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Jueves, 27 de enero de 2011

CINE › AMOR DE MADRES, DE RODRIGO GARCíA

Santas y pecadoras

 Por Horacio Bernades

Famoso por ser hijo de García Márquez y dueño de una atendible carrera en televisión (empezó dirigiendo episodios de Six-Feet-Under y Big Love y actualmente escribe y dirige In Treatment, serie que él mismo creó), en su carácter de guionista y realizador cinematográfico el mexicano Rodrigo García se especializa en lo que podría llamarse –si no sonara a Tita Merello– “alma femenina”. Sus cuatro películas hasta la fecha son films corales, íntegramente protagonizados por mujeres a las que se supone representativas de problemáticas, tipos y sectores sociales. Tercero de sus films en estrenarse en Argentina, las historias de Amor de madres (folletinesco título local para Mother and Child) se entrelazan entre sí, tal como sucedía en Con sólo mirarte (1999) y Nueve vidas (2005). Teniendo en cuenta que Guillermo Arriaga usó y abusó de esa clase de interconexiones en films dirigidos por Alejandro González Iñárritu (de Amores perros a Babel, pasando por 25 gramos), podría pensarse que la trabajosa urdimbre coral es un vicio mexicano.

La condición materna es el hilo conductor del opus 4 de Rodrigo García, vinculando la historia de una madre abandónica y su hija con la de un matrimonio adoptante y la madre biológica de la niña adoptiva. Treinta y cinco años atrás, Karen (Annette Bening), madre a los 14, dio en adopción a una niña a la que nunca intentó reencontrar. Esa decisión la ha sumido en la culpa, la neurosis y el deseo, largamente sofocado, de volver a verla alguna vez. Hasta el punto de escribir cada día un diario personal dirigido a ella. A los 37, aquella niña devino ambiciosa abogada. Elizabeth (Naomi Watts) parece saber perfectamente lo que quiere, y cómo lograrlo. Más aun lo que no quiere. La decisión con que aborda a su nuevo jefe, un viudo sesentón (Samuel L. Jackson) y a un vecino, padre inminente, hacen pensar que el sexo sin amor es una de sus banderas. Lo otro que Elizabeth resueltamente no quiere ser madre. Para evitarlo se practicó, hace ya tiempo, una ligazón de trompas. Imagen en espejo de Elizabeth, si algo desea Lucy (Kerry Washington) es un hijo. En el centro de adopción tienen el dato de una madre soltera, dispuesta a ceder a la bebé que está por tener.

Los lastres propios de esta clase de películas –el carácter de psicodrama fílmico, el tratamiento de temas “importantes”, la extenuante reducción a un monotema, en este caso la maternidad– son contrapesados, en la primera parte, por el tratamiento asordinado, la muy buena dirección de actrices y el delicado culto del detalle impuestos por García. Sobre todo en el tratamiento de los personajes de Karen y Elizabeth, que son los que más demandan su atención y a quienes dedica una acidez que ahuyenta toda sensiblería. Pero en la segunda parte algo le pasa a García y se convierte lisa y llanamente en Arriaga. Usa a los personajes como piezas de ajedrez y se reserva dos o tres vueltas de tuerca en las que hacen su aparición la muerte, la desgracia, la lágrima fácil y el golpe bajo. Peor aún, esos abruptos giros de la fortuna parecen cumplir –otra vez Arriaga– una función moral, premiando a las mamás buenas y abnegadas y castigando a aquellas que abandonaron a sus hijas o renegaron de su condición. Allí, lo que empezó siendo delicado psicodrama termina por convertirse en grueso melodramón pedagógico, digno de un folletín del siglo XIX.

5-AMOR DE MADRES

(Mother and Child,

EE.UU./España, 2009)

Dirección y guión: Rodrigo García.

Fotografía: Xavier Pérez Grobet.

Intérpretes: Naomi Watts, Annette Bening, Samuel L. Jackson, Kerry Washington, Jimmy Smits, Elpidia Carrillo, David Morse y Amy Brenneman.

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