinculado con el jazz sostiene que sus energías están puestas en la creación musical y que la recepción o no de su arte no es algo que le quite el sueño. “Trabajo la música para sentarme y escucharla de una forma lo más profunda posible. Y me interesa que ése sea el recorrido en mí y, después, si hacia afuera sucede eso o no, no me pertenece y no puedo regularlo. Sería pedante pretender algo. Bastante trabajo tenemos con tratar de hacer canciones de una forma profunda, delicada y honesta”, dice Otero, con la misma firmeza y sinceridad con la que encara cada uno de sus discos. En este momento, tiene uno nuevo bajo el brazo: Umbral de mí, un trabajo en el que se mete de lleno en la canción y la interpretación vocal, sin abandonar el lenguaje del jazz ni quitarle protagonismo al costado instrumental.

El disco en cuestión –que presentará hoy a las 21 en La Trastienda, Balcarce 460– se compone de catorce canciones que remiten a un universo personal, introspectivo. “Es muy mío el disco”, sentencia Otero y cuenta que las canciones aparecieron a partir de experiencias personales y vivencias cotidianas, como el corte “Las cosas que me gustan”. “La nostalgia del disco es muy genuina. Pero hay cosas que no puedo explicar. Explicar es destruir algo”, entiende. En esta etapa, el músico se animó a ponerle la voz a las canciones, algo que había empezado a hacer, en menor medida, en su álbum anterior, Rojo (2011). “Es la faceta que menos mostré, pero de hecho es lo primero que hice en mi vida. En mi banda de rock, cuando tenía 15 años, tocaba el bajo y cantaba. Después no lo mostré más. Dejé de cantar en vivo, pero en mi casa seguí haciéndolo. Lo que me costó fue encontrar una técnica, mixturar los lenguajes, tratar de encontrar mi voz, una poética propia”, explica Otero, quien además de las voces, en el disco grabó bajo eléctrico, contrabajo, guitarras, Rhodes y percusión. La espontaneidad y la vibración musical propia del jazz se hacen presentes en canciones como “Luna” y “Rehén”, a la vez que evidencia su influencia rockera en la poderosa “Umbral de mí”.

–¿Por qué un disco de canciones?

–En una entrevista, el músico Lucio Mantel dijo que en cada disco intenta romper con lo anterior, no buscar una continuidad. En mi caso, no sé si busco algo tan consciente en ese sentido, pero sí sé que lo que necesito siempre es buscar cosas que me resulten estimulantes. Entonces, después de siete discos instrumentales, tenía inquietudes por el lado de la canción, para investigarla como formato, cómo la palabra y la voz podían entrelazarse con los instrumentos y la música instrumental. En mi disco anterior hay un par de canciones mezcladas con los temas instrumentales, que convivieron de una forma caprichosa. Lo que me interesa hacer artísticamente es eso: estoy más a favor de las ideas caprichosas que de otro tipo. Puedo encontrar más la libertad a partir de ese pensamiento artístico. En ese disco (Rojo), había una canción de Atahualpa que cantó Liliana Herrero (“Guitarra, dímelo tú”), una mía que cantó Liliana con Spinetta (“Hay”) y otra que canté yo. En este no estaba la intención clara de hacer un disco de canciones; es decir, podían haber canciones y temas instrumentales. De hecho, algunas son netamente canciones y otras son pedazos de una canción con música instrumental. Cada una tiene una personalidad. Pero se fue desarrollando como un experimento musical más.

–En el disco sobresale su bagaje musical, su inevitable vínculo con el jazz e incluso el rock. Es decir, no es el típico trabajo de un músico que se lanza a hacer un primer álbum de canciones...

–Sí, para mí la continuidad es imposible de detener en el artista. Es imposible cortar ese hilo que te lleva hasta el último de tus días. La continuidad se puede expresar de formas más o menos obvias, pero siempre va a estar. De hecho, melódica y armónicamente, hay muchas cosas que están en todos mis discos y que aparecen acá, y otras cosas que son nuevas. Después hay orquestaciones que nunca utilicé en ningún disco, como un cuarteto de cuerdas en la canción “La de mi querer”. También investigué afinaciones diferentes y encontré otros lugares estéticos.

–Que haya hecho un disco de canciones, ¿le permite abrir el abanico de público más allá del circuito del jazz?

–No, no lo pensé. No pensé que iba a hacer un disco de canciones, se dio naturalmente. Si pensás en cuánta gente va a ir a verte, encarás de otra manera el disco. Si querés abrir tu abanico de público, no hacés los discos que hice yo. Tuve un montón de oportunidades para que me vea un montón de gente, pero las rechacé.

–La pregunta apuntaba a una cuestión estética, no mercantil. Un público que, tal vez, no está tan interesado en el jazz, se puede interesar en una historia contada en una canción.

–La verdad es que no lo pensé. Entiendo, te referías a gente diferente, no a más gente. Lo mío es un camino muy personal. No entiendo la instancia de recepción, no entiendo ese mundo. No sé si tengo que pensar en eso, si me tiene que interesar. No por cantar me van a escuchar más personas. ¿Por qué llegaría a otra gente? Hago música y sentí que era el momento apropiado para hacer estas canciones.

Otero, además de su proyecto solista, forma parte de la banda de Fito Páez como instrumentista y arreglador. “Fito es un gran creador de canciones, un tipo con mucho talento creativo. Es un monstruo de la música”, lo halaga el bajista, quien acompaña al rosarino desde hace tres años. “Hay mucha música que no la podés comprobar, que aparece sólo en Facebook. En cambio, Fito es un tipo que arriba del escenario está vivo, en el mano a mano está vivo. Entonces, es un espacio de aprendizaje estar al lado de un tipo que es un toro creador. Tiene una carrera impresionante. Tuvo la posibilidad de hacer música toda la vida. Y eso es algo que uno busca, un premio que te da la música.”

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Las catorce canciones del disco de Otero remiten a un universo personal, introspectivo.
Imagen: Guadalupe Lombardo
 
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