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Viernes, 15 de mayo de 2009

CINE › SE PRESENTA CONQUISTA DE LO INUTIL (DIARIO DE FILMACION DE FITZCARRALDO)

Werner Herzog, aventuras en la selva

El libro que se presenta hoy en el Goethe Institut retrata la alucinante experiencia del director en la jungla amazónica. “Es mucho más que una anécdota”, dice el traductor Ariel Magnus.

 Por Oscar Ranzani

Una de las obras más importantes en la carrera del prestigioso cineasta alemán Werner Herzog es, sin dudas, Fitzcarraldo (1982): aquella experiencia cinematográfica internó a un numeroso equipo en la selva peruana, donde los actores del mundo occidentalizado interactuaron con los indígenas de la zona virgen cercana a Iquitos, en el medio de la naturaleza. En Fitzcarraldo, Herzog se propuso construir una ficción. Sin embargo, el periplo que realiza el protagonista (Klaus Kinski) está impregnado de un tono documental: Brian Fitzgerald “Fitzcarraldo” es un melómano de pura cepa que tiene una idea tan original como absurda e impredecible: construir un teatro de ópera en plena selva amazónica. Decide meterse en el negocio del caucho con el objetivo de juntar fondos para hacer realidad su sueño. Para poner en práctica el plan, se da cuenta de que necesita un barco, pero no sólo para hacerlo navegar por el río de la región sino también para transportarlo por la zona montañosa, con ayuda de los indígenas, de manera de poder acceder a un territorio inexplorado al que por agua sería imposible. Las escenas del transporte del barco por tierra son memorables y tienen un lugar de privilegio en la historia de las imágenes cinematográficas. El valor radica en que Herzog no utilizó efectos especiales para el arrastre de la embarcación.

Esta experiencia de vida (no sólo cinematográfica) motivó al realizador a escribir un diario de filmación. Un diario que recién ahora se hace público, a veintisiete años del estreno del film: Conquista de lo inútil (Diario de filmación de Fitzcarraldo) se presentará hoy a las 19 en el Goethe Institut (Corrientes 319), con la participación de Ariel Magnus (traductor del libro) y Quintín. Posteriormente, se proyectará la película, con entrada libre y gratuita.

Magnus recuerda que después que Herzog realizó Fitzcarraldo le hicieron una campaña en contra los indios y el gobierno peruano. “Decían que los estaban esclavizando, que estaba sacando oro, que estaba traficando armas. Cualquier cosa.” El periodista y escritor también comenta que el mismo Herzog señala en un momento del diario que solamente cuando escribe vuelve a sí mismo. “Y para mí lo escribió porque Herzog tiene muchas cosas para decir también con palabras. Es buenísimo para retratar un montón de cosas de la selva. Una vez que lo empezás a leer te das cuenta de que es un libro sobre la selva y el tipo logra imágenes increíbles. Así como logra imágenes como director de cine también las logra con palabras. En ese sentido, el libro es superliterario. Cuenta los sueños al mismo nivel que la realidad y combina ciertos párrafos de una forma que se nota que está pensado. No es un diario del tipo ‘bueno, hoy me levanté y me dolía la cabeza’, sino que está pensado como libro”, explica Magnus.

Más allá de las referencias a la producción cinematográfica en sí, Herzog menciona el desafío de filmar en la selva. “El dice en un momento del diario que está más preocupado por las historias de los animales que por las historias de los humanos dentro de la selva, y hace acotaciones buenísimas. Cuenta cosas buenísimas sobre los bichitos que se cruzó por ahí. Pero con respecto a los humanos, le llama mucho la atención y cuenta un montón de cosas de su relación con los indígenas del lugar y de filmar en la selva, que es todo una gran complicación.” Otro de los aspectos que aborda el libro es la conocida relación de amor-odio que tuvieron Herzog y Kinski durante el rodaje. En ese sentido, Herzog “cuenta cosas horribles: cómo Kinski le pegaba a la mujer hasta hacerla sangrar. Cosas un poco escabrosas, que quizá no quiso publicar en vida de Kinski”.

Magnus asegura que Conquista de lo inútil es un libro que “se lee con un enorme placer y mucha sorpresa desde el punto de vista literario. Uno espera lo anecdótico nada más, y se da cuenta de que abre todo un mundo. También fue muy placentero traducirlo. Incluso cuando traducir es una actividad medio pesada, una y otra vez me convencía. El tipo te transporta a la selva, según su visión. Diría que deja una impresión selvática”.

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Herzog tuvo una tormentosa relación con su protagonista, Klaus Kinski.
 
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