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Jueves, 3 de septiembre de 2015

CINE › MAGIC MIKE XXL, DIRIGIDA POR EL ESTADOUNIDENSE GREGORY JACOBS

Innecesario regreso al mundo stripper

 Por Diego Brodersen

Ahora los strippers salen en plan road movie.

¿Era necesaria una secuela de Magic Mike? Probablemente no. Pero, al fin y al cabo, ¿cuántas secuelas innecesarias se filman por año? Lo cierto es que los chicos están de vuelta, ya sin Steven Soderbergh detrás de las cámaras. Aunque tal vez no sea tan así: si bien Magic Mike XXL fue dirigida por Gregory Jacobs, asistente de S. S. durante muchos años, el director de Sexo, mentiras y video no sólo produce sino que, bajo distintos seudónimos, tuvo a su cargo la fotografía y el montaje del film. “Me retiro pero no me retiro del todo”, a esta altura un clásico soderberghiano. ¿Viene más grande de tamaño esta vez? En principio, la duración de casi dos horas parece corroborarlo, aunque la comparación más interesante que puede hacerse respecto de la película original se relaciona con el tono y las pretensiones: si Soderbergh intentaba un típico relato de ascenso, caída y redención en el mundo de los strippers masculinos (perdón, male entertainers), esta versión recargada deja de lado cualquier atisbo de seriedad para lanzarse a la ruta de la comicidad y las emociones primarias. No, no las sexuales.

Porque los musculosos muchachones que integran el quinteto –ya sin el Dallas que encarnaba Matthew McConaughey, despachado a algún remoto lugar de Asia en un par de líneas de diálogo– son, esencialmente y antes que nada, un dechado de cariño y comprensión hacia el otro. Vamos, que deben ser los amigos más entrañables del cine reciente. Tal vez por eso Magic Mike (nuevamente Channing Tatum) abandona su nuevo trabajo alejado de los shorts ajustados y las lentejuelas y se suma, tres años más tarde, al show despedida que la troupe anda planeando llevar a cabo en una convención de strippers en Miami. En apenas quince minutos y luego de un baile unipersonal en el taller del fondo de su casa, Mike se sube a la pintarrajeada van del grupo (Scoo- by Doo tiembla de envidia) y así arranca la consabida road movie, con su encuentros, reencuentros, desencuentros, accidentes, peleas, reconciliaciones y demás condimentos, que incluyen papeles secundarios para Elizabeth Banks, Andie MacDowell como una viuda sureña a punto de caramelo y Jada Pinkett Smith como la reina de los chongos.

Magic Mike XXL es tan tiernamente boba que expulsa la posibilidad del enojo casi de entrada, aunque no así la del tedio. Con una estructura lábil que avanza por acumulación de escenas, convencional hasta la médula, la película alterna momentos de comicidad, secuencias de baile y puntos de concentración dramática, aunque ninguno de esos elementos logra la efectividad buscada. Los protagonistas ya no son, como en la original, personajes que representan arquetipos sobre las tablas sino esos mismos arquetipos encarnados: el blanquito tierno, el moreno caliente, el veterano resistente, etcétera, y para cada uno de ellos llegará su momento confesional. Para el grand finale, veinticinco (25) minutos de baile bultero en continuado, ideal para que lo vean los concursantes del programa de Tinelli y se roben alguna que otra idea.

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