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Sábado, 13 de octubre de 2012

CINE › LAS POSIBILIDADES DE INFANCIA CLANDESTINA EN LA CARRERA DEL OSCAR

“El film toca algo argentino, pero es un tema universal”

El trío de productores ensaya algunos razonamientos sobre por qué la película dirigida por Benjamín Avila puede ser una buena representante en los premios de la Academia de Hollywood. Y destacan que “este año hubo películas argentinas excelentes”.

 Por Oscar Ranzani

Cuando todavía no se les apagó la euforia porque Infancia clandestina, ópera prima en ficción de Benjamín Avila, fue elegida por la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina como la representante del cine nacional para pelear por un plaza en la categoría Mejor Película Extranjera de los Premios Oscar 2013, Luis Puenzo, Tristán Bauer y Maximiliano Dubois reciben a Página/12 en las instalaciones de la Televisión Pública. Por el lado argentino, Infancia... fue coproducida por Historias Cinematográficas (la productora de Puenzo), Radio y Televisión Argentina (RTA) –cuyo titular es Bauer– y por Habitación 1520, de la que uno de sus fundadores es Maximiliano Dubois. “Es muy importante y sanador el lugar donde estamos haciendo esta entrevista: en Canal 7”, dice Bauer. Y lo argumenta de la siguiente manera: “Este edificio fue inaugurado por Videla, fue un símbolo de la dictadura y fue también una usina donde se disparaban todos los días los discursos de esos genocidas y donde se impartía para todo nuestro pueblo la cultura de la muerte. Y que años después, en esta misma sala donde estamos ahora, se haya firmado el contrato de coproducción y haya surgido una película que habla de la cultura del amor y de la cultura de la vida, para mí es un verdadero orgullo y un hermoso signo de estos tiempos”, señala Bauer en la entrevista con este diario.

Dubois conoce a Avila desde hace más de veinte años. Juntos también produjeron Nietos (Identidad y Memoria), el documental que Avila dirigió. Y conocían a Bauer por Encuentro, ya que realizaron varios trabajos para la señal del Ministerio de Educación de la Nación. Llegaron a Puenzo por su hija Lucía, la cineasta que integra la agrupación Proyecto Cine Independiente (PCI), en la que también Avila está enrolado. “Como teníamos una peli muy grande, necesitábamos aliados muy importantes y por eso dimos con los indicados para poder llegar a hacerla”, explica Dubois con el camino recorrido.

Antes de viajar al Festival de San Sebastián 2011 –donde Infancia... ganó el Premio Cine en Construcción–, Avila dijo: “Esta película hay que mostrarla a las Abuelas”. Y un día, fue entonces con un DVD y su computadora a la sede de Abuelas. Puenzo recuerda que estaba Estela de Carlotto y un grupito de Abuelas “a las que conocemos muchísimo”, según confiesa. “De hecho, es el mismo grupo de abuelas que colaboraron con La historia oficial hace más de 25 años.” El director de Gringo viejo señala que las Abuelas “vieron un primer armado de esta peli y les gustó muchísimo”. Y también admite que “era muy decisivo para nosotros y para Benjamín, particularmente, cuál iba ser la opinión”. Después de hablar con Estela, “vinimos a proponer el proyecto a Radio y Televisión Argentina (RTA). Fue un trámite normal pero bastante rápido que a noso-tros nos ayudó muchísimo porque Infancia...era una película muy difícil de armar financieramente”, asegura Puenzo.

Bauer, experimentado realizador que como funcionario le dio un lugar importante a la producción cinematográfica a través de la Televisión Pública (Revolución, el cruce de los Andes, sobre San Martín, y Belgrano), estaba con su equipo en pleno desa-rrollo de un proyecto sobre las Invasiones Inglesas “cuando llegó Luis Puenzo con un proyecto que venía de la mano de Estela de Carlotto”, comenta el director de Iluminados por el fuego. “Por supuesto que lo conocía de antemano a Benjamín Avila y valoraba mucho su trabajo. Cuando vi el guión, la temática que aborda y el tratamiento nos pareció muy interesante fortalecer esta alianza y sumergirnos de cabeza en el proyecto. No tuve dudas de que teníamos que hacerlo. Lo comentamos en el directorio y, por supuesto, hoy estamos muy felices de habernos sumergido en esta experiencia”, explica.

