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Martes, 29 de enero de 2008

MUSICA › RECITAL DE JOSE GONZALEZ

Las sutilezas del hombre orquesta

El músico sueco, hijo de mendocinos, presentó In our nature en La Trastienda.

 Por Roque Casciero

José González es mucho más que un sueco que canta en inglés y habla en español con acento mendocino, aunque la “rareza” haya servido para que algunos le prestaran atención. Este personaje de pocas palabras y gran musicalidad, que volvió a Buenos Aires en plena gira mundial de presentación de su segundo trabajo (In our nature, ya editado aquí), es una especie de hombre orquesta disfrazado de cantautor acústico: por la forma en que trabaja con la afinación de su guitarra, las seis cuerdas y la caja se convierten en generadores de ritmo, armonía y melodía al mismo tiempo, tarea nada fácil para el instrumentista. Con eso, sumado a su voz delicada pero intensa, González tiene elementos de sobra para mantener en vilo al público, que comparte el estado de éxtasis y abandono del músico durante la interpretación. Los ojos cerrados, las manos de orfebre engarzando sonidos con tanta precisión como calidez, el pie derecho como un metrónomo (con un micrófono para compartir el “tap tap”). Al momento de recibir los aplausos, es como si saliera de un trance que él mismo creó; entonces sonríe tímidamente, agradece, se expresa en un español dubitativo, y todo esa aparente fragilidad le genera aun más empatía de la platea.

En el universo sonoro de González hay mucho de Nick Drake y Bert Jansch, dos oscuros cantautores de los ’70 revalorados en los ’90, aunque también se adivina la conexión latina con Joao Gilberto y su amado Silvio Rodríguez. Su pasado en bandas de hardcore puede rastrearse por el lado de las letras, que en In your nature atacan a los mass media (“How low”), los fundamentalismos (“Killing for love”) y la religión (“Abram”). Sin levantar mucho el tono, González puede cantar “cocinate unos mitos y después pedí obediencia”, “invasión tras invasión, eso significa la guerra” o “cuán bajo estás dispuesto a caer antes de alcanzar todas tus metas egoístas”. El cantante y guitarrista le dijo a este diario que no le interesa componer canciones sobre sus sentimientos porque no quiere usar a la música como terapia: tal vez por eso los temas que abordan de algún modo el amor son covers como los de “Teardrop” (Massive Attack) o “Love will tear us apart” (Joy Division), que González tocó el domingo hacia el final de su segunda presentación porteña.

Pensar que hace un año y medio aquí se sabía poquísimo sobre este único hijo de una pareja de mendocinos que se fue huyendo de la última dictadura. Su primer álbum como solista, Veneer, fue grabado en forma casera y el sello sueco que lo publicó esperaba vender dos mil copias, pero en poco tiempo era un suceso en ese país. El cover de “Heartbeats” (del dúo electropop The Knife), usado en un aviso de televisores, le abrió las puertas del Reino Unido y del resto de Europa. Veneer fue una mosca blanca para un mercado que generalmente le cierra la puerta a todo lo que no sea super producción bombástica y que relega al circuito independiente a la mayor parte del nuevo folk, aunque el propio González asegure que esa categoría no corresponde a un movimiento ni nada parecido.

En junio de 2007, cuando finalmente llegó a la Argentina a tocar (antes había estado tres veces visitando a sus familiares), González se encontró con un público conocedor que quería ver al autor de Veneer. En esta segunda visita tan cercana al debut, más que la decisión de presentar In your nature, para el músico pesaron las ganas de estar junto a su padre, que cumplió 60 años la semana pasada. Pero parece que a González se le está convirtiendo en una costumbre saludable, porque ya se menciona que estaría de nuevo por aquí antes de fin de año, probablemente en un lugar más grande. Más allá de algunos cambios de repertorio, no hubo muchas diferencias entre los shows de junio y de enero: apenas la participación del sonidista haciendo dos arreglos de trompeta desde la consola y un momento de zozobra cuando a González se le salió el transporte de la guitarra en medio de un tema (que resolvió con una semisonrisa y un “es la primera vez que me pasa”). Por lo demás, el ambiente de respeto casi devocional y de emoción sin desbordes fue el mismo que entonces, igual que la belleza detallista de la performance del sueco.

9-JOSE GONZALEZ

Músico: José González (voz y guitarra).

Lugar: La Trastienda, 27 de enero.

Público: 500 personas.

Duración: 65 minutos.

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José González, un exquisito cantautor acústico.
Imagen: Vera Rosemberg
 
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