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Jueves, 2 de junio de 2011

CINE › MEMORIA ABIERTA PRESENTA SU CATáLOGO LA DICTADURA EN EL CINE

“Sistematizamos todo el cine que da cuenta de esa época”

Esteban Garelli, Marcela Visconti y Liora Gomel, responsables de la catalogación que hoy se presenta en público, explican de qué manera llegaron a los 444 films que hoy integran el archivo y cuáles fueron los criterios para elaborarlo.

 Por Oscar Ranzani

Desde su creación en 1999, la institución Memoria Abierta se dedica a preservar, recuperar, catalogar y difundir el acervo documental de las organizaciones de derechos humanos que la integran y de otros archivos para abrirlos a la consulta pública, entre otras tareas imprescindibles como, por ejemplo, el aporte de documentación a procesos judiciales. Su misión fundamental es preservar la memoria de lo sucedido durante el terrorismo de Estado para enriquecer la cultura democrática. Conformada por la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), la Fundación Memoria Histórica y Social Argentina, Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora y el Servicio Paz y Justicia (Serpaj), Memoria Abierta venía recibiendo muchas consultas de docentes y personas, en general, que querían trabajar el tema de la memoria en las casas, en las escuelas o en distintos espacios. Y muchos fueron los pedidos en relación al cine sobre la dictadura. “Por otro lado, en el trabajo de recolección de archivos durante todos estos años, nosotros fuimos tratando de recuperar las películas que nos íbamos cruzando y llegó un momento en que tuvimos una gran cantidad de material y una necesidad muy clara del público y surgió este proyecto”, dice Liora Gomel, responsable de Comunicación de Memoria Abierta. El proyecto se llama La dictadura en el cine y consiste en un catálogo ordenado alfabéticamente y también de manera cronológica y por temas sobre las 444 películas que hacen referencia al terrorismo de Estado en la Argentina. Se presentará hoy a las 19 en el Malba (Figueroa Alcorta 3415), con la presencia de Lita Stantic, Ricardo Piglia y Gonzalo Aguilar.

El trabajo de investigación y recopilación de este catálogo fue realizado por Marcela Visconti (graduada en la carrera de Artes de la UBA) y Esteban Garelli (guionista egresado de la Enerc), quienes contaron con la colaboración de un comité asesor del proyecto compuesto por Gonzalo Aguilar, Ana Amado, David Blaustein, Andrés Di Tella, Claudia Feld y Mariano Mestman. Para realizar el trabajo, la dupla indagó en material bibliográfico como, por ejemplo, catálogos del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) y de diversos festivales, libros, notas periodísticas, revistas especializadas, archivos y fuentes de datos de organismos e instituciones (bibliotecas, museos, universidades, escuelas de cine, filmotecas y productoras). La dictadura en el cine tiene información sobre producciones (tanto documentales como ficciones) hechas desde 1976 hasta la actualidad que fueron estrenadas comercialmente o que se exhibieron en festivales o ciclos de cine.

“Por un lado, el principal objetivo del trabajo tiene que ver con sistematizar la gran cantidad de información que está muy dispersa. Esto está vinculado con los problemas que hay con las políticas de preservación en nuestro país, en cuanto al cine puntualmente y en general”, comenta Visconti en diálogo con Página/12. “Realizar este proyecto permitía sistematizar una gran cantidad de información sobre el cine que se realizó sobre la dictadura y reunir la mayor cantidad posible de películas en la videoteca que tenemos. Y eso está ligado fuertemente con la idea de poder preservar y también producir documentos vinculados con el terrorismo de Estado porque, en ese sentido, las películas funcionan también de esa manera, dando cuenta de esa época”, agrega Visconti.

–¿Qué criterios tuvieron en cuenta para seleccionar el material?

Esteban Garelli: –Al principio, empezamos con un gran grupo de películas que entraron directamente porque tienen a la dictadura como un tema central. Entonces, en ese caso, no había ninguna decisión que tomar y las incluíamos. Después, había otro gran grupo. Tenemos 444 films que se vinculan de alguna u otra manera con la dictadura. Además de este gran grupo, hay otras películas que se vinculan de una manera más alegórica o tangencial. Por ejemplo, Memoria del saqueo es sobre la crisis de 2001 que para explicarla se remonta a la política de Martínez de Hoz.

