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Miércoles, 20 de octubre de 2010

LITERATURA › JUAN FAERMAN Y LAS CLAVES DE SU NUEVO LIBRO, ¡¡¡300.000 EJEMPLARES VENDIDOS!!!

“El humor te puede salvar la vida”

En Faceboom se dedicó a explorar el universo de la red social, pero esta vez Faerman se zambulle en el elemento que más placer le produce. El resultado es un libro de pura libertad, capaz de jugar con un humor naïf y también con el más negro.

 Por Facundo García

“La experiencia cómica tiene una función intelectual de gran importancia: la capacidad de pensar en más de una dimensión.” Juan Faerman eligió empezar su último libro, ¡¡¡300.000 ejemplares vendidos!!! (Ediciones B), con esa frase de Peter Berger. Pero en la misma página hay otra cita. El segundo pensamiento pertenece al músico Sting y consiste en el balbuceo “De do do do, de da da da”, que fue estribillo de un inexplicable hit ochentoso. ¿En cuál de esos registros se ubica este humorista que ha escrito guiones para Les Luthiers y ahora amenaza con amotinarse si lo obligan a hacer payasadas para la foto?

En ambos. Se afirma en la risa elaborada y no le teme a la más simple, y a veces hace equilibrio en la cuerda floja que divide los dos territorios. “Yo no soy gracioso. Escribo humor, que es diferente”, aclara el hombre desde el otro lado del bigote. Su colección de cuentos breves es una galería donde desfilan –inoculados con el virus de la ironía– discursos naturalizados por el imaginario colectivo. A la manera de Woody Allen en Cómo acabar de una vez por todas con la cultura, pero agregando condimentos de actualidad (y ganando menos plata).

–En su libro hay un furor por jugar con las formas que recuerda un poco a las estéticas de los noventa. Ya desde la tapa, la solapa y el título hay bromas en esa dirección. ¿Vale la pena dar una segunda oportunidad a aquellas tendencias “metadiscursivas”?

–En los noventa, la conciencia de la forma se usó como mero recurso. A mí me gustaría sumarle contenido. Si prendés la tele, es evidente que ese problema de la forma sigue estando pendiente. Cada vez importa menos el “qué” se dice y más el “cómo”.

¡¡¡300.000... explora los bordes de la letra impresa. Experimenta con el blanco de las páginas, el tamaño de las letras y el color de la tipografía. “Traté de explorar todas las opciones posibles –comenta el creador–. En eso fui mi propio guía, porque cuando pienso en un lector pienso fundamentalmente en mí. Si yo me estoy divirtiendo, a los demás les puede pasar lo mismo. Ese es mi estándar de calidad.”

En el universo Faerman hay insultos telepáticos, ensayos de historia conjetural –“si Alfonsina Storni hubiera vivido en Bolivia, más que por escritora habría sido famosa por maratonista”– y hasta un país ficticio en el que las personas dicen siempre la verdad. “El ‘país donde la gente llama a las cosas por su nombre’ salió porque siento que nuestro discurso es hipócrita el noventa y nueve por ciento del tiempo”, pincha el entrevistado. La serie incluye, asimismo, manuales tipo Hágalo usted mismo para componer reggaetón y un informe sobre los “cantantes de aprobación”, que mediante géneros como la “cumbia oligarca” estarían desterrando del gusto popular a las canciones de protesta.

–En el prólogo, Marcelo Lacanna destaca que en el humor escrito el autor está “desnudo”. No hay tortazos de crema ni gordas que se caigan tras pisar una banana. Sólo están las letras del alfabeto, ¿pero eso no trae ventajas, también?

–La principal ventaja es que permite un juego más íntimo con los códigos que se comparten. Por eso Les Luthiers es distinto. Podés agarrar sus guiones y leerlos, y te vas a dar cuenta de que siguen funcionando. Eso se da porque la mitad del chiste lo estás poniendo vos usando tu cabeza. A mí me gusta eso, jugar con la cultura en su sentido más amplio. Y ésta es una invitación a tomar sesenta y tantos riesgos dentro de esa cultura.

–Publicó un libro sobre Facebook y tipea en Twitter casi continuamente. ¿En qué medida afectaron su trabajo los lenguajes de Internet?

–Hay varias puntas. Yo empecé el proyecto de hacer ¡¡¡300.000... a través de un blog, aunque con la meta de trasladarlo al papel. Simultáneamente explotó Facebook –donde mucho humor no hay– y luego llegó Twitter, que es una competencia para ver quién es más astuto, más rápido, más banana. A veces esa carrera está buena, otras veces cansa... ¿Por qué pega tanto el humor negro en Twitter? Porque es el culo que la TV todavía no puede mostrar. La tentación de irse al pasto está ahí. Cada tanto, sin embargo, es mejor parar la pelota. Ver qué te gusta de eso y qué no. De lo contrario, terminás cagando a palos a gente que ya se está pegando sola hace rato.

–Y en la insistencia de ese ataque se anula la sorpresa, que es antesala de la risa.

–La sorpresa está en el humor: una broma puede hacer que mires la realidad desde puntos de vista diferentes, atípicos, y eso es fantástico. Pero ojo, si yo llego a casa y me encuentro a mi esposa encamada con cuatro marineros rusos, no me va a resultar muy gracioso. Por supuesto, si le pasa a ese pelado que va caminando ahí, seguro que nos cagamos de risa. Hay algo tranquilizador en el hecho de que “la sorpresa” le esté ocurriendo a otro. Lo loco es que paralelamente la risa tiene otros cauces, más allá de la resolución inesperada. Cuando yo era pendejo, por ejemplo, miraba Matrimonios y algo más sólo para que llegara el momento en que el Groncho le gritara a la Dama “¡puaaa!”. Esperaba el latiguillo, sabía que iba a venir y me encantaba. Hoy no me atrae tanto, pero reconozco que es un ejercicio válido.

–El humor como sorpresa versus el humor como repetición. Son radicalmente distintos y causan risa los dos. Qué misterio.

–¿Qué hace que una mina te guste? ¿El pelo? ¿La cara? ¿El intelecto? ¿Las tetas? ¿Las hormonas? Nadie sabe. El humor es como una mujer. Si es malo, puede hacer que te enfermes. Si es bueno puede salvarte la vida.

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“¿Por qué pega tanto el humor negro en Twitter? Porque es el culo que la TV todavía no puede mostrar.”
Imagen: Leandro Teysseire
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