–Bauer, ¿este es un camino de producción de la TV Pública que tendrá una continuidad?

Tristán Bauer: –Por supuesto que es así, y hay dos experiencias anteriores, las películas sobre San Martín y Belgrano. No-sotros ponderamos muchísimo la calidad. Nos parece un factor fundamental para las realizaciones que vayamos haciendo. Pero tenemos un particular interés por nuestra memoria y por nuestra historia. No es casual que hayamos hecho las películas sobre San Martín y Belgrano y que ahora abordemos la historia reciente, y nos interese todo lo que plantea Infancia clandestina. Estamos en una enorme producción sobre el tema de la Invasiones Inglesas, esa gran rebelión y defensa popular. Nos interesa mucho abordar la historia desde el cine, pero no con una mirada nostálgica hacia el pasado, sino con verdaderos ánimos de construir futuro. Yo creo que el futuro se hace reelaborando, abordando nuestra memoria, reflexionando, sintiendo también. Y en ese sentido, el cine tiene posibilidades únicas.

–El hecho de que sea una institución estatal la que coproduce una película que aborda un tema sobre los derechos humanos, ¿tiene que ver con un nuevo contexto de país?

T. B.: –Bueno, para nuestro gobierno los derechos humanos han sido siempre una bandera fundamental. Para mí también, personal e íntimamente, lo han sido. Así que nosotros estamos convencidos de lo que estamos haciendo. No es algo forzado que llega desde afuera, sino que es esencialmente nuestro. Si bien este proyecto no nace en RTA, sino que llega de la mano de Luis, de Benjamín y de Estela, para noso-tros es un proyecto naturalmente nuestro. Está en nuestra esencia de este momento histórico que estamos viviendo y que nos toca conducir. Y está en la esencia de nuestro convencimiento.

–¿Hubiera sido imposible cuando Puenzo dirigió La historia oficial que la Televisión Pública coprodujera una película así?

Luis Puenzo: –Imposible no era, simplemente no pasaba. Hubiera sido posible, pero nadie tenía la menor intención de que eso ocurriera. Esa es la diferencia. La televisión pública siempre pudo y, de hecho, en otros países lo han hecho siempre. Uno piensa en la Televisión Francesa, la BBC, los canales de la RAI o la Televisión Española, que lo han hecho toda la vida. No pasaba en la Argentina, que es diferente. O sea que poder, podían. No querían.

T. B.: –Sumando un poco a lo que dice Luis, creo que también en la Argentina hubo una transformación cultural de lo audiovisual muy fuerte. Cuando yo estudiaba cine, el abismo que había entre la televisión y el cine era gigantesco. Nosotros casi despreciábamos a la gente que hacía televisión. Era otro mundo, era inimaginable. En los últimos años, en parte por la tecnología, por la digitalización, pero también por ser un fenómeno cultural muy importante, se ha venido dando una fusión que creo que es enriquecedora para todos.

–Si bien Infancia clandestina enfoca un tema que es propio de la Argentina, el hecho de que haya sido seleccionada para importantes festivales internacionales permite asegurar que se entiende en cualquier lado. ¿Esto puede ser un indicio importante para que sea tenida en cuenta por la Academia de Hollywood?

>T. B.: –Creo que es así por el enorme valor que tiene la obra como realización cinematográfica. Más allá del tema que aborda, es una película con un tratamiento extraordinario y con una profundidad que convoca permanentemente a la emoción del espectador. Y esto lo hace universal. Por lo que me cuentan y por lo que he visto de las experiencias en los festivales, favorece mucho a la visión que tenga la Academia cuando sea presentada allí. Es una película que tiene la virtud de que tocando algo esencialmente argentino y de un período muy particular de nuestra historia, se transforma en una obra universal.