Marcela Visconti: –Otro ejemplo de una película más tangencial es Un buda, que narra la historia de dos hermanos, pero al principio hay una pequeña escena donde secuestran a sus padres frente a ellos, siendo niños, que los dejan en la casa de la abuela. Después, esto no aparece más en toda la película. Pero está esa escena inicial y nosotros pensamos que teníamos que incluir este tipo de producciones, a pesar de que el tema central sea otro.

–A través del catálogo se puede entender no sólo el cine sino también la realidad de lo que fue la dictadura. Por ejemplo, del Mundial ’78 al modelo económico...

E. G.: –Todos los cortes temáticos son lo más amplios posibles. Por ejemplo, en “Exilio” se pueden ver películas de ficción que tematizan el exilio o también documentales sobre personas que se exiliaron. Se pueden ver películas mirando retrospectivamente esa militancia desde la década del ’90 o desde el 2000 y también cine militante hecho en el exilio durante la dictadura. La idea, dentro de cada grupo, consistió en establecer miradas amplias que se crucen entre sí y que generen diálogos nuevos.

Liora Gomel: –Uno de los grandes aportes del catálogo es que cada película que fue incluida tuvo un debate muy grande en Memoria Abierta acerca de si había o no que incluirla. Porque, de pronto, la película en el momento en que fue producida no tenía un mensaje claro respecto a la dictadura pero sí llegó al público como si lo fuera. O de pronto, esa breve escena que tiene que ver con la dictadura dice mucho más de nosotros como sociedad que una película enteramente dedicada al tema. Entonces, creo que uno de los grandes aportes es que hay gente que va a ver algunos títulos de las 444 películas y va a decir: “¿Y esto qué tiene que ver con la dictadura?”. Va a ir a buscar y va a encontrar ahí más preguntas sobre el tema y se le van a abrir preguntas que nosotros también tuvimos.

M. V.: –Sumando a lo que dice Liora, uno de los casos que fue muy discutido con todo nuestro equipo de trabajo y con los asesores del proyecto fue el de Camila, una película de época cuyo argumento no tiene nada que ver con el momento de la dictadura, pero, sin embargo, se estrenó en plena transición democrática. Entonces, fue recibida de una manera que tiene mucho que ver con qué fue lo que estaba pasando en ese momento de recuperación de la democracia.

–¿Por qué incluyeron algunas películas realizadas en la Argentina de la dictadura?

M. V.: –En base a todo lo que venimos hablando estos días con los medios, nos llama mucho la atención el interés muy fuerte por esas películas. Y esto nos hizo reflexionar que quizá éste es un momento en que empiezan a aparecer algunas cuestiones como el tema de la complicidad civil que expresan esas películas. Antes, esas películas existían pero nadie se estaba planteando muy bien qué pasó ahí. Decidimos incluirlas porque son películas que se realizaron en ese momento a favor del régimen, en el sentido de que el régimen favoreció que se hicieran esas películas que presentaban ciertos “valores” ligados a “Patria”, “Familia”, “Iglesia”, en algunos casos de un modo muy marcado.

E. G.: –Las películas de Palito Ortega son las más emblemáticas. Por ejemplo, Brigadas en acción es sobre un policía que recorre las calles de Buenos Aires en un Falcon sin patente. Adoptan a un chico que es huérfano, lo llevan a la Escuela de Policía y el chico dice: “Cuando sea grande quiero ser policía”. Hay otra película titulada Dos locos en el aire: allí Palito Ortega es aviador y está filmada en la Escuela de Aviación Militar de Córdoba, donde también funcionaba un centro clandestino de detención. No sólo está llena de militares sino que también hay una fuerte presencia de la religión, de lo católico, del casamiento, del valor de la familia, todos valores conservadores y tradicionalistas. Además de lo explícito de las Fuerzas Armadas.

L. G.: –Además, esas películas son interesantes por lo que dicen y por lo que no dicen. Esas eran las películas que se podían hacer en esa época, con todo lo que implica. Uno puede tomar esas películas como punto de inicio para conversar sobre la censura, sobre los artistas que no pudieron filmar en ese entonces, sobre ciertos directores que se dedicaron a otras cosas porque preferían no ser cómplices con el régimen. Entonces, más allá de lo que concretamente dicen a favor del régimen, también muestran una forma de cómo se podía hablar o de qué cosas se podían decir. Y dejan ese vacío para que uno se dé cuenta de lo que no se podía decir ni mostrar.

