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Viernes, 7 de septiembre de 2007

MUSICA › ENTREVISTA A HORACIO FONTOVA

“Yo creo que nada pierde su vigencia”

El músico, que actúa hoy en el ciclo “Los viernes música”, prepara un disco en el que promete “el folklore de mis comienzos”.

 Por Cristian Vitale

Con su inconfundible sello, entre bizarro y cálido, Horacio Fontova –el hombre de los mil quehaceres– da cuenta de su hoy musical. Tres años después de la edición de Negro 2004, noveno y último disco hasta ahora, anuncia que la buena nueva es haber incorporado a su banda a un robusto granjero criador de gallinas y faisanes: Puki Maida. O al menos una de ellas: otras anclan en razones estéticas. Si alguna vez se sumergió en la Pelopincho psicodélica y multimedia de los setenta haciendo de Woof en Hair, dirigiendo Expreso imaginario, comandando aquel exótico Expreso Zambomba o, posdictadura, edificando hits sarcásticos y fiesteros –¿cómo olvidar a “Los hermanos Pinzones”?–, ahora está subido al folklore “de verdad”. “Mi actualidad es un completo regreso a mis comienzos, a mi adolescencia, cuando empecé haciendo música folklórica, a pesar de que nunca faltó alguna zamba o chacarera en mi repertorio acompañando a los viejos temas fiesteros”, dice el bigoteman, que acaba de atravesar los 60 años, enlazando su trayectoria.

La presentación de hoy en el ciclo “Los viernes música” que organiza Página/12 (en el Auditorio de la Sociedad de Distribuidores de Diarios, Revistas y Afines, Belgrano 1732), no será más que una muestra, en pequeña escala –con formato de trío– de ese disco que compartió con amigos cosechados de tanta vida: Lito Vitale, Peteco Carabajal, León Gieco, Liliana Vitale, Daniel Melingo, Liliana Herrero, Martín Bianchedi, Skay Beilinson, Esteban Morgado, Hugo Newman y Gerardo Gardelín. “Tengo el placer de hacer viejos clásicos queridos de nuestro folklore como ‘La nochera’, ‘Zamba de mi esperanza’ o ‘La Salamanca’, y algunos nuevos compuestos por mí, también de ritmos folklóricos: ‘Historias del azúcar’, ‘Chacarera de los bichos’ o ‘Amor en Irak’.”

–¿Cómo juega el humor en este período no tan parecido al de los “divertidos” ochenta?

–Yo no lo abandoné. Es como alguna vez me dijo un gaucho matrero de Benito Juárez: “Y... Negro, ¡si no te reís, morís!” Creo que es bueno cambiar y no repetirse demasiado. Yo, por lo menos, prefiero la forma de un espiral a la de las líneas paralelas.

–¿Cree que “Me tenés podrido”, “Sacá la mano de la lata” o “Los hermanos Pinzones” tienen vigencia hoy? ¿En qué sentido vale la pena que persistan en el imaginario?

–Creo que nada pierde nunca su vigencia. Fíjese que “Me tenés podrido”, que se lo hice a los milicos en 1979, ahora podría llevar tranquilamente el título de “A quien corresponda”, porque creo que cada vez hay muchísimo más para elegir a quien cantárselo. El de “Los hermanos Pinzones” me parece que sigue siendo tan gracioso como siempre, a pesar de que habla de la sanguinaria conquista de América. Así es como en el imaginario vale la pena que todo persista. Sólo se trata de poder pescar lo que se te cante de tantas cosas que se hicieron en la historia. De las buenas y de las malas.

–¿Qué lugar ha ocupado la música en su vida, respecto de otras expresiones como la TV, el cine, el periodismo o el teatro? ¿Le hubiese gustado dedicarte exclusivamente a ella?

–Yo soy genéticamente músico, porque mis viejos y mis abuelos eran músicos de profesión y porque la música fue y sigue siendo la puerta de entrada para todo lo demás. Siempre me dediqué a la música, con algunas interrupciones. La de la actuación por el placer que me da pisar las tablas, donde siempre, de alguna manera, más allá de cantar y tocar, disfruto del contacto con el público a quien siempre me gustó contarle mis historias entre canción y canción. También hubo en mi vida otras actividades paralelas, como el diseño gráfico y la ilustración.

–¿Se puso más ácido con los años o mantiene el perfil de siempre, irónico pero up?

–Todo se está poniendo cada vez más ácido en este género humano, que cada vez se dedica a hacer más cagadas en este maltratado planeta, mi hermano. La Pachamama se está empezando a enojar, y fiero. Entonces no queda más remedio que hablar de todo eso, sin perder en lo posible una alegre y resistente actitud, guerrera y vasodilatadora, frente a este sistema de mierda en el que tenemos que vivir. Ahora estoy escribiendo cuentos con la intención de hacer un libro y, de hecho, la temática tiene que ver con la naturaleza. Cada vez hablando más de los queridos animales, que siguen siendo para mí el gran modelo de cómo se debería vivir en este planeta. Ojo, nada que ver con Disney, se entiende...

–¿Qué música está escuchando ahora?

–No tengo un gusto musical específico. Puede ser jazz, clásico o rock and roll, pero me fascina hurguetear en las músicas aborígenes y en los folklores de otros lugares.

–¿Está preparando un nuevo disco?

–Sí, ya está todo para comenzar a grabarse, hay una bocha de temas para hacer y lo repito, a puro folklore, entre mis nuevos temas y los clásicos. Se traduce en tintes folklóricos, bastante potentes, con cierto sabor a blues y rock and roll, pero sin querer deformar las versiones originales.

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“‘Me tenés podrido’ se lo hice a los milicos, y ahora podría llevar el título de ‘A quien corresponda’.”
 
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