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Jueves, 17 de julio de 2008

CINE › DIARIO ARGENTINO, DOCUMENTAL EN PRIMERA PERSONA DE LUPE PéREZ GARCíA

Con verdad y con pimienta

Ezeiza, Malvinas, el menemismo, las ilusiones encarnadas en Alfonsín y el Chacho y la pesadilla idiota de De la Rúa, son algunos de los hitos históricos que Pérez García entrelaza con lo que podría denominarse “novela familiar”.

 Por Horacio Bernades

Una de las líneas de desarrollo que más estímulo recibe en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona –centro neurálgico de lo que en el mundo entero se conoce como “documental de creación”– es el relato en primera persona, con ejemplos como Más allá del espejo (último film del malogrado Joaquín Jordá) o la extraordinaria El cielo gira, de Mercedes Alvarez. Graduada en esa universidad y montajista de la película de Alvarez, cierto disturbio perceptivo padecido por su realizadora sirve como disparador a Diario argentino. El problema radica en la dificultad para reconocer cuál es la mano derecha y cuál la izquierda. Como cualquiera lo advierte, de ahí a plantearse ciertos intríngulis de la política argentina no hay más que un paso. Sobre todo si se nació en el seno de una familia peronista. Ese paso, que lleva del yo al nosotros para luego volver, es el que Lupe Pérez García da en su debut como realizadora.

Nacida el 20 de junio de 1973 (día de la masacre de Ezeiza) y partida al exilio tras la debacle del 2001, se diría que Pérez García la tiene servida para ir de lo propio a lo común. Malvinas, el menemismo, las ilusiones encarnadas en Alfonsín y el Chacho y la pesadilla idiota de De la Rúa son otros de los hitos históricos que Pérez García entrelaza con lo que podría denominarse “novela familiar”. Esta tiene como protagonistas a un contradictorio papá (peronista histórico, analista de sistemas de la Policía Federal y antiautoritario de alma), una mamá, profesora de Historia retirada, que se niega a ver películas sobre la última dictadura (“hay cosas que más vale olvidarlas”), y la hija, que parece haber recibido el legado familiar con una perplejidad cuyo signo no llega a desentrañarse del todo. A diferencia de notorios representantes del género, la de Diario argentino es una primera persona que elige, antes que el exceso de protagonismo, por una suerte de dilución autoimpuesta.

Así, cuando desde el off la realizadora señala, sobre imágenes de jóvenes que apedrean a la policía, que siempre simpatizó con las causas revolucionarias –pero terminó yéndose porque en Argentina esas causas siempre terminan mal– la afirmación queda un poco en el aire, por falta de referentes. Hilando lo público y lo privado, lo nimio y lo significativo, a la manera de Caro diario y Aprile, un paseo en auto aparentemente inocuo pone a la realizadora y sus acompañantes frente al campo de concentración marplatense conocido como “El Castillo”, lo cual da lugar a una evocación intensamente personal. El primer plano es para la familia, dominada por la presencia de un personaje con volumen propio, lleno de claroscuros. Típica mamá argentina, sobreprotectora y reprochona, la asombrosa naturalidad con que la señora Pérez García se desenvuelve en cámara le permite pasar, en cuestión de segundos, del ridículo (“ni siquiera sé lo que comen, allá”, se queja, refiriéndose a la familia catalana de su hija, casada, madre y treintañera) a la plena emotividad, cuando remata la observación anterior con unas lágrimas en las que se percibe el agua turbia de la distancia.

Si algún valor tiene Diario argentino hay que buscarlo en la vividez de esas escenas entre Lupe, su mamá, el segundo marido y una amiga. En ellas, la cámara de Carlos Essman parecería desaparecer, borroneando a su vez el estatus (¿realidad o ficción?) de lo que está frente a ella. Acunadas por una bella versión instrumental-deconstruida de la marchita peronista (gentileza del músico Germán Cancián), en ellas Lupe toma clases de buceo (equivalente, tal vez demasiado visible, del waterpolo de Palombella rosa), mamá tiene un insight en cámara (“raro que papá haya sido policía, ¿no?”), su segundo marido se acalora hasta la desproporción en defensa de Hugo Chávez y la realizadora reconoce sus prejuicios sin el menor prejuicio (“Jordi es nombre de puto, de peluquero”). ¿Y lo de la mano derecha e izquierda, a dónde lleva finalmente? No mucho más allá de las señaladas contradicciones ideológicas familiares. Es que más que desarrollar sus temas, Diario argentino los usa para construir escenas que dan a la película su verdad y su pimienta.

7-DIARIO ARGENTINO

España/Argentina, 2006.

Dirección y guión: Lupe Pérez García.

Fotografía y cámara: Carlos Essman.

Montaje: Domi Parra.

Música: Germán Cancián.

Estreno de hoy en los cines Gaumont y Tita Merello.

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Madre e hija, dialéctica de una relación que va de lo personal a lo político.
 
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