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Miércoles, 10 de febrero de 2016

LITERATURA › RICARDO MENéNDEZ SALMóN GANó EL PREMIO BIBLIOTECA BREVE CON EL SISTEMA

Literatura como mecanismo de inquisición

Por su ficción distópica, el escritor asturiano se llevó el galardón que entrega la editorial Seix Barral, dotado de 30 mil euros. “En este libro me pregunto hacia dónde vamos, qué pasa con las grandes palabras que nos han traído hasta aquí: democracia, libertad”, explicó.

 Por Silvina Friera

Una voz incómoda interroga la realidad en una novela influida por las atmósferas divergentes de J. G. Ballard, Stanislaw Lem, George Orwell y Michel Houellebecq. El escritor asturiano Ricardo Menéndez Salmón ganó ayer el premio Biblioteca Breve de la editorial Seix Barral con El sistema, una distopía protagonizada por un personaje inspirado de La vida breve de Juan Carlos Onetti. En la ficción premiada, el mundo se ha convertido en un archipiélago en el que conviven dos fuerzas: los Propios, súbditos de las islas, y los Ajenos, los expulsados sociales, los rebeldes marginados por causas ideológicas y económicas. El Narrador, vigilante de la nueva sociedad conocida como El Sistema, recibe noticias sobre el derrumbe de la situación social y económica, circunstancia que coincide con la llegada de un extraño. “En este libro me pregunto hacia dónde vamos, qué pasa con las grandes palabras que nos han traído hasta aquí: democracia, libertad”, planteó el ganador de este premio dotado de 30.000 euros que en otras ediciones obtuvieron Guillermo Cabrera Infante, Mario Vargas Llosa, Juan Marsé, Jorge Volpi, Gioconda Belli, Elena Poniatowska y Guillermo Saccomanno.

Menéndez Salmón, nacido en Gijón (1971), autor de La ofensa (2007), Derrumbe (2008) y El corrector (2009), que conforman lo que la crítica española ha catalogado como la Trilogía del mal, cree que la literatura debe ser un mecanismo de inquisición: “Como dijo Goethe, el novelista ha de ser un redacto de expedientes”, aseguró el escritor y comentó que El sistema la escribió en 2014, año que vivió con una beca en Alemania. “Mi alemán era inexistente y el inglés me frustraba: no era capaz de expresarme en condiciones de fuerza. Regresar a la redacción de la novela era un volver a casa, un manifiesto de importancia de la lengua, del propio idioma”, explicó el escritor asturiano, que ha publicado también La luz es más antigua que el amor (2010), novela que ensambla la vida y obra de Mark Rothko, pintor abstracto por antonomasia del siglo XX, con dos pintores ficticios y un escritor llamado Bocanegra, alter ego fantasmal del autor que un discurso consagratorio afirma que la literatura “sirve para consolar, para librarnos de la aflicción de un mundo en el que la dignidad es crucificada todos y cada uno de los días”.

El jurado del Biblioteca Breve, integrado por José Manuel Caballero Bonald (ver aparte), Pere Gimferrer, Manuel Longares, Elena Ramírez y Clara Usón, no escatimó elogios. Longares ponderó el modo en que Menéndez Salmón rompe la lengua con asociaciones imprevistas. “Miren esto: ‘El ruido blanco del asombro’, o ‘No somos sino muerte aplazada’ –recitó Longares frases de la novela galardonada–. Decía Valle Inclán que la unión de términos nunca unidos en castellano señala al verdadero escritor.” Aunque Caballero Bonald no acudió a la entrega, la directora editorial de Seix Barral, Elena Ramírez, aclaró que se encuentra bien de salud y pasó a leer lo que escribió el flamante premio Francisco Umbral: “Menéndez Salmón oscila entre la alegoría y la fábula, entre la metafísica y la física recreativa; es imposible contar de qué trata su libro, porque está hecho de esa materia oscura que nos simboliza”. Gimferrer subrayó que el escritor asturiano goza de “autoridad expresiva única” y su estilo oscila entre lo reconocible y lo imprevisto. “Podría haber estado leyendo a Elias Canetti”, comparó Gimferrer. “Llevo desde 2007 asistiendo a este premio, un año estuve de jurado. Estar aquí, a este lado, es un placer infinito –confesó Menéndez Salmón–. Esta comparación no es banal. El lugar de la raya en El sistema es importante, dónde ocupamos nuestra realidad. Pasamos de ser agente a paciente, pasamos de ser protagonista a una mera cifra: un número, otro número, otro número...”

El escritor asturiano, considerado el mejor exponente de su generación, un autor con voluntad de clásico, suele definir sus libros como “centauros” que se mueven en un territorio intermedio entre la ficción y la no ficción. “Me gusta mucho la literatura híbrida, que es hija de la ficción, que juega con la esencia del autor, que a veces es un poco falsaria, que se permite dialogar con la tradición y abarca géneros distintos”, reconoció el autor de Niños en el tiempo, que recibió el V Premio Las Américas concedido por el Festival de la Palabra de Puerto Rico a la mejor novela iberoamericana publicada en 2014. En El sistema, que llegará a las librerías de España y América Latina el próximo 1 de marzo, hay referencias a la situación de Grecia. “Pero la realidad me ha caducado las intenciones”, aclaró Menéndez Salmón. “He llegado a plantearme, al cierre de la novela, la posibilidad de un tiempo posthumano. No dejo de experimentar que éste es un final de época, un fin de camino.”

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“No dejo de experimentar que éste es un final de época, un fin de camino”, afirma Menéndez Salmón.
 
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