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Jueves, 9 de febrero de 2012

CINE › PENUMBRAS, DE ADRIáN Y HERNáN GARCíA BOGLIANO

De la banalidad a la extrañeza

 Por Horacio Bernades

Desde mediados de la década pasada, los platenses Adrián y Hernán García Bogliano vienen produciendo cine de terror, manteniendo el envidiable promedio de más de un largo por año. Llegar al circuito comercial les llevó su tiempo, pero terminaron haciéndolo a los treinta y pico, la misma edad a la que la mayoría de sus colegas suele debutar. No les fue mal: distribuida por Buena Vista/Disney, Sudor frío logró colarse, el año pasado, entre las diez argentinas más vistas del año. Con ese éxito a sus espaldas, los hermanos Bogliano vuelven a la carga con Penumbra, donde lograron alistar, en breves apariciones, a Arnaldo André y Gustavo Garzón. Penumbra debe su nombre a la inminencia de un eclipse de sol que, se estima, dejará a Buenos Aires completamente a oscuras. Marga, yuppie española que vive despotricando contra los sudacas (la catalana Cristina Brondo, que supo actuar a las órdenes de Darío Argento), debe reunirse, en un desvencijado departamento de su familia, con el agente inmobiliario que se ocupará de alquilarlo. Influencia de la actividad solar tal vez, es uno de esos días en que hasta lo más banal tiende a enrarecerse. El vendedor (Sebastián “Berta” Muñiz, miembro del grupo de cine bizarro Farsa Producciones) parece inquieto y nervioso, da la impresión de ser cualquier cosa menos un agente inmobiliario. Marga debe salir a hacer un trámite urgente, un homeless le dice un par de guarangadas, ella le da unas descargas eléctricas con uno de esos aparatitos de “defensa personal”, unas vendedoras la insultan, un policía la amenaza. Cuando vuelve, al vendedor se le ha sumado una supervisora de mandíbulas apretadas, que prefiere llamarse “conductora” (Camila Bordonaba). Pronto llegarán otros dos, igualmente sospechosos, y entre todos se pondrán a esperar a un tal Salva, cuyo apellido terminará resultando por lo menos paradójico.

Penumbra hace pie sobre el pequeño desfase, el punto en que la banalidad cotidiana tuerce hacia lo francamente extraño. Es una zona delicada, en tanto requiere, para funcionar, de dosis justas de humor negro, toques de absurdo, oscilación del punto de vista (¿es pura paranoia o algo pasa?), insinuaciones amenazantes. Penumbra lo logra de modo intermitente. Irrumpiendo él de pronto en un desubicadísimo ataque de llanto, tensa ella, las actuaciones de Muñiz y Bordonaba generan incomodidad, lo cual está bien. Pero en otros momentos dan la sensación de ser ellos los incómodos o desorientados, lo cual no está tan bien. Algunos tiempos se alargan más de lo necesario, Marga se la pasa hablando por celular como si no pasara nada, la pulseada entre lo cotidiano y lo extraño parece clavarse en un empate. Hasta que un ritual adecuadamente loco, conducido por un notable Arnaldo André, pone las cosas en su lugar. En el lugar de la locura, el fantástico, lo macabro, el horror.

6-PENUMBRA

Argentina, 2011.

Dirección y guión: Adrián García Bogliano y Hernán García Bogliano.

Fotografía: Ernesto Herrera.

Intérpretes: Cristina Brondo, Camila Bordonaba, Sebastián “Berta” Muñiz, Mirella Pascual, Arnaldo André y Gustavo Garzón.

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