Maximiliano Dubois: –Creo que sí, que se hilvana cada cosa y tiene pilares muy fuertes desde la producción, con el enorme camino recorrido de Luis, con un Oscar bajo el brazo. El nos marca el rumbo en la producción. Trabajamos fuerte para llegar a esta instancia. Hay una distribuidora internacional que se mueve bien. Hay una distribuidora estadounidense que al día siguiente que se eligió, la copia ya estaba allí para que la viera la Academia. Y eso está buenísimo.

L. P.: –Hay un dato buenísimo de la película que lo venimos contando: la capacidad de comunicación que tiene Infancia..., la capacidad de contacto emocional que tiene con todos los públicos, porque lo hemos visto en diferentes países. Y esa capacidad me parece que es un punto de partida muy importante. Uno diría: “Las películas se hacen para eso”. Pero está clarísimo que no todas. Hay largometrajes que son buenos objetos artísticos pero que no se comunican con la gente.

–¿Qué otras cualidades del film consideran que lo convirtieron en el representante argentino?

T. B.: –Por un lado, la gran calidad como obra cinematográfica, el tema que trata y cómo se conecta con el espectador, que es directamente emocional. Es de esas películas que uno ve en una tarde o en una noche, termina de verla y queda un poco atrapado en la butaca. Y cuando se levanta y sale, sigue caminando, y en los días sucesivos, lo acompaña. Pasa a ser parte de la vida de uno, de su imaginario. Uno reflexiona sobre aquellos tiempos. El trabajo de Natalia Oreiro es notable, cómo llena la pantalla con su luz es algo extraordinario, y cómo compone una joven de ese tiempo tan vibrante y tan particular de la Argentina. La película tiene todos estos atributos.

M. D.: –Coincido en que apunta a este lado emocional. Tuve la oportunidad de charlar con colegas, miembros de la Academia que la votaron, y ellos daban esa explicación. Recordemos que hubo excelentes películas este año, con las que estuvimos cabeza a cabeza, como El último Elvis y Elefante blanco, pero Infancia clandestina tiene ese plus emocional que uno no lo ve sólo representando una cuestión meramente productiva o un hecho cinematográfico en sí, sino que le toca en lo más hondo.

–Teniendo en cuenta que se han realizado numerosas películas sobre la dictadura, ¿cuál creen que es el mayor aporte de Infancia clandestina al tema?

T. B.: –Una nueva mirada, que sólo puede tener alguien como Benjamín; es decir, alguien de su generación y alguien que la vivió desde el lugar en que a él le tocó en su historia, en su vida. Esta experiencia personal genera esa nueva mirada que se expresa en la pantalla y es el valor fundamental que hasta ahora no había aparecido simplemente porque Benjamín pertenece a una nueva generación y es alguien con una experiencia personal.

L. P.: –Es la mirada de un hijo. A diferencia de las películas de nuestra generación, ésta es la mirada de un chico de esa generación. Esto es algo que están registrando mucho los chicos de la generación de Benjamín y de Maxi y, particularmente, los chicos que son hijos de desaparecidos: es una mirada desde ellos.

M. D.: –En palabras de Benjamín, pero que enorgullece a él y a todos nosotros, está el hecho de que las primeras personas en verla fueron Estela, las Abuelas y los nietos. Hicimos una función especial para ellos y lo abrazaban y le decían: “Al fin hay una película que es nuestra”. Y a efectos más fríos o de producción que vivimos en el desarrollo, cuando Benjamín tenía los primeros bocetos e íbamos a buscar colaboración en otros países o con otros productores locales, siempre estaba esa mirada de “¿Otra película más sobre la dictadura? Esto ya fue”. Y después de la lucha de Benjamín de haber podido hacer algo distinto, ahora que la ven dicen: “Ah, era distinto en serio”.

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“Hicimos una función especial para Abuelas y los nietos abrazaban a Avila y le decían: ‘Al fin hay una película que es nuestra’.”
Imagen: Sandra Cartasso
 
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