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Miércoles, 4 de abril de 2012

CINE › EUGENIA SUEIRO, VANESA WEINBERG Y NORA ZINSKY

Un trío debatiendo su futuro

La directora y dos actrices de Nosotras sin mamá, ópera prima de Sueiro, cuentan cómo encararon este film casi exclusivamente femenino, donde tres hermanas atraviesan un momento de duelo, porque ya no está su madre para decidir nada.

 Por Paula Sabatés

“La historia es casi un lugar común, un argumento clásico, la venta de una casa que se hereda. Por eso el chiste no está en la trama, ni en su escritura, sino en el modo en que se expresa. Está en la actuación, en la forma de llegar a los espectadores a través de tres seres humanos que están debatiendo su futuro.” Quien habla es Eugenia Sueiro, la directora y guionista de Nosotras sin mamá, su ópera prima, que participó de la competencia nacional de la última edición del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata y cuyo estreno está previsto para este jueves. La película narra la historia de tres hermanas, encarnadas por Eugenia Guerty, Vanesa Weinberg y Nora Zinsky, que acaban de perder a su madre y deben resolver una situación que las incumbe por igual: decidir si se vende o no la casa de su infancia. En medio de las discusiones y negociaciones, puesto que los intereses de las tres son bastante opuestos, Teresa, Amanda y Ema se quedan encerradas en su antiguo hogar y deben pasar toda una tarde juntas, sin conexión con el afuera. Allí resurgirán las antiguas alianzas y rivalidades y saldrán a la luz las necesidades y los reproches actuales de cada una para con las otras dos.

Contada casi en tiempo real y filmada en blanco y negro, con importantes contrastes y fondos en escala de grises, el debut en el largo de Sueiro posee una organización de planos con una clara intención expresiva: abundan, por ejemplo, las escenas en las cuales dos de las hermanas forman parte del encuadre, mientras que la tercera queda fuera de campo, guiño al conflicto que se cuenta en ese momento.

Sueiro habló con Página/12 junto a dos de las actrices del film, Vanesa Weinberg y Nora Zinsky.

–¿Por qué decidió filmar en blanco y negro?

Eugenia Sueiro: –Básicamente, para concentrar la mirada del espectador, cosa que no sucede cuando hay muchísimos colores ocupando la visión. Esta es una película donde el vínculo es lo fundamental, entonces me servía más como directora trabajar en una escala de grises para focalizar la mirada en ese aspecto. Además me interesaba dejarle en claro al espectador que ésta es una película de ficción, una construcción, y no una historia naturalista o realista, que por otra parte es una idea que me parece absurda y no me interesa. También, aunque esto lo pensé después de tomar la decisión, el blanco y negro tiene que ver con el luto de las hermanas. Y por supuesto, también, ese efecto siempre estetiza. Por todas esas razones me gustaba que la película tuviera mucho contraste, que fuera todo o muy negro o muy blanco.

–Además del blanco y negro, ¿qué otros aspectos formales de la película cree que juegan a favor de la narración?

E. S.: –En primer lugar el fuera campo, el off, que es algo que se nota mucho en el sonido, pero también en el encuadre. En esta primera película no me interesaba narrar descriptivamente, sino expresivamente. Y me pareció que cuanto menos contara, más posibilidad le daría al espectador de que complete situaciones que no se le mostraban. Es parte de mi lenguaje, de hecho detesto el ornamento. Al contrario, creo que con pocos elementos uno puede contar mucho más que si describiese situaciones. También, con respecto a lo técnico del cine, casi no hay travellings, ni zoom ni grúas ni otros movimientos de cámara. Además, el tiempo de la historia es casi diegético y abundan los planos cerrados, que tienen que ver con la situación de encierro.

–¿Cómo hizo para presentarle al espectador personajes que ya se conocían entre sí?

E. S.: –Diría que ése fue mi mayor desafío, porque era absurdo que ellas dieran información de sí mismas, de forma declamada, porque ya se conocen. Una no podía decirle a la otra “tu marido es muy malo”, porque iba a quedar forzado. Y de ninguna manera quería que se presentaran a cámara. Entonces tuve que dar información a partir de lo que hacían en escena, razón por la cual solamente hay cuestiones que se develan, pero dentro de los diálogos que se suceden en escena.

Vanesa Weinberg: –De todos modos, de esos diálogos igualmente salen a la luz características de cada una de ellas que resaltan por sobre las de las otras dos. Hay elementos que hacen de un personaje más o menos claro, más o menos misterioso o hermético.

–De hecho, las características de cada una están bastante claras. Incluso se podrían llegar a reconocer ciertos patrones estereotipados en cada una de las hermanas.

V. W.: –Sí, es verdad que podrían agruparse en estereotipos, pero me parece que justamente lo interesante de la película es que habla de tres personas. Y que si bien estos personajes pueden llegar a responder a ciertos patrones de mujer, son bien singulares. Son Amanda, Teresa y Ema, no tres mujeres que representan a un ejército de mujeres similares.

Nora Zinsky: –Como actrices debemos construir una criatura con pautas muy precisas y con el aporte personal de cada una, sin pensar en la expectativa ajena, porque eso va en contra del hecho creativo. Si después la mirada externa reconoce ciertas características en cada personaje, ya no es asunto nuestro.

–Desde lo interpretativo, ¿cómo pensaron la situación de encierro para sus personajes?

V. W.: –En cierto punto como una incomodidad que tenía algo de interesante para los personajes y no como una situación desesperada. Lo entendimos como algo parecido a una despedida de las hermanas, porque sin la mamá, que mal o bien las unía, ya ninguna de las tres sabe cómo va a ser su relación.

N. Z.: –Es como si los personajes estuvieran velando ese vínculo que ya no existe. La circunstancia es la que manda y ellas la eligieron, pero sólo parcialmente. Pero están ahí y no hay más remedio que afrontar ese momento de la vida desde la relación que construyeron en la infancia. Todas están en un momento muy de duelo, porque ya no está su madre para decidir nada. Están libradas a esa situación en la que las puso la vida. Pero no están desesperadas; la desesperación pasa por otro lado, es más individual de cada una y tiene que ver con lo que cada una necesita y los pedidos que las otras dos no escuchan.

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Sueiro, Guerty, Weinberg y Zinsky: la directora y sus tres actrices.
 
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