–Generalmente cuando se tienen que mencionar películas pro dictadura se señala La fiesta de todos, dirigida por Sergio Renán. Pero había otras con mensajes más encubiertos. ¿Qué encontraron de este material?

M. V.: –Hay una película de Olmedo y Porcel que se llama Encuentros muy cercanos con señoras de cualquier tipo. Es un film que está en clave picaresca, un género más que nada televisivo. Y la película en sí no tiene nada de interesante, es una comedia muy tonta, de enredos. Pero en el inicio está la imagen del partido de fútbol por las semifinales del Mundial ’78. Y hay una voz que dice: “Vamos a entrar a jugar este partido pero, en realidad, la Argentina ya ganó, ya le demostró al mundo que acá somos justos, que acá somos derechos”. O sea, toda una bajada de línea muy dura que, de alguna manera, hace pensar por qué eso no fue filtrado en la trama de la película. Podría haber sido una opción. Uno se pregunta por qué fue puesto así de esa manera brutal, adelante. Pero bueno, en todo caso, sea como sea, está y resignifica la película.

E. G.: –Porque después es una típica película de Olmedo y Porcel, como tantas otras que se hicieron en esa época.

–Esto nos lleva a otro tema: ¿qué se puede encontrar en el catálogo del material de propaganda elaborado por la dictadura?

E. G.: –Hay dos películas. Una es Ganamos la paz, que ya circulaba hace unos años. Es un documental hecho entre el ’76 y el ’77 (no hay una fecha clara) y que se remonta al ’55 para explicar la dictadura. Es algo así como “por qué vinimos nosotros a traer la paz al país que había perdido el rumbo”. La otra es ‘Estoy herido’ ataque , una ficción basada en un hecho real que ocurrió en febrero del ’75 en Tucumán, durante el Operativo Independencia. Y es, obviamente, la versión de los militares sobre lo que pasó en un enfrentamiento entre el Ejército y la guerrilla. Esa película dura veinte minutos, se pasó en televisión en ese momento y después no se vio nunca más. Nosotros encontramos una referencia en dos libros, iniciamos la gestión de la búsqueda y finalmente dimos con una copia. Esa copia está ahora en las oficinas de Memoria Abierta junto a casi 330 de las 444 que logramos conseguir. Esas películas están en Memoria Abierta para quien quiera verlas allí. Por una cuestión de derechos no la podemos copiar.

–¿Cuáles son los otros hallazgos que lograron para el catálogo?

M. V.: –Hay otro hallazgo cuya historia es muy interesante. Leyendo, encontramos una referencia a una película que se había pasado como apertura del Festival de Cine de Moscú, en 1979. Es una película sueca, cuyo título traducido al castellano es Murallas de la libertad. La anécdota era que esta película se pasó en la apertura. Y había una comitiva argentina que había viajado al festival para presentar El poder de las tinieblas, film del hijo de Ernesto Sabato. En esa comitiva estaban Leonor Benedetto, Gerardo Romano, Mario Sabato y el titular del Instituto de Cine de entonces. Cuando ven esa película sueca, salen indignados porque dejaba ver lo que estaba sucediendo en el país con las torturas. Entonces, esa delegación pidió al gobierno argentino que la hiciera retirar. El gobierno argentino pidió que se retirara esa película del festival y efectivamente esa película se retiró. Se vio sólo en la apertura. La Unión Soviética se disculpó por vía diplomática y de esa película no se supo más nada.

E. G.: –Nosotros leímos esta anécdota en un anuario de cine del ’79.

–¿La película reflejaba las torturas y las desapariciones?

M. V.: –Es una película sobre un actor argentino que se exilia en Suecia y tiene recuerdos a través de flashbacks de la realidad de acá, donde un amigo de él desaparece y donde él, que era actor, hace una representación de una escena de tortura. Es una ficción. Nosotros sabíamos el nombre de la directora, entramos en una página donde estaba su mail, le escribimos. Empezó toda una serie de peripecias que llevaron a que después de muchas idas y vueltas nos enviaran desde Suecia una copia en DVD, con muy mala calidad, desde el Instituto de Cine Sueco, que tiene una marca de agua; es decir, no se puede copiar pero al menos se puede ver.

* El catálogo La dictadura en el cine puede verse en www.memoriaabierta.org.ar/ladictaduraenelcine.

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“Cada película que fue incluida tuvo un debate muy grande en Memoria Abierta”, dicen Garelli, Visconti y Gomel.
Imagen: Guadalupe Lombardo
 
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