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Jueves, 13 de marzo de 2014

CINE › INSIDE LLEWYN DAVIS: BALADA DE UN HOMBRE COMúN, DE LOS HERMANOS COEN

El cantante folk que no fue Bob Dylan

Como antes el guionista de Barton Fink o luego el atribulado profesor judío de Un hombre serio, el protagonista del nuevo film de los Coen es un personaje kafkiano, un hombre solo, enfrentado a una serie de situaciones tan angustiantes como absurdas.

 Por Luciano Monteagudo

¿Qué habría pasado si aquella fría noche de invierno de 1961 el periodista de The New York Times que fue a escuchar la movida folk de un oscuro bar de Greenwich Village no hubiera reparado en un desconocido que cantaba con voz nasal apodado Bob Dylan y, en cambio, se hubiera entusiasmado con otro cantante y compositor casi tan ignoto, llamado Llewyn Davis? De hecho, la nueva película de los hermanos Joel y Ethan Coen –ganadora del Gran Premio del Jurado en el último Festival de Cannes– nunca llega a responder a esa pregunta, pero lo interesante de Inside Llewyn Davis es que la deja planteada. Y, mientras tanto, ofrece un pequeño, divertido, afilado retrato no sólo de ese personaje imaginario –que como tantos verdaderos quedó al margen de la historia y pasó al anonimato–, sino también de la fauna que rodeaba al movimiento folk de esos tiempos bohemios en el West Village, anteriores a la fama y al éxito económico que no tardarían en llegar, para algunos al menos.

Por supuesto, tratándose de los Coen, ese retrato tiene la marca de los hermanos marcada a fuego. El pobre Llewyn Davis (Oscar Isaac, en su primer protagónico absoluto, después de haber pagado derecho de piso en Hollywood con unos cuantos secundarios) no es solamente un simple perdedor, condenado a su mala suerte. Como antes fue el guionista de Barton Fink –la película que le valió a los Coen la Palma de Oro y el premio a la mejor dirección en Cannes 1991– o luego el atribulado profesor judío de Un hombre serio (2009), Llewyn parece más bien un personaje kafkiano, un hombre solo consigo mismo, enfrentado a una serie de situaciones tan complejas como absurdas.

Todo empieza con una paliza y un gato. “En realidad, la película no tiene trama ni una verdadera intriga, por eso incluimos el gato”, suelen desafiar a sus entrevistadores los hermanos Coen, con su habitual estilo burlón. El asunto es que a la salida de The Grey Bar (¿una alusión al auténtico Gerde’s Folk City donde fue descubierto Dylan?), un desconocido trompea a Llewyn sin que él sepa el motivo. Y a la mañana siguiente amanece en el departamento vacío de un matrimonio amigo, donde su único anfitrión es un gato. Que el gato se le escape a la calle será el primero de los problemas que deberá enfrentar Llewyn Davis, condenado a vagar por la ciudad sin un dólar, con un bolso y su guitarra a cuestas, y con la mujer de su mejor amigo (Carey Mulligan, Justin Timberlake) embarazada y reclamándole dinero para un aborto, porque dice que la responsabilidad, lamentablemente, es suya. Un improvisado viaje a Chicago, de polizón en el auto de un cocainómano al borde de la muerte (John Goodman, en el episodio menos logrado de la película) tampoco hará nada por mejorar su situación.

Que el film todo tenga una estructura circular y termine casi como empezó sugiere no tanto un flashback, sino más bien la idea de un mal sueño, de pesadilla, tan frecuente en el cine de los Coen. Y que aquí, en el marco de una estética esencialmente realista, se sugiere con unos pocos pero significativos elementos escenográficos ilógicos, como los agobiantes, ridículamente estrechos pasillos que Llewyn debe recorrer para pasar la noche en el sofá de alguno de los cuchitriles de sus amigos en el Village.

Tratándose de un film que tiene a la música en un lugar central, hay que agradecerles a los Coen dos cosas. En primer lugar, que casi todas las canciones –ya sean las de Llewyn o las de sus amigos– se escuchen completas, de comienzo a fin, algo infrecuente en un film de ficción, donde los temas musicales suelen funcionar como meros clips. Y la segunda es que la supervisión musical haya corrido por cuenta de T-Bone Burnett, un productor y compositor que inició su carrera justamente con Dylan y que ya había colaborado con los Coen en las estupendas bandas de sonido de El gran Lebowski y ¿Dónde estás hermano? ¿Qué más se puede pedir?

8-INSIDE LLEWYN DAVIS: BALADA DE UN HOMBRE COMUN

(Inside Llewyn Davis, EE.UU., 2014).

Guión, edición y dirección: Joel y Ethan Coen.

Fotografía: Bruno Delbonnel.

Duración: 104 minutos.

Intérpretes: Oscar Isaac, Carey Mulligan, John Goodman, Garrett Hedlund, Justin Timberlake, Alex Karpovsky, F. Murray Abraham.

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Oscar Isaac es Llewyn Davis, condenado a vagar por Nueva York sin un dólar, con un gato y su guitarra a cuestas.
 
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